08.05.2013 Views

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

instituciones normales, útiles, aceptables. Semejante pregunta no les acudía al espíritu.<br />

Y si alguien se la formulaba, empezaba –y muy a menudo terminaba- por ser<br />

comprendido.<br />

(En el curso de la revolución, las masas devenían, intuitivamente, de vez en vez<br />

más anarquizantes. Pero les faltaba la conciencia y los conocimientos anarquistas. Y<br />

también el tiempo para compenetrarse de ellos.)<br />

2.- Este prejuicio estatista, casi innato, debido a una evolución y un ambiente<br />

milenarios, devenido por ello una segunda naturaleza, fue confirmado en seguida por<br />

toda la prensa, incluso la de los partidos socialistas (habida cuenta de que en Rusia la<br />

literatura anarquista se reducía a algunos folletos y volantes clandestinos).<br />

<strong>La</strong> juventud rusa avanzada leía una literatura que invariablemente presentaba el<br />

socialismo en el aspecto estatista. Marxistas y antimarxistas discutían entre sí, pero<br />

para unos y otros el Estado seguía siendo la base indiscutible de toda sociedad<br />

moderna.<br />

Jamás las jóvenes generaciones rusas se representaron al socialismo sino<br />

encuadrado en el estatismo. Salvo raras excepciones individuales, la concepción<br />

anarquista les era desconocida hasta los acontecimientos de 1917. No sólo la prensa,<br />

sino toda la educación, y en todo tiempo, tuvieron carácter estatista.<br />

3.- Por tales razones los partidos socialistas, incluidos los bolcheviques, pudieron<br />

disponer, desde el comienzo mismo de la Revolución, cuadros importantes de militantes<br />

dispuestos a la acción.<br />

Los miembros de los partidos socialistas moderados eran ya relativamente<br />

numerosos en Rusia, lo que fue una de las causas del éxito de los mencheviques y de<br />

los socialistas revolucionarios de derecha. En cuanto a los bolcheviques, se encontraban<br />

en gran parte en el extranjero, pero todos volvieron rápidamente y se pusieron<br />

inmediatamente a la obra.<br />

Comparados con las fuerzas socialistas y bolcheviques, que actuaban en Rusia<br />

desde el comienzo de la revolución, en vasta escala y de manera organizada, cerrada y<br />

de masas, los anarquistas no eran entonces sino un pequeño puñado sin influencia.<br />

(No se trata sólo del número. Negadores de los medios y los fines políticos, los<br />

anarquistas, lógicamente, no forman un partido político artificialmente disciplinado con<br />

la mira de la conquista del poder. Se organizan, por libre disciplina, en grupos de<br />

propaganda o de acción social y después en asociaciones o federaciones. Esta forma de<br />

organización y de acción contribuye a colocarlos provisoriamente en inferioridad frente<br />

a los partidos políticos. Esto por nada los descorazona, ya que trabajan para el día en<br />

que el pueblo comprenda, por la fuerza de las cosas, acompañada de una propaganda<br />

explicativa y educativa, la verdad vital de su concepción, y se decida a realizarla.)<br />

Recuerdo que al llegar del extranjero a Petrogrado en los primeros días de julio de<br />

1917 me sorprendió la cantidad impresionante de carteles bolcheviques que anunciaban<br />

reuniones y conferencias en todas las esquinas de la capital y sus suburbios, en salas<br />

públicas, en fábricas, etc. No vi un solo cartel anarquista. Supe también que el partido<br />

bolchevique publicaba, en la capital y fuera de ella, diarios de gran tirada, y que<br />

contaba por doquiera, en lugares de trabajo y en el ejército, núcleos importantes e<br />

influyentes. Comprobé, al par, con amarga decepción, la falta de un periódico<br />

anarquista en Petrogrado, así como de toda propaganda oral. Cierto es que existían<br />

algunas agrupaciones anarquistas y que también había en Kronstadt (v. Libro III,<br />

capítulo I) algunos anarquistas activos cuya influencia se hacía sentir. Pero eso no<br />

bastaba para una propaganda eficaz, llamada no sólo a divulgar una idea casi<br />

desconocida, sino también a contrarrestar la poderosa propaganda y la acción<br />

Estado, forman un Gobierno, quiérase o no. ¡Y pretenden aún que discutimos sobre palabras! Se incurre aquí<br />

en el mismo error. El gobierno político y coercitivo de un Estado político es una cosa; un cuerpo de<br />

animadores, de organizadores, de administradores o de directores técnicos, profesionales o no,<br />

indispensables para el funcionamiento coordinado de las asociaciones y federaciones, etc., es otra cosa.<br />

¡No juguemos, pues, con las palabras para no dar la impresión de discutir sobre palabras! Seamos claros y<br />

francos. ¿Admitimos, sí o no, que un Estado político, dirigido por un Gobierno representativo, puede<br />

encuadrar una verdadera sociedad futura? Si sí, no se es anarquista. Si no, ya se lo es en buena parte.<br />

¿Admitimos, sí o no, que un Estado político, etc., pueda servir de transición hacia el verdadero socialismo? Si<br />

sí, no se es anarquista. Si no, se es anarquista.<br />

68

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!