La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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Precisamente a causa de los primeros éxitos del movimiento libertario, y puesto<br />
que la libre iniciativa anarquista suscitaría infaliblemente la idea de la inutilidad (¡por lo<br />
menos!) de todo partido político y de todo Poder, lo que llevaría fatalmente a su<br />
eliminación, la autoridad bolchevique no podía admitir esa libertad. Tolerar la<br />
propaganda anarquista equivalía para ella al suicidio. E hizo lo posible para impedir<br />
primero, prohibir después y suprimir finalmente por la fuerza toda manifestación de las<br />
ideas libertarias.<br />
Se pretende a menudo que las masas laboriosas son incapaces de cumplir su<br />
revolución por sí mismas, libremente. Esta tesis es particularmente grata a los<br />
comunistas, porque ella les permite invocar una situación objetiva que lleva<br />
necesariamente a la represión de las nefastas utopías anarquistas. (Con las masas<br />
incapaces –dicen- una revolución anarquista significaría la muerte de la Revolución.)<br />
¡Tesis en absoluto gratuita! ¡Que suministren alguna vez las pruebas de esta pretendida<br />
incapacidad! <strong>La</strong> historia no registra un solo caso en que se haya dejado<br />
verdaderamente a las masas laboriosas obrar libremente (ayudándolas, naturalmente),<br />
lo que sería el modo único de probar su incapacidad. Por razones fáciles de comprender<br />
no se intentará jamás semejante experiencia. (Ella sería fácil, sin embargo.) Porque se<br />
sabe perfectamente que la tesis es falsa y que la experiencia pondrá fin a la explotación<br />
del pueblo y a la autoridad, basadas, cualquiera sea su forma, no en la incapacidad de<br />
aquél, sino sólo en la violencia y la astucia. Pero día llegará en que el pueblo trabajador<br />
sea impelido a tomar su libertad de acción por la revolución, la verdadera, pues jamás<br />
los dominadores (siempre explotadores, al par, o al servicio de ellos) la concederán, a<br />
cualquiera sea su etiqueta.<br />
El hecho de haber confiado su suerte siempre, hasta ahora, a partidos, gobiernos<br />
y jefes –hecho que todos los dominadores y explotadores en ciernes aprovechan para<br />
subyugar a las masas- se explica por muchas razones que no analizaremos aquí y que<br />
nada tienen que ver con la capacidad o incapacidad de las mismas. Podrá probar, si se<br />
quiere, la credulidad, la indiferencia de las masas, la ignorancia de su fuerza, pero en<br />
modo alguno su incapacidad, esto es, la ausencia de esa fuerza. ¡Incapacidad de las<br />
masas! ¡Que hallazgo para todos los explotadores y dominadores pasados, presentes y<br />
futuros, y sobre todo para los modernos aspirantes a esclavistas, cualquiera sea su<br />
insignia: nazi o bolchevique, fascismo o comunismo! ¡Incapacidad de las masas! He<br />
aquí un punto en el que los reaccionarios de todo pelaje están perfectamente de<br />
acuerdo con los comunistas. Acuerdo harto significativo.<br />
Que los actuales aspirantes a jefes, únicos infalibles y capaces, permitan al<br />
pueblo, al día siguiente de la revolución próxima, actuar libremente, ayudándole<br />
simplemente donde sea necesario, y verán si es incapaz para obrar sin tutores políticos.<br />
Podemos asegurarles que la revolución llevaría entonces a bien distinto resultado que la<br />
de 1917, que no fue sino el fascismo y la guerra permanente.<br />
No osarán jamás experiencia semejante; lo sabemos ya. El pueblo deberá, con<br />
pleno conocimiento de causas y en tiempo oportuno, eliminar a todos los aspirantes,<br />
para tomar la obra en sus propias manos y llevarla adelante con toda independencia.<br />
Esperemos que esta vez sepa llevarla hasta el fin.<br />
Es de comprender así por qué la propaganda de las ideas anarquistas, tendente a<br />
quebrantar la credulidad del pueblo y a infundirle la conciencia de su fuerza y la<br />
confianza en sí mismo, fue considerada, en todo tiempo y todos los países, como la más<br />
peligrosa. Se la reprimía, y se perseguía a sus sostenedores, con prontitud y severidad<br />
excepcionales, por todos los gobiernos reaccionarios.<br />
En Rusia esta represión salvaje hizo la difusión de las ideas libertarias –ya tan<br />
difícil en el ambiente dado- casi imposible, hasta los choques primeros de la revolución.<br />
Esta dejó, es cierto, alguna libertad de acción de los anarquistas. Pero bajo los<br />
gobiernos provisionales (de febrero a octubre de 1917) el movimiento no pudo sacar<br />
aún gran provecho de ello, como hemos visto. En cuanto a los bolcheviques, no hicieron<br />
excepción a la regla y, tan pronto llegaron al poder, encararon la supresión del<br />
movimiento libertario por todos los medios: campañas de prensa y de mítines,<br />
calumnias, trampas y celadas, prohibiciones, requisas, arrestos, actos de violencia,<br />
saqueos de sedes, asesinatos, todo era bueno para ellos. Y cuando sintieron<br />
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