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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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Reflexionando sobre ello, examinando de cerca las cosas, el menos iniciado<br />

comprenderá que esta pretendida traición no ha caído del cielo; que fue la consecuencia<br />

material y rigurosamente lógica del modo de ser conducida la revolución.<br />

Los resultados negativos de la Revolución rusa no fueron sino consecuencia de<br />

cierto progreso. Y el régimen estaliniano no es sino la resultante fatal de los<br />

procedimientos aplicados por Lenin y Trotski mismos. Lo que éste llama traición es en<br />

realidad el ineluctable efecto de una lenta degeneración debida a falsos métodos.<br />

Justamente: el procedimiento gubernamental y estatista conduce a la traición,<br />

esto es, al fracaso que posibilita la traición, aspecto detonante de este fracaso.<br />

Distintos procedimientos habrían determinado otros efectos.<br />

En su ciega parcialidad, o más bien en su inconcebible hipocresía, Trotski incurre<br />

en la más trivial de las confusiones, imperdonable en él: confundir los efectos con las<br />

causas. Engañándose vulgarmente (o fingiendo más bien engañarse, a falta de otros<br />

medios para defender su tesis), toma el efecto, la traición de Stalin, por la causa. Error,<br />

o más bien maniobra, que le permite soslayar el problema esencial: ¿cómo fue posible<br />

el estalinismo?<br />

«Stalin ha traicionado la Revolución… 50 » ¡Qué simple! Aun demasiado simple para<br />

dar explicación de nada. <strong>La</strong> explicación está, sin embargo, bien señalada: el estalinismo<br />

fue la consecuencia natural del fracaso de la verdadera Revolución, y no inversamente;<br />

y tal fracaso fue el fin natural de la ruta falsa en que el bolchevismo la empeñó. Dicho<br />

de otro modo: la degeneración de la Revolución extraviada y perdida trajo a Stalin, no<br />

Stalin quien hizo degenerar la Revolución.<br />

Agreguemos que, aunque enfermo, el organismo revolucionario habría podido<br />

resistir victoriosamente mediante una libre actividad de las masas, pero durante mucho<br />

tiempo los bolcheviques, guiados por Lenin y Trotski, las habían privado de todo medio<br />

de autodefensa contra el mal, que acabó fatalmente por invadirlo por entero y perderlo.<br />

<strong>La</strong> traición fue posible porque las masas laboriosas no reaccionaron contra su<br />

preparación ni contra su cumplimiento. Y las masas no reaccionaron porque, totalmente<br />

subyugadas por sus nuevos amos, perdieron rápidamente el sentido de la verdadera<br />

Revolución y todo espíritu de iniciativa, de libre acción, de reacción vital. Maniatados,<br />

sometidos, dominados, ellas sentían la inutilidad -¿qué digo?-, la imposibilidad de toda<br />

resistencia. Trotski participó personalmente en la faena de hacer renacer en las masas<br />

este espíritu de ciega obediencia, esta sombría indiferencia ante todo lo que pasa<br />

arriba. Y en eso sí tuvieron éxito los jefes. <strong>La</strong> masa fue aplastada para mucho tiempo.<br />

Desde entonces, todas las traiciones se hicieron posibles.<br />

Juzgue, pues, el lector, tras cuanto va dicho, sobre las realizaciones bolcheviques.<br />

50 Una leyenda muy difundida por los trotskistas, sino leer la novela de George Orwell «Rebelión en la<br />

granja». (N. del Aullido.)<br />

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