La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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Oranienbaum, 11 de marzo. Se ha confirmado que en Kronstadt los marinos reaccionan<br />
contra los amotinados.<br />
Oranienbaum, 12 de marzo. Ayer se ha visto a hombres deslizarse sobre el hielo de<br />
Kronstadt hacia Finlandia. E igualmente se ah observado a otros dirigirse de Finlandia a<br />
Kronstadt. Esto pone fuera de duda los vínculos entre ambas.<br />
Oranienbaum, 13 de marzo. Los pilotos rojos que ayer sobrevolaron Kronstadt comunican<br />
que no se ve casi a nadie en las calles. Se ha observado la ausencia de todo servicio de guardia<br />
o de enlace y la interrupción de las comunicaciones personales con Finlandia.<br />
Oranienbaum, 14 de marzo. Los desertores de Kronstadt comunican que la moral de los<br />
marinos ha decaído muchísimo. Los jefes ya no son admitidos en el servicio de artillería, de lo<br />
que se encargan los oficiales que detentan el poder real. Los marinos son eliminados de casi<br />
todos los lugares.<br />
Tiroteos en Kronstadt.- Según informes recibidos hoy, ha habido intenso tiroteo en<br />
Kronstadt. Se oyen estampidos de fusiles y ametralladoras. Es de suponer que se trata de una<br />
revuelta.<br />
Sin dejar de acusar mentirosamente a los de Kronstadt de excesos y violencias,<br />
los bolcheviques incurren en ellos, colmando toda infamia. En el editorial del número 3<br />
de Izvestia, del 5 de marzo, se dice:<br />
Desde hace tres días Kronstadt se ha desembarazado del terrible poder de los<br />
comunistas, como hace cuatro años lo hizo del poder del Zar y de sus generales.<br />
Desde hace tres días, los ciudadanos de Kronstadt respiran libremente, librados de la<br />
dictadura del partido. Los jefes comunistas de Kronstadt se han puesto a salvo<br />
vergonzosamente, como chiquillos sorprendidos en falta. Temían por su pellejo, suponiendo<br />
que el Comité <strong>Revolucion</strong>ario Provisional recurriría a los métodos preferidos de la Cheka: la<br />
muerte. ¡Vanas aprensiones! Nuestro Comité no práctica la venganza, ni amenaza a nadie.<br />
Todos los comunistas de Kronstadt están en libertad. Ningún peligro les amenaza. Sólo<br />
los que intentan huir y caen en poder de nuestras patrullas son arrestados. Y aun esto<br />
representa una mayor seguridad para ellos, puestos al reparo de la eventual venganza de la<br />
población tentada de hacerles pagar el Terror Rojo. <strong>La</strong>s familias de los comunistas están fuera<br />
de todo peligro, como lo están todos los ciudadanos.<br />
¿Y cuál es, frente a esta actitud nuestra, la de los comunistas?<br />
En los volantes que ayer arrojaron de un avión, anuncian que numerosas personas, que<br />
no tienen vinculación alguna con los acontecimientos de Kronstadt, han sido arrestadas. Y, peor<br />
aún, sus familiares mismos han sido puestos en prisión.<br />
El Comité de Defensa, dice el volante, declara que todos estos prisioneros lo son como<br />
rehenes, por los camaradas arrestados por los amotinados de Kronstadt, especialmente el<br />
comisario de la flota báltica, N. Kuzmin, el presidente del soviet de Kronstadt, camarada<br />
Vasiliev y otros más. Los rehenes pagarán con su vida el menor daño sufrido por los nuestros.<br />
Así termina su proclama el Comité de Defensa. Es la rabia de los impotentes.<br />
Este acto de torturar familias inocentes, no agregará nuevos laureles al renombre de los<br />
camaradas comunistas. Y, de todos modos, no es con semejantes medios que podrán retomar<br />
el poder que los obreros, marinos y soldados rojos de Kronstadt les han quitado.<br />
Kronstadt respondió a la abominable amenaza por un radiotelegrama, reproducido<br />
en el número 5 de Izvestia, del 7 de marzo:<br />
En nombre de la guarnición de Kronstadt, el Comité <strong>Revolucion</strong>ario Provisional exige que<br />
las familias de los obreros, marinos y soldados rojos detenidas como rehenes por el soviet de<br />
Petrogrado sean puestas en libertad en el plazo de veinticuatro horas.<br />
<strong>La</strong> guarnición de Kronstadt declara que los comunistas gozan en Kronstadt de plena<br />
libertad y que sus familias están absolutamente fuera de peligro. El ejemplo del soviet de<br />
Petrogrado no será seguido aquí, pues consideramos esos métodos –la detención de rehenes-<br />
como los más viles e infames, aunque ellos sean provocados por la rabia de la desesperación.<br />
Petrichenko, presidente del Comité; Kilgast, secretario.<br />
De manera general, el Comité de Defensa de Petrogrado violentaba a la ciudad,<br />
inundada de tropas de las provincias, bajo el régimen de terror del estado de sitio.<br />
Tomó medidas sistemáticas para «limpiar al ciudad»: numerosos obreros, soldados y<br />
marinos sospechosos de simpatía por Kronstadt fueron apresados; todos los marinos de<br />
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