08.05.2013 Views

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

de algunos de cuyos distritos habían venido delegaciones campesinas a pedirme que pasara por<br />

ellos.<br />

En el trayecto, mis tropas -es decir, las de Petrenko, consistentes en 1.500 jinetes y dos<br />

regimientos de infantería- fueron detenidas y cercadas por fuertes divisiones bolcheviques.<br />

Tuve que dirigir nuevamente los movimientos del contraataque. Nuestros esfuerzos fueron<br />

coronados por el éxito: derrotamos por completo al enemigo, haciendo numerosos prisioneros<br />

y apoderándonos de armas, cañones, municiones y cabalgaduras. Pero a los dos días fuimos<br />

atacados por tropas frescas y muy valerosas.<br />

He de decirte que estos combates diarios habituaron a nuestros hombres a hacer caso<br />

omiso de su vida, a tal punto que hazañas de heroísmo extraordinario, sublime, ni de lejos<br />

comparable al coraje más elevado, se hicieron hechos corrientes. Al grito de: «¡Vivir libres o<br />

morir combatiendo!» se arrojaban a la lucha, arrollando a un enemigo muy superior y<br />

poniéndolo en fuga.<br />

En el curso de nuestro contraataque, temerario hasta la locura, una bala me atravesó el<br />

muslo y penetró en el bajo vientre, cerca del apéndice, desmontándome. Este incidente frustró<br />

nuestro contraataque, determinando un repliegue, por haber sido cortado el impulso de<br />

nuestras tropas a causa del grito de uno de los nuestros, poco experimentado, sin duda 105 :<br />

«¡Batko está muerto!» Se me transportó, por unas doce verstas, en un vehículo, antes de<br />

hacerme cura alguna, y perdí sangre en abundancia. Permanecí tendido sin conocimiento a<br />

cuidado de Leo Zinkovsky. Era el 14 de marzo. El 15, a la noche, recobré los sentidos, y me<br />

encontré rodeado por todos los comandantes de nuestro ejército y los miembros del estado<br />

mayor, Belach al frente, que me pedían firmara la orden de enviar destacamentos de 100 y<br />

200 hombres al encuentro de Kurilenko. Kozhin y otros que dirigían el movimiento<br />

insurreccional en diversos distritos. Querían que yo me retirase, con un regimiento, a un lugar<br />

relativamente tranquilo, hasta poder montar a caballo. Firmé la orden. Y además autoricé a<br />

Zabudko a formar un destacamento volante, para operar a voluntad en la región, aunque sin<br />

perder contacto conmigo. En la mañana del 16 ya habían partido todos esos destacamentos,<br />

salvo una pequeña unidad especial que me acompañaba. En eso, la IX División de caballería<br />

roja cayó sobre nosotros, obligándonos a levantar campamento, prosiguiendo la persecución<br />

durante trece horas, en un recorrido de 180 verstas. Llegados finalmente a la aldea Sloboda, a<br />

orillas del mar de Azov, pudimos cambiar caballos y hacer un alto de cinco horas. Al amanecer<br />

del 17 de marzo reanudamos la marcha hacia Novospassovka; pero, recorridas 17 verstas,<br />

chocamos con otras fuerzas frescas de caballería, que habían sido lanzadas tras Kurilenko, a<br />

quien perdieron de vista, y así dieron con nosotros. Después de habernos seguido unas 25<br />

verstas (estábamos deshechos de fatiga, totalmente agotados y realmente incapaces, esta vez,<br />

de combatir), esa caballería se nos vino resueltamente al ataque.<br />

¿Qué hacer? Yo ni siquiera podía no ya montar, sino incorporarme; estaba acostado en el<br />

fondo del vehículo y veía un cuerpo a cuerpo espantoso -un hacheamiento- a unos 200 metros.<br />

Nuestros hombres morían por mí, por no abandonarme. Y, al fin y al cabo, no había medio<br />

alguno de salvación, ni para ellos ni para mí. El enemigo era cinco o seis veces más numeroso<br />

y recibía reservas frescas. En eso, los que servían nuestras ametralladoras Lewis -las cinco que<br />

tenía conmigo desde tanto tiempo, a las órdenes de Misha, originario de la aldea Schernigovka,<br />

cerca de Berdiansk- se acercaron al vehículo y uno habló: «Batko: su vida es indispensable<br />

para la causa de nuestra organización campesina, causa que amamos, y por la que pronto<br />

hemos de morir. Pero nuestra muerte le salvará, junto con los fieles camaradas que se<br />

encarguen de cuidarlo. No se olvide de repetir estas palabras a nuestras familias.» Uno me<br />

abrazó, y ya no volví a ver a ninguno de ellos cerca. Al momento, Lev Zinkovsky me llevó en<br />

brazo a un carro campesino hallado por ahí. Oía el crepitar de ametralladoras y estallar las<br />

bombas a lo lejos: nuestros lewinistas les cerraban el paso a los bolcheviques...<br />

Tuvimos tiempo de adelantarnos tres o cuatro verstas y pasar el vado de un río:<br />

estábamos a salvo. Pero nuestros ametralladoristas habían muerto todos, sin ceder un paso.<br />

Tiempo después, pasamos por el lugar, y los campesinos de la aldea Starodubovka nos<br />

señalaron la fosa común en que habían sido sepultados. Aún ahora, mi querido amigo, no<br />

puedo retener las lágrimas al pensar en estos valerosos combatientes, sencillos campesinos.<br />

Con todo, debo decírtelo, me parece que ese episodio me curó. Esa misma noche pude montar,<br />

y abandoné la región.<br />

En abril restablecí el contacto con todos los destacamentos de nuestras tropas. Los<br />

menos distantes recibieron orden de dirigirse a la región de Poltava. En mayo se juntaron allí<br />

las unidades de Tomás Kozhin y de Kurilenko y formaron un cuerpo de 2.000 jinetes y algunos<br />

regimientos de infantería. Se decidió marchar hacia Jarkov y echar de ella a sus dominadores,<br />

los del Partido Comunista. Pero éstos estaban en guardia y mandaron a mi encuentro más de<br />

105 Majno quiere decir que no sabía que no hay que lanzar tales gritos en plena batalla.<br />

316

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!