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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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«¿Puede haber leyes promulgadas por personas tituladas revolucionarias que les<br />

permitan poner a un pueblo más revolucionario que ellas fuera de la ley?», plantearon<br />

los insurgentes, dos meses antes, en su famosa respuesta a Dybenko. El artículo 2.º de<br />

la orden de Trotski responde claramente que tales leyes pueden existir, como lo prueba<br />

la orden número 1.824.<br />

«¿Existe una ley -insistían los majnovistas en el mismo documento- por la cual un<br />

revolucionario tendría derecho a aplicar las penas más rigurosas a la masa<br />

revolucionaria de que se dice defensor, por el simple hecho de que ella ha conquistado,<br />

sin esperar su permiso, los bienes por él prometidos: la libertad y la igualdad?» El<br />

mismo artículo 2.º responde afirmativamente: toda la población campesina y obrera es<br />

desde ya declarada culpable de alta traición si osa participar en su propio Congreso<br />

libre.<br />

«<strong>La</strong>s leyes de la Revolución, ¿ordenan fusilar a un delegado que cree de su deber<br />

cumplir el mandato conferido por la masa revolucionaria que lo eligió?» <strong>La</strong> orden de<br />

Trotski (artículos 3.º y 4.º) declara que no sólo los delegados en ejercicio de su<br />

mandato, sino también los que no han comenzado aún a ejercerlo, deben ser<br />

arrestados para su ejecución, pues ser «pasado al Tribunal <strong>Revolucion</strong>ario Militar»<br />

significa «ser fusilado», como en efecto lo fueron varios jóvenes campesinos: Kostin,<br />

Polunin, Dobrolubov y otros, inculpados de haber discutido el llamado del Consejo<br />

revolucionario militar de Guliai-Polie.<br />

Se diría que, con tales preguntas a Dybenko, los insurgentes habían previsto la<br />

orden 1.824 de Trotski. Dieron, de todos modos, pruebas de gran perspicacia.<br />

Naturalmente, Trotski consideraba a Majno como personalmente responsable de<br />

cuanto ocurría en Guliai-Polie. Ni intentó comprender que el Congreso no fue convocado<br />

por el estado mayor de la brigada de Majno ni por el Comité ejecutivo de Guliai-Polie,<br />

sino por un organismo independiente de ambos: el Consejo revolucionario militar de la<br />

región.<br />

Hecho significativo: en su orden 1.824, Trotski insinúa desde ya la traición de los<br />

jefes majnovistas, que, decía él, «retroceden sin cesar ante los blancos», omitiendo que<br />

él mismo, Trotski, había ordenado no proveer más municiones a la brigada de Majno,<br />

en las vísperas mismas del avance de Denikin.<br />

Fue una táctica. Y también una señal. A los pocos días, él, Trotski, y toda la<br />

prensa comunista, harán hincapié en la pretendida «abertura del frente» a las tropas de<br />

Denikin. Y la orden 1.824 será seguida por otras muchas., con las que Trotski<br />

empeñará al Ejército y las autoridades rojas en la destrucción de la majnovschina, por<br />

todos los medios y en sus mismas bases. Y dará, de añadidura, órdenes secretas de<br />

apoderarse a toda costa de Majno, de los miembros del estado mayor y aun de<br />

pacíficos militantes que no cumplían en el movimiento sino una actividad educativa. <strong>La</strong><br />

consigna era someterlos a todos a consejo de guerra y ejecutarlos.<br />

Trotski sabía, sin embargo, que el frente contra Denikin había sido formado<br />

únicamente gracias a los esfuerzos y sacrificios de los campesinos insurgentes, en el<br />

momento más emocionante de su rebelión, cuando la región estaba libre de toda<br />

especie de autoridad. Lo crearon al Sudeste, valeroso centinela de la libertad<br />

conquistada, y durante seis meses opusieron una barrera infranqueable a las más<br />

vigorosas corrientes de la contrarrevolución monárquica, con el sacrificio de muchos<br />

millares de combatientes, poniendo a contribución los recursos todos de la región y<br />

preparándose a defender a ultranza su libertad.<br />

Bien lo sabía Trotski. Pero él necesitaba una justificación formal de su campaña<br />

contra el pueblo revolucionario de Ucrania. Y con monstruoso cinismo, insolencia e<br />

hipocresía inimaginables dejó que ese frente se hundiera, privándole de armas y<br />

municiones, y quitándole todo medio de organización, para poder acusar a los<br />

insurgentes de haber traicionado la Revolución y abierto ruta expedita a las tropas de<br />

Denikin 93 .<br />

93 En España, más tarde (1936-1939), los comunistas emplearon la misma táctica e iguales procedimientos.<br />

Conozco un caso en todos sus detalles: cerca de Teruel, una brigada estalinista aseguraba el frente contra<br />

Franco junto a una brigada anarquista de cerca de 1.500 hombres, cuyo aniquilamiento facilitó aquella<br />

replegándose voluntaria y secretamente una noche. Y así, a la mañana siguiente, los fascistas se precipitaron<br />

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