You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />
—Lo que veo es que te falta un tornillo —dijo el tío Clodomiro, con su cara <strong>de</strong>so<strong>la</strong>da—.<br />
Estoy arrepentido <strong>de</strong> haber l<strong>la</strong>mado a Vallejo, f<strong>la</strong>co. Me siento responsable <strong>de</strong> todo esto.<br />
—Si no hubiera entrado a "La Crónica” , habría conseguido cualquier otro trabajo —dijo<br />
Santiago—. Sería lo mismo.<br />
¿Sería, Zavalita? No, a lo mejor sería distinto, a lo mejor el pobre tío Clodomiro era<br />
responsable en parte. Eran <strong>la</strong>s diez, tenía que irse. Se levantó.<br />
—Espera, tengo que preguntarte lo que me pregunta Zoilita a mí —dijo el tío Clodomiro—.<br />
Cada vez me somete a un interrogatorio terrible. Quién te <strong>la</strong>va <strong>la</strong> ropa, quién te cose los botones.<br />
—La señora <strong>de</strong> <strong>la</strong> pensión me cuida muy bien —dijo Santiago—. Que no se preocupe.<br />
—¿Y tus días libres? —dijo el tío Clodomiro—. Con quiénes te juntas, adón<strong>de</strong> vas. ¿Sales<br />
con chicas?<br />
Es otra cosa que <strong>de</strong>sve<strong>la</strong> a Zoilita. Si no andas metido en alguna aventura con una tipa, cosas<br />
así.<br />
—No estoy metido con nadie, tranquilíza<strong>la</strong> —se rió Santiago—. Dile que estoy bien, que me<br />
porto bien. Iré a verlos pronto, <strong>de</strong> veras.<br />
Fueron a <strong>la</strong> cocina y encontraron a Inocencia dormida sobre su mecedora. El tío Clodomiro <strong>la</strong><br />
riñó y entre los dos <strong>la</strong> ayudaron a llegar a su cuarto, cabeceando <strong>de</strong> sueño. En <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> calle, el<br />
tío Clodomiro abrazó a Santiago. ¿Vendría a comer el próximo lunes? Sí, tío. Tomó un colectivo en<br />
<strong>la</strong> avenida Arequipa, y, en <strong>la</strong> P<strong>la</strong>za San Martín, buscó a Norwin en <strong>la</strong>s mesas <strong>de</strong>l Bar Ze<strong>la</strong>. No había<br />
llegado aún, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esperarlo un momento, salió a su encuentro por el Jirón <strong>de</strong> <strong>la</strong> Unión.<br />
Estaba en <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> "La Prensa", conversando con otro redactor <strong>de</strong> "Última Hora".<br />
—Qué pasó —dijo Santiago—. ¿No quedamos a <strong>la</strong>s diez en el Ze<strong>la</strong>?<br />
—Este es el oficio más cabrón que hay, convéncete, Zavalita —dijo Norwin—. Me quitaron<br />
todos los redactores y he tenido que llenar <strong>la</strong> página yo solo. Hay una revolución, no sé qué<br />
coju<strong>de</strong>z. Te presento a Caste<strong>la</strong>no, un colega.<br />
—¿Una revolución? —dijo Santiago—. ¿Aquí?<br />
—Una revolución abortada, algo así —dijo Caste<strong>la</strong>no—. Parece que <strong>la</strong> encabezaba Espina,<br />
ese general que fue Ministro <strong>de</strong> Gobierno.<br />
—No hay ningún comunicado oficial, y estos cabrones me quitaron a mi gente para que<br />
salieran a buscar datos —dijo Norwin—. En fin, olvidémonos, vamos a tomar unos tragos.<br />
—¿Espera, yo quiero saber —dijo Santiago—. Acompáñame a "La Crónica”.<br />
—Te van a poner a trabajar y per<strong>de</strong>rás tu noche libre —dijo Norwin—. Vamos a tomar un<br />
trago y a eso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s dos nos caemos por allá a buscar a Carlitos.<br />
—Pero cómo ha sido —dijo Santiago—. Cuáles son <strong>la</strong>s noticias.<br />
—No hay noticias, sólo rumores —dijo Caste<strong>la</strong>no—. Esta tar<strong>de</strong> comenzaron a <strong>de</strong>tener gente.<br />
Dicen que <strong>la</strong> cosa era en Cuzco y Tumbes. Los Ministros están reunidos en Pa<strong>la</strong>cio.<br />
—Han movilizado a todos los redactores por puras ganas <strong>de</strong> jo<strong>de</strong>r —dijo Norwin—. De todos<br />
modos no van a po<strong>de</strong>r publicar más que el comunicado oficial, y lo saben.<br />
—¿Por qué en vez <strong>de</strong> ir al Ze<strong>la</strong> no vamos don<strong>de</strong> <strong>la</strong> vieja Ivonne? —dijo Caste<strong>la</strong>no.<br />
—¿Quién ha dicho entonces que el general Espina anda metido en esto? —dijo Santiago.<br />
—Okey, don<strong>de</strong> Ivonne y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allá l<strong>la</strong>mamos a Carlitos para que se nos junte —dijo<br />
Norwin—. Ahí en el bulín vas a averiguar más cosas sobre <strong>la</strong> conspiración que en “La Crónica",<br />
Zavalita. Y por último qué carajo te importa. ¿Te importa <strong>la</strong> política a ti?<br />
—Es pura curiosidad —dijo Santiago—. A<strong>de</strong>más, sólo tengo un par <strong>de</strong> libras, don<strong>de</strong> Ivonne<br />
es carísimo.<br />
—Eso es lo <strong>de</strong> menos, siendo <strong>de</strong> "La Crónica" —se rió Caste<strong>la</strong>no—. Como colega <strong>de</strong><br />
Becerrita, ahí tendrás todo el crédito que quieras.<br />
144