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C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />
—Entonces todo está perfecto —dijo Santiago—. Se acabaron los negocios y ahora empieza<br />
el chupe. Mira qué buena cara tiene, Chispas.<br />
Ahí su cara, Zavalita, su pestañeo, su parpa<strong>de</strong>o, su reticente incredulidad, su incómodo alivio<br />
y <strong>la</strong> viveza <strong>de</strong> sus manos alcanzándote el pan, <strong>la</strong> mantequil<strong>la</strong>, y llenándote el vaso <strong>de</strong> cerveza.<br />
—Ya sé que te estoy aburriendo con esto —dijo el Chispas—. Pero no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar que<br />
pase más tiempo. También hay que arreg<strong>la</strong>r tu situación.<br />
—Qué pasa con mi situación —dijo Santiago—. Pásame también el ají.<br />
—La casa y el <strong>de</strong>partamento se iban a quedar a nombre <strong>de</strong> <strong>la</strong> mamá, como es natural —dijo el<br />
Chispas—. Pero el<strong>la</strong> no quiere saber nada con el <strong>de</strong>partamento, dice que no volverá a poner los pies<br />
en Ancón. Le ha dado por ahí. Hemos llegado a un acuerdo con <strong>la</strong> Teté. Yo le he comprado <strong>la</strong>s<br />
acciones que le hubieran correspondido en el <strong>la</strong>boratorio, en <strong>la</strong>s otras firmas. Es como si hubiera<br />
recibido <strong>la</strong> herencia ¿ves?<br />
—Veo —dijo Santiago—. Pero esto sí que me aburre espantosamente, Chispas.<br />
—Sólo faltas tú —se rió el Chispas, sin oírlo, y pestañeó—. También tienes ve<strong>la</strong> en este<br />
entierro, aunque te aburra. De eso tenemos que hab<strong>la</strong>r. Yo he pensado que po<strong>de</strong>mos llegar a un<br />
acuerdo como el que hicimos con <strong>la</strong> Teté. Calcu<strong>la</strong>mos lo que te correspon<strong>de</strong> y, ya que <strong>de</strong>testas los<br />
negocios, te compro tu parte.<br />
—Métete al culo mi parte y déjame tomar el chupe —dijo Santiago, riéndose, pero el Chispas<br />
te miraba muy serio, Zavalita, y tuviste que ponerte serio también—. Yo le hice saber al viejo que<br />
jamás metería <strong>la</strong> mano en sus negocios, así que olvídate <strong>de</strong> mi situación y <strong>de</strong> mi parte. Yo me<br />
<strong>de</strong>sheredé solito cuando me mandé mudar, Chispas. Así que ni acciones, ni compra y se acabó el<br />
tema para siempre ¿okey?<br />
Ahí su pestañeo feroz; Zavalita, su agresiva, bestial confusión: tenía <strong>la</strong> cuchara en el aire y un<br />
hilillo <strong>de</strong> caldo rojizo volvía al p<strong>la</strong>to y unas gotas salpicaban el mantel. Te miraba entre asustado y<br />
<strong>de</strong>sconso<strong>la</strong>do, Zavalita.<br />
—Déjate <strong>de</strong> coju<strong>de</strong>ces —dijo al fin—. Te fuiste <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa pero sigues siendo el hijo <strong>de</strong>l viejo<br />
¿no? Voy a creer que estás loco.<br />
—Estoy loco —dijo Santiago—. No me correspon<strong>de</strong> ninguna parte, y si me correspon<strong>de</strong> no<br />
me da <strong>la</strong> gana <strong>de</strong> recibir un centavo <strong>de</strong>l viejo. ¿Okey, Chispas?<br />
—¿No quieres acciones? —dijo el Chispas—. Okey. Hay otra posibilidad. Lo he discutido<br />
con <strong>la</strong> Teté y con <strong>la</strong> mamá y están <strong>de</strong> acuerdo. Vamos a poner a tu nombre el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong><br />
Ancón.<br />
Santiago se echó a reír y dio una palmada en <strong>la</strong> mesa. Un mozo vino a preguntar qué querían,<br />
ah disculpe. El Chispas estaba serio y parecía otra vez dueño <strong>de</strong> sí mismo, el malestar <strong>de</strong> sus ojos se<br />
había <strong>de</strong>svanecido y te miraba ahora con afecto y superioridad, Zavalita.<br />
—Puesto que no quieres acciones, es lo más sensato —dijo el Chispas—. El<strong>la</strong>s están <strong>de</strong><br />
acuerdo. La mamá no va a poner los pies ahí, se le ha metido que odia Ancón. La Teté y Popeye se<br />
están haciendo una casita en Santa María, A Popeye le van muy bien los negocios ahora con<br />
Be<strong>la</strong>ún<strong>de</strong> en <strong>la</strong> presi<strong>de</strong>ncia, ya sabes. Yo estoy tan cargado <strong>de</strong> trabajo que no puedo darme el lujo <strong>de</strong><br />
veranear. Así que el <strong>de</strong>partamento ...<br />
—Regá<strong>la</strong>selo a los pobres —dijo Santiago—. Punto final, Chispas.<br />
—No necesitas usarlo, si te jo<strong>de</strong> Ancón —dijo el Chispas—. Lo ven<strong>de</strong>s y te compras uno en<br />
Lima y así vivirás mejor.<br />
—No quiero vivir mejor —dijo Santiago—. Si no terminas, nos vamos a pelear, Chispas.<br />
—Déjate <strong>de</strong> actuar como un niño —insistió el Chispas, con sinceridad, piensa—. Ya eres un<br />
hombre, estás casado tienes obligaciones. Deja <strong>de</strong> ponerte en ese p<strong>la</strong>n tan ridículo.<br />
Ya se sentía tranquilo y seguro, Zavalita, ya había pasado el mal rato, el susto, ya podía<br />
aconsejarte y ayudarte y dormir en paz. Santiago le sonrió y le dio una palmadita en el brazo: punto<br />
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