01.12.2012 Views

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />

f<strong>la</strong>co. La botaron por mi culpa, dijo Santiago, ¿qué tenía <strong>de</strong> malo que le rega<strong>la</strong>ra un poco <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta?<br />

Ni que te hubieras enamorado <strong>de</strong> <strong>la</strong> cho<strong>la</strong>; f<strong>la</strong>co, cinco libras era una barbaridad <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta, para eso<br />

invitamos a <strong>la</strong>s mellizas al cine.<br />

Pero en ese momento <strong>la</strong>s mellizas subieron a un Morris ver<strong>de</strong> y Popeye tar<strong>de</strong>, hermano.<br />

Santiago se había puesto a fumar.<br />

—Yo no creo que el Chispas le haya dado yobimbina a su enamorada, inventó eso para<br />

dárse<strong>la</strong>s <strong>de</strong> maldito —dijo Popeye—. ¿Tú le darías yobimbina a una chica <strong>de</strong>cente?<br />

—A mi enamorada no —dijo Santiago—. Pero por qué no a una huachafita, por ejemplo.<br />

—¿Y qué vas a hacer? —susurró Popeye—. ¿Se <strong>la</strong> vas a dar a alguien o <strong>la</strong> vas a botar?<br />

Había pensado botar<strong>la</strong>, pecoso, y Santiago bajó <strong>la</strong> voz y enrojeció, <strong>de</strong>spués estuvo pensando y<br />

tartamu<strong>de</strong>ó, ahí se le había ocurrido una i<strong>de</strong>a. Sólo para ver cómo era, pecoso qué le parecía.<br />

—Una estupi<strong>de</strong>z sin nombre, con cinco libras se pue<strong>de</strong>n hacer mil cosas —dijo Popeye—.<br />

Pero allá tú, es tu p<strong>la</strong>ta.<br />

—Acompáñame, pecoso —dijo Santiago—. Es aquí nomás, en Surquillo.<br />

—Pero <strong>de</strong>spués vamos a tu casa a oír discos —dijo Popeye—. Y <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mas a <strong>la</strong> Teté.<br />

—Conste que eres un interesado <strong>de</strong> mierda, pecoso —dijo Santiago.<br />

—¿Y si se enteran tus viejos? —dijo Popeye—. ¿y si el Chispas?<br />

—Mis viejos se van a Ancón y no vuelven hasta el lunes —dijo Santiago—. Y el Chispas se<br />

ha ido a <strong>la</strong> hacienda <strong>de</strong> un amigo.<br />

—Ponte que le caiga mal, que se nos <strong>de</strong>smaye —dijo Popeye.<br />

—Le daremos apenitas —dijo Santiago—. No seas rosquete, pecoso.<br />

En los ojos <strong>de</strong> Popeye había brotado una lucecita, ¿te acuerdas cuando fuimos a espiar<strong>la</strong> a <strong>la</strong><br />

Amalia en Ancón, f<strong>la</strong>co? Des<strong>de</strong> <strong>la</strong> azotea se veía el baño <strong>de</strong> <strong>la</strong> servidumbre, en <strong>la</strong> c<strong>la</strong>raboya dos<br />

caras juntas e inmóviles y abajo una silueta esfumada, una ropa <strong>de</strong> baño negra, qué riquita <strong>la</strong><br />

cholita, f<strong>la</strong>co. La pareja <strong>de</strong> <strong>la</strong> mesa vecina se levantó y Ambrosio seña<strong>la</strong> a <strong>la</strong> mujer: ésa era una<br />

polil<strong>la</strong>, niño, se pasaba el día en "La Catedral" buscando clientes. Vieron a <strong>la</strong> pareja salir a Larco, <strong>la</strong><br />

vieron cruzar <strong>la</strong> calle Shell. El para<strong>de</strong>ro estaba ahora <strong>de</strong>sierto, Expreso y colectivos pasaban<br />

semivacíos. L<strong>la</strong>maron al mozo, dividieron <strong>la</strong> cuenta, ¿y por qué sabía que era polil<strong>la</strong>? Porque<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> bar restaurant, "La Catedral" también era jabe, niño, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>la</strong> cocina había un cuartito<br />

y lo alqui<strong>la</strong>ban dos soles <strong>la</strong> hora. Avanzaron por Larco, mirando a <strong>la</strong>s muchachas que salían <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

tiendas, a <strong>la</strong>s señoras que arrastraban cochecitos con bebes chil<strong>la</strong>ndo. En el parque, Popeye compró<br />

"Ultima Hora" y leyó en voz alta los chismes, hojeó los <strong>de</strong>portes, y al pasar frente a "La Tien<strong>de</strong>cita<br />

B<strong>la</strong>nca" ho<strong>la</strong> Lalo. En <strong>la</strong> a<strong>la</strong>meda Ricardo Palma arrugaron el periódico e hicieron algunos pases<br />

hasta que se <strong>de</strong>shizo y quedó abandonado en una esquina <strong>de</strong> Surquillo.<br />

—Sólo falta que <strong>la</strong> Amalia esté furiosa y me man<strong>de</strong> al diablo —dijo Santiago.<br />

—Cinco libras es una fortuna —dijo Popeye—. Te recibirá como a un rey.<br />

Estaban cerca <strong>de</strong>l cine Miraflores, frente al mercado <strong>de</strong> quioscos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, esteras y toldos,<br />

don<strong>de</strong> vendían flores, cerámica y fruta, y hasta <strong>la</strong> calle llegaban disparos, galopes, a<strong>la</strong>ridos indios,<br />

voces <strong>de</strong> chiquillos: "Muerte en Arizona". Se <strong>de</strong>tuvieron a mirar los afiches: una cowboy te<strong>la</strong>, f<strong>la</strong>co.<br />

—Estoy un poco saltón —dijo Santiago—. Anoche me <strong>la</strong>s pasé <strong>de</strong>sve<strong>la</strong>do, <strong>de</strong>be ser por eso.<br />

—Estás saltón porque te has <strong>de</strong>saminado —dijo Popeye—. Me invencionas, no va a pasar<br />

nada, no seas rosquete, y a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> <strong>la</strong> hora el que se chupa eres tú. Vámonos al cine, entonces.<br />

—No me he <strong>de</strong>sanimado, ya se me pasó —dijo Santiago—. Espera, voy a ver si los viejos se<br />

fueron.<br />

No estaba el carro, ya se habían ido. Entraron por el jardín, pasaron junto a <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong><br />

azulejos, ¿y si se había acostado, f<strong>la</strong>co? La <strong>de</strong>spertarían, pecoso. Santiago abrió <strong>la</strong> puerta, el clic <strong>de</strong>l<br />

interruptor y <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s se convirtieron en alfombras, cuadros, espejos, mesitas con ceniceros,<br />

17

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!