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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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En este punto preferimos dejar la pluma a Majno mismo -transcribiendo la carta<br />

que dirigiera a Arshinov- para el relato del doloroso final. En ella pinta admirablemente<br />

las últimas convulsiones de la lucha.<br />

A los dos días de su partida, querido amigo, tomé la ciudad de Korotcha (gobernación de<br />

Kursk), donde hice editar varios millares de ejemplares de los Estatutos de los Soviets Libres, y<br />

me dirigí, por Varpniarka y por la región del Don, hacia las gobernaciones de Yekaterinoslav y<br />

de Taurida. Hube de sostener diariamente encarnizados combates contra la infantería<br />

comunista que nos seguía paso a paso, por una parte, y contra el II Ejército de caballería, por<br />

otra.<br />

Tú conoces a nuestros jinetes: jamás la caballería roja -de no estar apoyada por<br />

destacamentos de infantería y autos blindados- pudo resistirlos. Por ello logré, aunque a costa<br />

de importantes pérdidas, abrirme paso sin cambiar de dirección.<br />

Nuestro ejército demostraba cada día que era verdaderamente un ejército popular y<br />

revolucionario: en las condiciones materiales en que se encontraba habría debido deshacerse:<br />

rápidamente; por lo contrario, no cesaba de acrecerse en efectivos y material.<br />

En una de las batallas serias que hubimos de sostener, fueron muertos más de treinta<br />

hombres de nuestro destacamento de caballería, la mitad de ellos jefes, entre otros nuestro<br />

querido y buen amigo, joven de edad, pero veterano en hazañas de guerra, Gabriel Troian,<br />

comandante del destacamento, turnbado de un balazo de ametralladora. A su lado cayeron<br />

Apollon y varios otros valerosos camaradas.<br />

A poca distancia de Guliai-Polie se nos unieron tropas frescas, plenas de decisión,<br />

encabezadas por Brova y Parjomenko.<br />

Poco después, la primera brigada de la cuarta división de la caballería de Budienny, con<br />

su comandante Maslak a la cabeza, se pasó a nuestro lado. <strong>La</strong> lucha se hacía cada vez más<br />

encarnizada.<br />

A principios de marzo (1921) 103 dije a Brova y Maslak que formaran con una parte de las<br />

tropas a mi disposición un cuerpo especial, que fue enviado hacia el Don y el Kuban. Otro<br />

grupo, a las órdenes de Parjomenko, fue enviado a la región de Voronezhe. (Muerto<br />

Parjomenko más tarde, lo reemplazó un anarquista originario de Chuguiev.) Un tercer grupo de<br />

unos 600 jinetes y el regimiento de infantería de Ivanuk fueron dirigidos hacia Jarkov.<br />

Hacia la misma época, nuestro buen camarada y revolucionario Vdovichenko, herido en<br />

combate, debió ser trasladado, con una pequeña escolta, a Novospassovka, para su curación.<br />

Un cuerpo expedicionario bolchevique descubrió su retirada y los atacó. Nuestros hombres se<br />

defendieron como pudieron y, al final, para no ser apresados, Vdovichenko y su camarada<br />

Matrossenko prefirieron suicidarse: éste cayó muerto en el acto, pero a Vdovichenko le quedó<br />

la bala alojada en el cráneo, debajo del cerebro. Los comunistas le cuidaron y le salvaron, de<br />

momento, la vida. Pronto tuve sus noticias. Estaba en el hospital de Alexandrovsk y rogaba a<br />

sus camaradas que hallaran un medio de liberarle. Se le torturaba atrozmente, apremiándole a<br />

renegar de la majnovschina, firmando al efecto un documento. Se negaba a ello con desprecio,<br />

aunque estuviese tan débil que apenas podía hablar. Vista su negativa, estaba por ser fusilado<br />

de un momento a otro. Mas yo no pude saber si lo fue o no.<br />

Hacia esa época yo me hallaba en marcha, con el cruce del Dnieper, hacia Nikolayev; de<br />

allí volví a pasar el Dnieper por arriba de Perekop, dirigiéndome a nuestra región, donde<br />

esperaba encontrar algunos de nuestros destacamentos. Pero el mando comunista me había<br />

preparado una emboscada cerca de Melitopol. Imposible avanzar; igualmente imposible repasar<br />

el Dnieper, cuya corriente, habiendo comenzado a fundirse la capa de nieve que lo cubría,<br />

arrastraba bloques de hielo. Hubo que aceptar el combate. Tuve que montar a caballo 104 y<br />

dirigir las operaciones.<br />

Una parte de las tropas enemigas fue hábilmente desviada y evitada por los nuestros, y<br />

la otra, obligada a mantenerse alerta durante veinticuatro horas, hostigada por patrullas de<br />

exploradores. Mientras, yo logré efectuar una marcha forzada de 60 verstas (poco más de 64<br />

kilómetros), y al amanecer del 8 de marzo arrollar a una tercera formación bolchevique,<br />

acampada a orillas del lago Molochny, y ganar, por el estrecho promontorio entre el lago y el<br />

mar de Azov, espacio libre en la región de Vorjny-Tokmak.<br />

De allí envié a Kurilenko a la región de Berdiansk-Melitopol para dirigir el movimiento<br />

insurreccional. Yo partí, esperando pasar por Guliai-Polie, hacia la gobernación de Schernigov,<br />

103 Ha de recordar el lector que fue justamente por esa fecha que se inició la rebelión de Kronstadt. <strong>La</strong><br />

afirmación bolchevique de que Majno había participado indirectamente en ese movimiento tenía, pues, cierta<br />

base (<strong>Volin</strong>.)<br />

104 Como ya se ha dicho, había sido herido de un balazo que le fracturó un tobillo. Por ello no montaba a<br />

caballo sino en caso de extrema necesidad.<br />

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