01.12.2012 Views

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />

—Todos se quejaban <strong>de</strong> Odría porque se robaba —dijo don Fermín—. Ahora se roba tanto o<br />

más que antes, y todos contentos.<br />

—Es que ahora se roba guardando ciertas formas, papá. La gente lo nota menos.<br />

—¿Y entonces cómo pue<strong>de</strong>s trabajar en un diario <strong>de</strong> los Prado? —se humil<strong>la</strong>ba, Carlitos, si le<br />

hubiera dicho pí<strong>de</strong>me <strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s que vuelva y vuelvo, se hubiera arrodil<strong>la</strong>do—. ¿No son ellos más<br />

capitalistas que tu padre? ¿Pue<strong>de</strong>s ser un empleadito <strong>de</strong> ellos y no trabajar conmigo en unos<br />

pequeños negocios que se están viniendo abajo?<br />

—Estábamos hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> lo más bien y <strong>de</strong> repente te has enojado, papá —se humil<strong>la</strong>ba pero<br />

tenía razón, Zavalita, dijo Carlitos—. Mejor no hablemos más <strong>de</strong> eso.<br />

—No me he enojado, f<strong>la</strong>co —asustándose, Zavalita, pensando no irá el domingo, no me<br />

l<strong>la</strong>mará, pasarán más años sin verlo—. Me amarga que sigas <strong>de</strong>spreciando a tu padre, nada más.<br />

—No digas eso papá, tú sabes que eso no es cierto, papá.<br />

—Está bien, no discutamos, no me he enojado —l<strong>la</strong>maba al mozo, sacaba su cartera, trataba<br />

<strong>de</strong> disfrazar su <strong>de</strong>cepción, volvía a sonreír—. Te esperamos el domingo, entonces. Cómo se va a<br />

poner tu madre <strong>de</strong> contenta.<br />

Volvieron a pasar por <strong>la</strong>s canchas <strong>de</strong> básquet y los jugadores ya no estaban. La neblina se<br />

había diluido y alcanzaban a verse los acanti<strong>la</strong>dos, lejanos y pardos, y los techos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s casas <strong>de</strong>l<br />

Malecón. Se <strong>de</strong>tuvieron a unos metros <strong>de</strong>l auto, Ambrosio había bajado a abrir <strong>la</strong> puerta.<br />

—No puedo enten<strong>de</strong>rlo, f<strong>la</strong>co —sin mirarte, Zavalita, cabizbajo, como hab<strong>la</strong>ndo a <strong>la</strong> tierra<br />

húmeda o a los pedruscos musgosos—. Creí que te habías ido <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa por tus i<strong>de</strong>as, porque eras<br />

comunista y querías vivir como un pobre, para luchar por los pobres. Pero ¿para esto, f<strong>la</strong>co? ¿Para<br />

tener un puestecito mediocre, un futuro mediocre?<br />

—Por favor, papá. No discutamos eso, te ruego, papá.<br />

—Te hablo así porque te quiero, f<strong>la</strong>co —los ojos di<strong>la</strong>tados, piensa, <strong>la</strong> voz hecha trizas—. Tú<br />

pue<strong>de</strong>s llegar a mucho, pue<strong>de</strong>s ser alguien, hacer gran<strong>de</strong>s cosas. ¿Por qué estás arruinando así tu<br />

vida, Santiago?<br />

—Yo me quedo por aquí nomás, papá —Santiago lo besó, se apartó <strong>de</strong> él—. Nos veremos el<br />

domingo, iré a eso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s doce.<br />

Se alejó hacia <strong>la</strong> p<strong>la</strong>yita a gran<strong>de</strong>s trancos, torció por <strong>la</strong> pista hacia el Malecón, cuando<br />

comenzaba a subir <strong>la</strong> cuesta oyó arrancar el automóvil: lo vio alejarse por Agua Dulce, brincar en<br />

los baches, <strong>de</strong>saparecer en el polvo. Nunca se había conformado, Zavalita. Piensa: si estuvieras<br />

vivo, seguirías inventando cosas para hacerme volver a <strong>la</strong> casa, papá.<br />

—Ya ves, ya viste el periódico, ni una pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> <strong>la</strong> tal Queta —dijo Carlitos—. Y más bien te<br />

amistaste con tu padre y te vas a amistar con tu madre. Cómo te irán a recibir el domingo, Zavalita.<br />

Con risas, bromas y l<strong>la</strong>nto, piensa. No había sido tan difícil, el hielo se había roto un instante<br />

<strong>de</strong>spués que se abrió <strong>la</strong> puerta y oyó el grito <strong>de</strong> <strong>la</strong> Teté ¡ahí estaba ya, mami! Acababan <strong>de</strong> regar el<br />

jardín, piensa, el pasto estaba húmedo, <strong>la</strong> pileta seca. Ingrato, corazón, hijito, ahí los brazos <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

mamá en tu cuello, Zavalita. Lo abrazaba, sollozaba, lo besaba, el viejo y el Chispas y <strong>la</strong> Teté<br />

sonreían, <strong>la</strong>s sirvientas revoloteaban alre<strong>de</strong>dor, ¿hasta cuándo con esas loqueras, hijito, no tenías<br />

remordimientos <strong>de</strong> hacer pasar a tu madre este calvario, hijito? Pero él no estaba ahí: no habían sido<br />

mentiras, papá.<br />

—Me di cuenta lo incómodo que se sintió Becerrita cuando entraste a <strong>la</strong> redacción —dijo<br />

Carlitos—. Te vio y casi se traga el pucho. Increíble.<br />

—No hay nada nuevo, fuera <strong>de</strong> <strong>la</strong>s coju<strong>de</strong>ces <strong>de</strong> esa puta, mejor nos olvidamos —gruñó<br />

Becerrita, revolviendo con <strong>de</strong>sesperación unos papeles—. Hágase una caril<strong>la</strong> <strong>de</strong> relleno, Zavalita.<br />

Prosigue <strong>la</strong> investigación, se examinan nuevas pistas. Cualquier cosa, una caril<strong>la</strong>.<br />

—Es humano, es lo formidable <strong>de</strong> este asunto, Zavalita —dijo Carlitos—. Haber <strong>de</strong>scubierto<br />

el corazón <strong>de</strong> Becerrita. Estás f<strong>la</strong>co, tienes ojeras, habían entrado a <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>, quién te <strong>la</strong>vaba <strong>la</strong> ropa,<br />

196

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!