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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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Pero sus auxiliares no le dejaron. Es su prisionero. Él debe calumniar como ellos. Por lo<br />

demás, toda la política del partido está afectada por la acción de Kronstadt. Porque Kronstadt<br />

exige no «la libertad de comercio», sino el verdadero poder de los soviets.<br />

En el mismo número aparece una severa filípica contra Zinoviev:<br />

VANAS ESPERANZAS<br />

Pravda de Petrogrado del 11 de marzo trae una carta de Zinoviev a los camaradas sin<br />

partido.<br />

Este desvergonzado pillo se lamenta de que los obreros comunistas son cada vez más<br />

raros en las fábricas de Petrogrado. Y concluye que «los comunistas deben atraer a toda costa<br />

a la obra soviética a las obreras y obreros sin partido».<br />

Que el número de los comunistas haya disminuido considerablemente en las fábricas es<br />

cosa natural; todo el mundo huye del partido de los traidores. Y es igualmente natural que los<br />

chekistas se esfuercen en domesticar a los obreros sin partido por todos los medios, sobre todo<br />

arrastrándoles a la ciénaga de la colaboración con los comunistas.<br />

«Comencemos, pues, con orden y método –escribe este provocador-, a atraer<br />

sistemáticamente al trabajo a los sin partido.»<br />

Pero ¿qué obrero honesto querrá adherir a esta banda de pillos, comisarios y chekistas?<br />

Los obreros comprenden de sobra que estos gendarmes de nuevo estilo procuran sofocar<br />

las murmuraciones de la masa laboriosa y adormecer su vigilancia mediante concesiones, para<br />

poder, llegada la ocasión, apretar aún más el torniquete. Bien ven los obreros de qué modo son<br />

tratados en estos momentos, en Kronstadt, sus camaradas sin partido.<br />

«Últimamente hemos tenido –plañe Zinoviev- un grave malentendido con la usina Báltica.<br />

Pero si ella cumple, la primera, el plan trazado, dando así ejemplo a las demás, muchos errores<br />

le serán perdonados.»<br />

El provocador se ha traicionado, ahí, a sí mismo. En efecto, hace unos días apenas que<br />

los comunistas aseguraban a los obreros de Kronstadt, por sus transmisiones radiofónicas, que<br />

todo marchaba a maravilla en Petrogrado y que la usina Báltica trabajaba normalmente. Y he<br />

aquí que ahora aparecen «graves malentendidos» y una invitación a dar el ejemplo «a otras<br />

usinas». ¿Pasa, pues, algo también en «otras usinas»? Pero ¿Zinoviev nos engañaba entonces<br />

o nos engaña ahora?<br />

A fin de congraciarse con los obreros de la Báltica, los comunistas les prometen todos los<br />

bienes de la tierra: «Pondremos a obreros en los puestos actualmente más importantes: en el<br />

aprovisionamiento, en los combustibles, en el control de las instituciones, etc. Daremos a los<br />

obreros sin partido los medios de participar más activamente, por conducto de sus delegados,<br />

en la adquisición, con oro, de productos alimenticios en el extranjero, para permitirles a los<br />

obreros de Petrogrado pasar al período difícil. Entablaremos enérgica lucha contra la burocracia<br />

en nuestros establecimientos. Nos criticaremos y reprenderemos un poco unos a otros, pero en<br />

cuanto a lo principal, lo esencial, acabaremos siempre por entendernos.»<br />

Así canta ahora Zinoviev, acariciante y dulcemente. Se necesita dirigir a los obreros<br />

palabras melosas para adormecerlos y apartar su atención de los cañonazos disparados contra<br />

sus hermanos de Kronstadt.<br />

¿Por qué los comunistas no han hablado de ello hasta ahora? ¿Por qué no han obrado de<br />

ese modo en el curso de su reinado, que dura desde hace casi cuatro años?<br />

Muy sencillo: ellos no podían hacerlo antes. Tampoco lo podrán ahora. Conocemos el<br />

valor de sus promesas y aun el de sus contratos («pedazos de papel»).<br />

No; el obrero no venderá su libertad y la sangre de sus hermanos por todo el oro del<br />

mundo. Que Zinoviev abandone, pues, el vano proyecto de «entenderse».<br />

Ahora los hermanos de Kronstadt se han levantado para defender la verdadera libertad,<br />

los obreros no tienen sino una única respuesta para los comunistas: provocadores y verdugos,<br />

dejad pronto el Poder, mientras os sea todavía posible largaros. ¡No os acunéis en vanas<br />

esperanzas!<br />

De un llamamiento del Comité <strong>Revolucion</strong>ario Provisional contenido en el mismo<br />

número, reproducimos el siguiente pasaje:<br />

Al apoderarse del Poder, el Partido Comunista os prometió el bienestar.<br />

Pero ¿qué vemos?<br />

Hace tres años se nos decía: «Podréis anular la representación de vuestros delegados y<br />

proceder a nuevas elecciones del soviet cuando queráis.»<br />

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