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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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millón de alumnos recibían enseñanza técnica: industrial, comercial, agrícola, etc. Los<br />

cursos para adultos eran numerosos. Y muy vivo el deseo de instruirse.<br />

Natural es que un gobierno surgido de la Revolución y pretendidamente popular se<br />

esfuerce en satisfacer las aspiraciones del pueblo a una buena instrucción, como es<br />

normal que someta el sistema de enseñanza a una reforma fundamental. Cualquier<br />

gobierno posrevolucionario habría hecho otro tanto.<br />

Para juzgar la obra del gobierno bolchevique con conocimiento de causa no bastan<br />

los datos cuantitativos de las cifras oficiales. Lo que importa es saber la calidad y el<br />

valor de la nueva enseñanza. Establecer si el gobierno ha logrado organizar una buena<br />

enseñanza, asegurar una instrucción válida, profunda, sólida. Saber si la instrucción y<br />

la educación en la U.R.S.S. son capaces de formar hombres constructores de una vida<br />

nueva, militantes de la obra socialista.<br />

<strong>La</strong> prensa soviética misma responde a ello negativamente, por sus confesiones,<br />

que no cesan desde hace años.<br />

Establezcamos, ante todo, que la enseñanza en la U.R.S.S. no es igual para todo<br />

el mundo. En efecto, la enseñanza superior no es gratuita (v. la Constitución de Stalin,<br />

art. 125). <strong>La</strong> mayoría de los estudiantes son becarios del Estado. ¿Y los demás? Si la<br />

instrucción superior es un privilegio acordado a placer por el gobierno, buen número de<br />

jóvenes han de verse privados de satisfacer su deseo de ella. Pero hay defectos mucho<br />

más graves.<br />

Desde hace años, las mismas comprobaciones y quejas se reeditan<br />

invariablemente en los diarios soviéticos.<br />

Primero: El gobierno no ha logrado aún producir manuales escolares en cantidad<br />

suficiente. <strong>La</strong> burocracia, el centralismo, las rémoras administrativas, etc., lo impiden.<br />

El presidente del comité dirigente de las escuelas superiores, un tal Kaftanov, hubo de<br />

confesar en su discurso (Pravda del 31 de mayo de 1939) que las escuelas superiores<br />

carecían totalmente de manuales. En 1939 se consiguió editar una pequeña cantidad,<br />

buena parte de los cuales sólo son reimpresiones de manuales anteriores a la<br />

Revolución.<br />

Segundo: Igual comprobación, año tras año, en cuanto al material escolar, cuya<br />

escasez y pésima calidad dificulta seriamente la labor instructiva.<br />

Tercero: <strong>La</strong> cantidad de edificios escolares es absolutamente insuficiente y su<br />

aumento muy lento, lo que crea un grave obstáculo a los reales progresos de la<br />

instrucción. De añadidura, los edificios se hallan en muy mal estado, y los que se<br />

construyen –de prisa y sin mayor cuidado- son defectuosos y se deterioran<br />

rápidamente.<br />

Estas deficiencias no son, sin embargo, las más importantes. Un mal mucho más<br />

profundo paraliza la obra educacional: la falta de maestros y profesores.<br />

Desde 1935, Izvestia, Pravda y otros diarios soviéticos abundan en confesiones y<br />

quejas al respecto. Según ellas, la preparación de los cuadros docentes elementales no<br />

responde de modo alguno a las necesidades del país. En 1937, por ejemplo, sólo pudo<br />

obtenerse el 50 por 100 del plan respectivo. En los distritos faltan centenares y hasta<br />

millares de maestros. No es eso todo. Los maestros en funciones están bien lejos de ser<br />

debidamente idóneos. Cerca de los dos tercios de los profesores secundarios no han<br />

recibido instrucción superior. Y la misma proporción de maestros primarios carecen de<br />

instrucción secundaria. <strong>La</strong> prensa soviética se queja amargamente de la crasa<br />

ignorancia de los maestros y cita numerosos casos estupefacientes de ineptitud.<br />

En resumen –y en realidad-, la instrucción y la educación en la U.R.S.S. se<br />

encuentran en lamentable estado.<br />

Fuera de las grandes ciudades y su ficticio decorado, no hay suficientes manuales,<br />

ni material escolar, ni escuelas, ni maestros. Los edificios escolares, además, carecen<br />

de elementales instalaciones y dependencias higiénicas y aun de calefacción.<br />

En las profundidades del país, la enseñanza popular padece de increíble abandono.<br />

Es el desorden absoluto.<br />

En tales condiciones, el pretendido «90 por 100 de la población más o menos<br />

letrada», ¿no es otro mito? <strong>La</strong> misma prensa soviética da la respuesta. Año tras año<br />

comprueba la carencia de la más elemental instrucción y un nivel cultural muy bajo, no<br />

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