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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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Desde la creación del Consejo Regional, en febrero de 1919, la población se sintió<br />

unida y organizada. Este sentimiento y el espíritu de solidaridad incitaron a los<br />

campesinos a plantearse otros problemas concretos de gran urgencia.<br />

Se comenzó a organizar por doquier los soviets locales libres, lo que, dadas las<br />

circunstancias, se realizó lentamente; los campesinos se atenían firmemente a esta<br />

idea, sintiendo que ella era la única base sana para la construcción de una verdadera<br />

comunidad libre.<br />

En seguida surgió el problema de unir, directa y sólidamente, a los campesinos y<br />

los obreros de las ciudades, unión que debía ser establecida, en opinión de aquéllos,<br />

directamente con las empresas y las organizaciones obreras mismas, fuera de los<br />

partidos políticos, de los organismos de Estado o de sus funcionarios intermediarios.<br />

Sentían ellos, intuitivamente que tal unión era indispensable para la consolidación y el<br />

desenvolvimiento ulterior de la Revolución. Por otra parte, el campesinado y los<br />

insurgentes advertían perfectamente que semejante unión entrañaría fatalmente la<br />

lucha con el partido gubernamental, que no renunciaría, por cierto, a su dominio sobre<br />

las masas. No se tomaba, sin embargo, demasiado en serio este peligro; se estimaba<br />

que, una vez unidos campesinos y obreros, podrían fácilmente decir: «¡Abajo las<br />

garras!» a todo poder político que intentara subyugarlos.<br />

De todos modos, la unión libre y directa de campesinos y obreros aparecía como<br />

el único medio natural y fecundo de realizar definitivamente la verdadera Revolución<br />

emancipadora y de eliminar todo elemento capaz de trabarla, desnaturalizarla o<br />

sofocarla. En tal sentido fue planteado, discutido y examinado por doquiera el problema<br />

de la unión con los obreros de las ciudades, hasta llegar a ser la voz de orden de toda<br />

la región insurreccional.<br />

Va de suyo que, en presencia de semejante mentalidad de la población y de las<br />

disposiciones tomadas en tal sentido por toda la región los partidos políticos, y en<br />

particular el comunista, no podrían esperar éxito alguno. Cuando los partidos políticos<br />

aparecían con sus programas y sus planes de organización estatista, se les acogía<br />

fríamente, con indiferencia y a menudo con cierta hostilidad, mofándose con frecuencia<br />

de sus militantes y agentes como de entremetidos, con despropósitos, en asuntos de<br />

los demás. <strong>La</strong>s autoridades comunistas que se infiltraban en la región, adoptando poses<br />

de amos, eran recibidas como elementos extraños e inoportunos, haciéndoles<br />

comprender francamente que se les tenía por intrusos e impostores.<br />

Al principio, los bolcheviques confiaban superar esta resistencia pasiva. Con la<br />

absorción del ejército majnovista en el Ejército Rojo, que ellos esperaban, tendrían las<br />

manos libres para reducir a su merced a la población. Mas pronto se percataron de que<br />

esta esperanza era infundada. <strong>La</strong> masa campesina de la región nada quería saber de los<br />

representantes gubernamentales bolcheviques. Los ignoraba, los boicoteaba; aun, a<br />

veces, los maltrataba. En un punto y otro y otro, los campesinos armados comenzaron<br />

a expulsar de sus aldeas a las comisiones extraordinarias (la Cheka). En Guliai-Polie,<br />

los comunistas ni siquiera se atrevieron a establecer una institución cualquiera. En otros<br />

lugares, las tentativas de implantar tal o cual administración comunista provocaron<br />

choques sangrientos entre la población y las autoridades, cuya situación se hacía<br />

extremadamente penosa en la región. En cuanto al ejército majnovista, era intratable.<br />

Los bolcheviques emprendieron entonces una lucha organizada y metódica contra<br />

la majnovschina como idea y como movimiento social.<br />

Como de costumbre, la prensa fue la primera en entrar en campaña. Por órdenes<br />

de arriba se dio a criticar el movimiento majnovista, tachándolo de movimiento de<br />

campesinos ricos (kulaks) y de contrarrevolucionarias a sus ideas y palabras de orden,<br />

y condenando su actividad como nociva a la Revolución. Amenazas directas contra los<br />

guías del movimiento comenzaron a aparecer, con creciente insistencia, en los diarios,<br />

los discursos y las órdenes de las autoridades centrales. Bien pronto la región fue<br />

prácticamente bloqueada. En ciertos lugares, las autoridades comunistas establecieron<br />

barreras, de modo que los militantes revolucionarios que se dirigían a Guliai-Polie o<br />

volvían de ella, eran arrestados en el camino y, a menudo, desaparecían. Y acto<br />

continuo, el aprovisionamiento del ejército insurreccional fue considerablemente<br />

reducido.<br />

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