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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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El Comité revolucionario exhorta a la población a no inquietarse en caso de tiroteos. <strong>La</strong><br />

calma y la sangre fría nos aportarán la victoria.<br />

El Comité <strong>Revolucion</strong>ario Provisional.<br />

Ya hemos extraído casi cuanto hay de interesante en el número 3, del 5 de marzo,<br />

salvo las notas, declaraciones e informaciones habituales, renovadas en cada número.<br />

Sólo agregaremos, pues, esto:<br />

En Kronstadt reina completo orden. Todas las instituciones funcionan normalmente. <strong>La</strong>s<br />

calles están animadas. No se ha oído un tiro en tres días.<br />

El número 4, del 6 de marzo, ha sido casi enteramente citado (salvo lo mismo que<br />

se señala respecto al número 3). Con todo, creemos útil reproducir el editorial:<br />

<strong>La</strong>s callosas manos de los marinos y los trabajadores de Kronstadt han arrancado el<br />

gobierno de manos de los comunistas y se han posesionado del timón.<br />

<strong>La</strong> nave del verdadero poder soviético será conducida de manera segura hacia<br />

Petrogrado, de donde este poder de las manos callosas ha de extenderse a la desdichada<br />

Rusia.<br />

¡En guardia, camaradas! Decuplicad vuestra vigilancia, porque la ruta está sembrada de<br />

escollos: un imprudente golpe de timón y vuestra nave con su carga tan preciosa para vosotros<br />

–la de la construcción social- puede encallar.<br />

¡Ojo al timón, camaradas! Los enemigos quieren apoderarse de él. Si nos lo arrancan,<br />

por una falta nuestra, nuestra nave se hundirá ante la risa triunfal de los lacayos zaristas y de<br />

los servidores de la burguesía.<br />

En este momento os regocijáis, camaradas, de la gran victoria pacífica sobre la dictadura<br />

de los comunistas. Pero también vuestros enemigos se regocijan. <strong>La</strong>s razones de uno y otro<br />

regocijo son, naturalmente, opuestas. A vosotros os anima el deseo ardiente de restablecer el<br />

verdadero poder de los soviets, la noble esperanza de ver al obrero practicar un trabajo libre y<br />

al campesino gozar del derecho de disponer, en su tierra, del producto de su trabajo. Ellos, por<br />

el contrario, sueñan en restablecer el knout (látigo ruso) del zarismo y los privilegios de los<br />

generales.<br />

Diferentes son vuestros intereses. Ellos no pueden ser, pues, vuestros compañeros de<br />

ruta.<br />

Necesitáis desembarazaros del poder de los comunistas para dedicaros al trabajo creador<br />

y la construcción pacífica. Ellos quieren voltear ese poder para que los obreros y los<br />

campesinos vuelvan a ser sus esclavos.<br />

Vosotros buscáis la libertad. Ellos quieren encadenaros a su modo.<br />

¡Permaneced vigilantes! No dejéis que lobos, bajo piel de cordero, se aproximen al timón.<br />

Editorial del número 6, del 8 de marzo:<br />

El mariscal Trotski amenaza a toda Kronstadt, libre y revolucionaria, rebelada contra el<br />

absolutismo de los comisarios comunistas.<br />

Los trabajadores que han derribado el vergonzoso yugo de la dictadura del Partido<br />

Comunista, están amenazados, por esta nueva clase de Trepov 71 , de aplastamiento militar.<br />

Promete bombardear a la pacífica población de Kronstadt, repitiendo la orden del otro: «¡No<br />

ahorrar balas!» Ha de tenerlas en cantidad para los marinos, los obreros y los soldados rojos<br />

revolucionarios. Porque él, el dictador de la Rusia soviética violada por los comunistas, se<br />

desentiende del todo de la suerte de las masas laboriosas, por ser lo esencial que el poder<br />

permanezca en manos de su partido. Y tiene el tupé de hablar en nombre de la Rusia soviética<br />

y prometer gracia. Él, el sanguinario Trotski, jefe de los cosacos comunistas que derraman sin<br />

piedad torrentes de sangre por el bien del absolutismo del partido; él, el sofocador de todo<br />

espíritu libre, tiene la osadía de emplear semejante lenguaje con los de Kronstadt, que<br />

sostienen con firmeza y audacia la bandera roja.<br />

Los comunistas esperan restablecer su absolutismo al precio de la sangre de los<br />

trabajadores y de los sufrimientos de sus familias en rehén. Pretenden obligar a los marinos,<br />

los obreros y los soldados rojos rebelados a tenderles de nuevo la cerviz. Sueñan instalarse<br />

71 Alusión a F. Trepov, uno de los más feroces generales de Nicolás II, de quien se hizo famosa su orden a<br />

las tropas en ocasión de los tumultos de 1905: «¡No ahorrar balas!»<br />

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