La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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de los soviets- fueran leales y simpatizaran con el Partido Comunista como tal, y<br />
desearan la pacífica solución de los problemas urgentes.<br />
Pero dejemos que los acontecimientos sean relatados por los hombres mismos de<br />
Kronstadt. He aquí lo que se expresa en Izvestia, del Comité <strong>Revolucion</strong>ario Provisional<br />
de Kronstadt, número 9, del 11 de marzo de 1921 (la resolución se publicó en el<br />
número 1, del 3 de marzo):<br />
CÓMO FUE CREADO EL COMITÉ REVOLUCIONARIO PROVISIONAL<br />
El 1 de marzo, a las catorce horas, se realizó en la Plaza de la Revolución un mitin de<br />
marinos, soldados rojos y obreros, con autorización del Comité ejecutivo del soviet, y no<br />
arbitrariamente.<br />
15.000 personas asistieron a la reunión, que se desenvolvió con la presidencia del<br />
camarada Vasiliev, presidente del Comité ejecutivo. El camarada Kalinin, presidente del Comité<br />
Ejecutivo Central Pan-ruso, y Kuzmin, comisario de la flota báltica, asistieron a ella.<br />
Objeto de la reunión era la discusión de la resolución adoptada precedentemente por la<br />
reunión general de las tripulaciones de la 1.ª y 2.ª escuadra, cuyos puntos eran: Los<br />
acontecimientos en curso y medios de salvar al país del estado de desorganización y confusión.<br />
Esa resolución, actualmente conocida por todos, nada contiene que pueda debilitar el poder de<br />
los soviets. Ella expresa, por el contrario, la idea del verdadero poder de los soviets, poder de<br />
los obreros y los campesinos.<br />
Pero los camaradas Kalinin y Kuzmin, que tomaron la palabra, no quisieron<br />
comprenderlo. Sus discursos no hallaron eco, por no haber sabido ganar los corazones de las<br />
masas atormentadas hasta la angustia. Y el mitin votó unánimemente la resolución de las<br />
tripulaciones.<br />
Al día siguiente, con conocimiento del Comité ejecutivo, con su autorización y conforme a<br />
las instrucciones publicadas en Izvestia, los delegados de navíos, guarnición, talleres y<br />
sindicatos, a razón de dos por organización, se reunieron en la Casa de Educación (ex Escuela<br />
de Ingenieros) en número superior a 300.<br />
Los representantes de la autoridad perdieron la continencia; algunos hasta abandonaron<br />
la ciudad. En tales condiciones, la tripulación del Petropavlovsk se vio obligada a asegurar la<br />
custodia del edificio y la protección de los delegados contra eventuales excesos, cualquiera<br />
fuere su procedencia.<br />
<strong>La</strong> Conferencia fue abierta por el camarada Petrichenko. Tras la elección de la mesa, en<br />
número de cinco delegados, le dio la palabra al camarada Kuzmin, comisario de la flota báltica.<br />
A pesar de la posición bien clara de la guarnición y los obreros ante los representantes del<br />
Poder y los comunistas, el camarada Kuzmin no quiso tenerla en cuenta.<br />
<strong>La</strong> Conferencia tenía por objeto encontrar una salida pacífica a la situación. Se trataba,<br />
especialmente, de constituir un órgano con cuya ayuda efectuar las reelecciones al soviet,<br />
previstas por la resolución, sobre bases más justas. Ello se imponía tanto más cuanto que<br />
llegaban a su término los poderes del soviet precedente, casi únicamente integrado por<br />
comunistas y que se había mostrado inepto para resolver problemas vitales absolutamente<br />
urgentes.<br />
Pero en vez de tranquilizar a los delegados, el camarada Kuzmin los excitó. Habló de la<br />
posición equívoca de Kronstadt, de las patrullas, de dos poderes, del peligro polaco, de la<br />
entera Europa que nos observaba. Y subrayó que estaba en las manos de los delegados que<br />
podrían, si lo quisieran, fusilarlo. Y, para terminar, declaró: «Si los delegados quieren una<br />
abierta lucha armada, la tendrán. Porque los comunistas no abandonarán el Poder<br />
benévolamente, sino que lucharán hasta el fin.»<br />
El torpe discurso de Kuzmin, lejos de apaciguar la emoción de los delegados, contribuyó,<br />
por lo contrario, a irritarlos. En cuanto a la alocución incolora y vaga del presidente del Comité<br />
ejecutivo Vasiliev, que le siguió, pasó inadvertida. <strong>La</strong> aplastante mayoría de los delegados era<br />
manifiestamente hostil a los comunistas.<br />
Sin embargo, los delegados no perdían la esperanza de hallar una base de entendimiento<br />
con los representantes del Poder. <strong>La</strong> exhortación del presidente de la Conferencia para encarar<br />
un trabajo positivo y elaborar un orden del día fue aprobada por unanimidad, debiendo pasarse<br />
a redactarlo. Pero, siendo evidente que no podía confiarse en los camaradas Kuzmin y Vasiliev,<br />
se juzgó necesario ponerlos momentáneamente en arresto, sobre todo porque los comunistas<br />
estaban en posesión de los depósitos de armas, no se tenía acceso al teléfono, los soldados<br />
rojos, según carta leída en la Conferencia, estaban asustados y excitados y los comisarios<br />
prohibían toda reunión en las unidades militares.<br />
Los camaradas Kuzmin y Vasiliev y el comandante de la fortaleza fueron, pues, alejados.<br />
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