01.12.2012 Views

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />

miembro <strong>de</strong> Cahui<strong>de</strong>, así se l<strong>la</strong>ma <strong>la</strong> organización comunista, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace años. Dos <strong>de</strong> los que<br />

fueron <strong>de</strong>tenidos con él tienen un prontuario cargado, son terroristas conocidos. No había más<br />

remedio, don Fermín.<br />

—Mi hijo no pue<strong>de</strong> seguir <strong>de</strong>tenido, no es un <strong>de</strong>lincuente —ya sin contenerse, Carlitos,<br />

golpeando <strong>la</strong> mesa, alzando <strong>la</strong> voz—. Yo soy amigo <strong>de</strong>l régimen, y no <strong>de</strong> ayer, <strong>de</strong> <strong>la</strong> primera hora, y<br />

se me <strong>de</strong>ben muchos favores. Voy a hab<strong>la</strong>r con el Presi<strong>de</strong>nte ahora mismo.<br />

—Don Fermín, por favor como herido, Carlitos, como traicionado por su mejor amigo—. Lo<br />

he l<strong>la</strong>mado para arreg<strong>la</strong>r esto entre nosotros, yo sé mejor que nadie que usted es un buen amigo <strong>de</strong>l<br />

régimen. Quería informarle <strong>de</strong> <strong>la</strong>s andanzas <strong>de</strong> este joven, nada más. Por supuesto que no está<br />

<strong>de</strong>tenido. Pue<strong>de</strong> usted llevárselo ahora mismo, don Fermín.<br />

—Se lo agra<strong>de</strong>zco mucho, don Cayo —confundido otra vez, Carlitos, pasándose el pañuelo<br />

por <strong>la</strong> boca, tratando <strong>de</strong> sonreír—. No se preocupe por Santiago, yo me encargo <strong>de</strong> ponerlo en el<br />

buen camino. Ahora, si no le importa, preferiría irme. Ya se imagina cómo estará su madre.<br />

—Por supuesto, vaya a tranquilizar a <strong>la</strong> señora —compungido, Carlitos, queriendo<br />

reivindicarse, congraciarse—. Ah, y c<strong>la</strong>ro, el nombre <strong>de</strong>l joven no aparecerá para nada. No hay<br />

ficha <strong>de</strong> él, le aseguro que no quedará rastro <strong>de</strong> este inci<strong>de</strong>nte.<br />

—Sí, eso hubiera perjudicado al muchacho más tar<strong>de</strong> —sonriéndole, asintiendo, Carlitos,<br />

tratando <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarle que ya se había reconciliado con él—. Gracias, don Cayo.<br />

Salieron. Iban a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte don Fermín y <strong>la</strong> figurita pequeña y angosta <strong>de</strong> Bermú<strong>de</strong>z, su terno gris<br />

a rayas, sus pasitos cortos y rápidos. No contestaba los saludos <strong>de</strong> los guardias, <strong>la</strong>s buenas noches<br />

<strong>de</strong> los soplones. El patio, <strong>la</strong> fachada <strong>de</strong> <strong>la</strong> Prefectura, <strong>la</strong>s rejas, aire puro, <strong>la</strong> avenida. El auto estaba<br />

al pie <strong>de</strong> <strong>la</strong>s gradas. Ambrosio se quitó <strong>la</strong> gorra, abrió <strong>la</strong> puerta, sonrió a Santiago, buenas noches<br />

niño. Bermú<strong>de</strong>z hizo una venia y <strong>de</strong>sapareció en <strong>la</strong> puerta principal. Don Fermín entró al auto:<br />

rápido a <strong>la</strong> casa, Ambrosio. Partieron y el auto enfiló hacia Wilson, dobló hacia Arequipa,<br />

aumentando en cada esquina <strong>la</strong> velocidad, y por <strong>la</strong> ventanil<strong>la</strong> entraba cuánto aire, Zavalita, para<br />

respirar, para no pensar.<br />

—El hijo <strong>de</strong> puta éste me <strong>la</strong>s va a pagar —el fastidio <strong>de</strong> su cara, piensa, el cansancio <strong>de</strong> sus<br />

ojos que miraban a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte—. El cholo <strong>de</strong> mierda éste no me va a humil<strong>la</strong>r así. Yo voy a enseñarle<br />

cuál es su sitio.<br />

—La primera vez que le oía <strong>de</strong>cir pa<strong>la</strong>brotas, Carlitos —dijo Santiago—. Insultar a alguien<br />

así.<br />

—Me <strong>la</strong>s va a pagar —su frente comida <strong>de</strong> arrugas, piensa, su cólera he<strong>la</strong>da—. Yo le voy a<br />

enseñar a tratar a sus señores.<br />

—Siento mucho haberte hecho pasar ese mal rato, papá, te juro que —y su cara girando <strong>de</strong><br />

golpe, piensa, y el manotón que te cerraba <strong>la</strong> boca, Zavalita —La primera, <strong>la</strong> única vez que me pegó<br />

—dice Santiago—. ¿Te acuerdas, Ambrosio?<br />

—Tú también tienes que arreg<strong>la</strong>r cuentas conmigo, mocoso —su voz convertida en un<br />

gruñido, piensa—.¿No sabes que para conspirar hay que ser vivo? ¿Que era imbécil conspirar <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

tu casa por teléfono? ¿Que <strong>la</strong> policía podía escuchar? El teléfono estaba intervenido, imbécil.<br />

—Habían grabado lo menos diez <strong>conversacion</strong>es mías con los <strong>de</strong> Cahui<strong>de</strong>, Carlitos —dijo<br />

Santiago—. Bermú<strong>de</strong>z se <strong>la</strong>s había hecho escuchar. Se sentía humil<strong>la</strong>do, eso es lo que le dolía más.<br />

A <strong>la</strong> altura <strong>de</strong>l colegio Raimondi el tráfico estaba interrumpido; Ambrosio <strong>de</strong>svió el auto<br />

hacia Arenales, y no hab<strong>la</strong>ron hasta el cruce <strong>de</strong> Javier Prado.<br />

—No se trataba <strong>de</strong> ti, a<strong>de</strong>más —su voz <strong>de</strong>primida, preocupada, piensa, ronca—. Me estaba<br />

siguiendo los pasos a mí. Aprovechó esta ocasión para hacérmelo saber sin <strong>de</strong>círmelo <strong>de</strong> frente.<br />

100

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!