La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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CAPITULO IX<br />
EL TRUCO DE LAS «DELEGACIONES».<br />
El procedimiento especial de confundir la razón, en gran escala, fue aplicado por<br />
los soviets a las delegaciones extranjeras u obreras.<br />
El hecho es conocido. Uno de los argumentos poderosos de los bolcheviques para<br />
desmentir las revelaciones desfavorables consiste en invocar el testimonio de las<br />
delegaciones enviadas a Rusia por algunas organizaciones, fábricas o instituciones de<br />
diversos países. Tras unas semanas de permanencia en el país del socialismo, los<br />
delegados, con muy raras excepciones, califican de patrañas, mentiras y calumnias todo<br />
lo que se dice en el extranjero contra ese régimen.<br />
Al principio, esta trampa de las delegaciones era infalible. Más tarde perdió su<br />
eficacia y, desde hace tiempo, fue casi abandonada. Además, los acontecimientos se<br />
precipitan, y este pequeño juego ya no sirve. Y se ha comprendido que, en las<br />
condiciones especiales, los delegados no pueden en modo alguno ver la realidad,<br />
aunque sean sinceros e imparciales. Un programa de permanencia estricta y rápida,<br />
bien determinado y calculado anticipadamente, les es impuesto desde su llegada. No<br />
conociendo ni la lengua, ni las costumbres, ni la vida real de la población, son<br />
ayudados, o mejor manejados, por guías e intérpretes gubernamentales, quienes les<br />
cuentan y les muestran lo ya preparado, no quedándoles medio alguno de aproximarse<br />
a la gente y estudiar objetiva y ampliamente su existencia.<br />
Esta preparación anticipada ya es más o menos conocida, pero existe un hecho<br />
que sigue siendo desconocido del público y que, no obstante, es muy significativo sobre<br />
el estado real de lo que sucede en Rusia.<br />
El Comité de Secours ya citado, algunas organizaciones sindicales 32 y también<br />
algunas individualidades militantes conocidas, entre ellas el lamentado Erich Muhsam,<br />
en Alemania, y Sébastien Faure, en Francia, propusieron al gobierno bolchevique, en<br />
varias ocasiones, que dejase entrar en Rusia a una verdadera delegación, formada<br />
contada independencia y compuesta de militantes de diferentes tendencias, incluso<br />
comunistas, bajo estas condiciones: primera, permanencia libre e ilimitada hasta que la<br />
misma delegación considere terminada su investigación; segunda, facultad para visitar<br />
cualquier lugar que la delegación misma juzgue indispensable al interés de su<br />
conocimiento, incluso las prisiones, los lugares de destierro, etc.; tercera, derecho a<br />
publicar los hechos, las impresiones y las conclusiones en la prensa de avanzada en el<br />
extranjero; y cuarta, disponer de un intérprete elegido por la misma delegación.<br />
Aceptar tal propuesta y sus condiciones era del propio interés el gobierno, si fuera<br />
en verdad sincero y nada tuviese que disimular u ocultar las realidades inconfesables.<br />
Un informe favorable y aprobador de tal delegación habría terminado con todo<br />
equívoco. Cualquier gobierno socialista, obrero y campesino (suponiendo que pueda<br />
haberlo), habría accedido con gran satisfacción a este esclarecimiento, y hasta deseado<br />
y sugerido y reclamado, ya que las conclusiones serían decisivas e irrefutables en su<br />
favor.<br />
Pero el gobierno se hizo sistemáticamente el sordo. Se comprende que la<br />
desaprobación de una delegación imparcial también hubiese sido fulminante para el<br />
prestigio del gobierno soviético, su sistema todo y su causa.<br />
Y como nadie se agitaba en el extranjero, los enterradores de la revolución podían<br />
dormir a pierna suelta y desdeñar las tentativas de hacerles declarar la terrible verdad:<br />
la quiebra de la Revolución a consecuencia de sus procedimientos. Los ciegos de<br />
ocasión y los vendidos de todos los países eran comparsas valiosos en la trágica farsa.<br />
32 Entre ellas la CNT española. (N. del Aullido.)<br />
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