01.12.2012 Views

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />

—Para qué te has molestado —dijo Santiago—. Si ya nos íbamos.<br />

Les alcanzó <strong>la</strong>s Coca—co<strong>la</strong>s y <strong>la</strong>s cañitas, arrastró una sil<strong>la</strong> y se sentó frente a ellos; se había<br />

peinado, se había puesto una cinta y abotonado <strong>la</strong> blusa y <strong>la</strong> chompa y los miraba beber. El<strong>la</strong> no<br />

tomaba nada.<br />

—No has <strong>de</strong>bido gastar así tu p<strong>la</strong>ta, sonsa —dijo Popeye.<br />

—No es mía, es <strong>la</strong> que me regaló el niño Santiago —se rió Amalia—. Para hacerles una<br />

atención siquiera, pues.<br />

La puerta <strong>de</strong> calle estaba abierta, afuera comenzaba a oscurecer y se oía a veces y a los lejos<br />

el paso <strong>de</strong>l tranvía. Trajinaba mucha gente por <strong>la</strong> vereda, voces, risas, algunas caras se <strong>de</strong>tenían un<br />

segundo a mirar.<br />

—Ya están saliendo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fábricas ——dijo Amalia—. Lástima que el <strong>la</strong>boratorio <strong>de</strong> su papá<br />

no esté por aquí, niño. Hasta <strong>la</strong> avenida Argentina voy a tener que tomar el tranvía y <strong>de</strong>spués<br />

ómnibus.<br />

—¿Vas a trabajar en el <strong>la</strong>boratorio? —dijo Santiago.<br />

—¿Su papá no le contó? —dijo Amalia—. Sí, pues, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lunes.<br />

El<strong>la</strong> estaba saliendo <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa con su maleta y encontró a don Fermín, ¿quieres que te<br />

coloque en el <strong>la</strong>boratorio?, y el<strong>la</strong> c<strong>la</strong>ro que sí, don Fermín, don<strong>de</strong> sea, y entonces él l<strong>la</strong>mó al niño<br />

Chispas y le dijo telefonea a Carrillo y que le dé trabajo: qué papelón, pensó Popeye.<br />

—Ah, qué bien —dijo Santiago—. En el <strong>la</strong>boratorio seguro estarás mejor.<br />

Popeye sacó su cajetil<strong>la</strong> <strong>de</strong> Chesterfield, ofreció un cigarrillo a Santiago, dudó un segundo, y<br />

otro a Amalia pero el<strong>la</strong> no fumaba, niño.<br />

—A lo mejor sí fumas y nos estás engañando como el otro día —dijo Popeye—. Nos dijiste<br />

no sé bai<strong>la</strong>r y sabías.<br />

La vio pali<strong>de</strong>cer, no pues niño, <strong>la</strong> oyó tartamu<strong>de</strong>ar, sintió que Santiago se revolvía en <strong>la</strong> sil<strong>la</strong> y<br />

pensó metí <strong>la</strong> pata. Amalia había bajado <strong>la</strong> cabeza.<br />

—Es una broma —dijo, y <strong>la</strong>s mejil<strong>la</strong>s le ardían—. De qué te vas a avergonzar, ¿acaso pasó<br />

algo, sonsa?<br />

El<strong>la</strong> fue recobrando sus colores, su voz: no quería ni acordarse, niño. Qué mal se había<br />

sentido, al día siguiente todavía se le mezc<strong>la</strong>ba todo en <strong>la</strong> cabeza y <strong>la</strong>s cosas le bai<strong>la</strong>ban en <strong>la</strong>s<br />

manos. Alzó <strong>la</strong> cara, los miró con timi<strong>de</strong>z, con envidia, con admiración: ¿a ellos <strong>la</strong>s Coca—co<strong>la</strong>s<br />

nunca les hacían nada? Popeye miró a Santiago, Santiago miró a Popeye y los dos miraron a<br />

Amalia: había vomitado toda <strong>la</strong> noche, no volvería a tomar Coca—co<strong>la</strong> nunca en su vida. Y, sin<br />

embargo, había tomado cerveza y nada, y Pasteurina y tampoco, y Pepsi—co<strong>la</strong> y tampoco, ¿esa<br />

Coca—co<strong>la</strong> no estaría pasadita, niño? Popeye se mordió <strong>la</strong> lengua; sacó su pañuelo y furiosamente<br />

se sonó. Se apretaba <strong>la</strong> nariz y sentía que el estómago le iba a reventar: se había terminado el disco,<br />

ahora sí, y sacó rápido <strong>la</strong> mano <strong>de</strong>l bolsillo <strong>de</strong> su pantalón. Ellos seguían fundidos en <strong>la</strong> media<br />

oscuridad, vengan vengan, siéntense un ratito, y oyó a Amalia: ya se había acabado pues <strong>la</strong> música,<br />

niño. Una voz difícil, por qué había apagado <strong>la</strong> luz el otro niño, aleteando apenas, que <strong>la</strong> prendieran<br />

o se iba, quejándose sin fuerzas, como si un invencible sueño o aburrimiento <strong>la</strong> apagara, no quería a<br />

oscuras, así no le gustaba. Eran una silueta sin forma, una sombra más entre <strong>la</strong>s otras sombras <strong>de</strong>l<br />

cuarto y parecía que estuvieran forcejeando <strong>de</strong> a mentiras entre el ve<strong>la</strong>dor y <strong>la</strong> cómoda. Se levantó,<br />

se les acercó tropezando, ándate al jardín pecoso, y él qué tal raza, chocó con algo, le dolió el<br />

tobillo, no se iba, tráe<strong>la</strong> a <strong>la</strong> cama, suélteme niño. La voz <strong>de</strong> Amalia ascendía, qué le pasa niño, se<br />

enfurecía, y ahora Popeye había encontrado sus hombros, suélteme, que <strong>la</strong> soltara, y <strong>la</strong> arrastraba,<br />

qué atrevido, qué abusivo, los ojos cerrados, <strong>la</strong> respiración briosa y rodó con ellos sobre <strong>la</strong> cama: ya<br />

estaba, f<strong>la</strong>co. El<strong>la</strong> se rió, no me haga cosquil<strong>la</strong>s, pero sus brazos y sus piernas seguían luchando y<br />

Popeye angustiosamente se rió: sal <strong>de</strong> aquí pecoso, déjame a mí. No se iba, por qué se iba a ir, y<br />

ahora Santiago empujaba a Popeye y Popeye lo empujaba, no me voy a ir, y había una confusión <strong>de</strong><br />

ropas y pieles mojadas en <strong>la</strong> sombra, un revoloteo <strong>de</strong> piernas, manos, brazos y frazadas. La estaban<br />

20

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!