La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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«soviéticas» en general, basta recorrer regular y atentamente la crónica cotidiana, las<br />
correspondencias locales y otras noticias semejantes de los periódicos rusos.<br />
En cuanto a la igualdad de los sexos, principio practicado desde hacía mucho<br />
tiempo en los medios avanzados rusos, los bolcheviques, naturalmente, lo admitieron.<br />
Pero igual que otras bellas tesis sociales o morales, ésta ha sido falsificada, a su vez, a<br />
causa de la desviación general de la Revolución. Concretamente, se trata en la U.R.S.S.<br />
de una igualdad en el trabajo y no en los salarios. <strong>La</strong> mujer trabaja tanto como el<br />
hombre, pero su retribución es menor. De lo que se deduce que esta igualdad permite<br />
al Estado explotar a la mujer más aún que al hombre.<br />
3.- <strong>La</strong> religión. Se pretende que el bolchevismo triunfó sobre los prejuicios<br />
religiosos. Es un error más, cuya fuente está también en la ignorancia de los hechos<br />
concretos.<br />
Por el terror, el gobierno bolchevique logró suprimir por un tiempo el culto público<br />
de la religión. En cuanto al sentimiento religioso, lejos de haberlo extirpado, lo ha<br />
hecho, por el contrario, a despecho de su propaganda, más intenso en unos o<br />
simplemente transformado en otros.<br />
Agreguemos que ya antes de la Revolución, sobre todo desde 1905, el sentimiento<br />
religioso declinaba en las masas populares, lo que no dejó de inquietar seriamente a los<br />
popes y las autoridades zaristas. El bolchevismo llegó más bien a reavivarlo bajo otras<br />
formas.<br />
<strong>La</strong> religión desaparecerá no por el terror, no tanto por la propaganda, sino por la<br />
efectiva consecución de la Revolución social, con sus felices consecuencias. <strong>La</strong> simiente<br />
antirreligiosa arrojada en el fértil terreno que esa revolución abone dará esplendida<br />
cosecha.<br />
Ya nos hemos ocupado de las realizaciones sociales. No insistiremos, pues.<br />
Se me objeta a menudo que el gobierno bolchevique ha hecho cuanto ha podido<br />
para satisfacer tal o cual necesidad y que no es por su culpa si tales esfuerzos no han<br />
sido coronados por el éxito total.<br />
Justamente: cuanto más sea demostrada la buena voluntad del gobierno<br />
bolchevique, tanto más claro será que la verdadera Revolución social y el verdadero<br />
socialismo no pueden ser realizados por el sistema gubernamental y estatista.<br />
«El gobierno bolchevique ha puesto toda su buena voluntad», se nos afirma. No<br />
digo lo contrario. Pero el problema no es ése. No se trata de saber si el gobierno ha<br />
querido o no hacer esto o aquello. Se trata de saber si lo ha logrado. Ahí, solo ahí, está<br />
la cosa.<br />
Cuanto más se pruebe que un gobierno no ha logrado lo que se propuso a pesar<br />
de toda su buena voluntad, tanto más claro resultará que un gobierno no puede<br />
lograrlo.<br />
«El gobierno no pudo hacer más.» Pero, entonces, ¿por qué ha impedido el intento<br />
de otros elementos? Si él se sentía impotente, no tenía derecho alguno a imposibilitar la<br />
obra de otros. ¿Quién sabe lo que otros habrían podido hacer y realizar?<br />
¿Por qué el gobierno no ha tenido éxito? «El estado atrasado del país se lo ha<br />
impedido.» «<strong>La</strong>s masas, atrasadas, no estaban predispuestas.» Mera conjetura, pues<br />
voluntariamente se ha impedido a las masas actuar. Es como sorprenderse de que<br />
alguien, a quien se le ha trabado los pies, no pueda marchar.<br />
«Los demás elementos de izquierda no han querido acompañar a los<br />
bolcheviques.» Lo cierto es que esos elementos no han querido plegarse ciegamente a<br />
las órdenes y exigencias bolcheviques que ellos consideraban nefastas. Y por ello se les<br />
ha impedido expresar su opinión y actuar.<br />
«El cerco capitalista…»<br />
Justamente: el cerco capitalista ha podido trabar la acción y hacer degenerar la<br />
libre acción de millones de hombres, dispuestos, como lo hemos visto, a realizar, en<br />
prodigioso impulso, la Revolución social.<br />
Hablar de una «traición de la Revolución», como lo hace Trotski, es una<br />
explicación que está por debajo no sólo de toda concepción marxista o materialista,<br />
sino también del más elemental sentido común. ¿Cómo fue posible tal «traición»<br />
después de tan bella y completa victoria revolucionaria? Esa es la cuestión.<br />
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