You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />
—Está bien, ya estoy viendo que nos amaneceremos aquí —dijo Santiago—. Que tendré que<br />
acostarte.<br />
—Eres bueno y fracasado como yo, tienes lo que hay que tener —si<strong>la</strong>beó Carlitos—. Pero te<br />
falta algo. ¿No dices que quieres vivir? Enamórate <strong>de</strong> una puta y vas a ver.<br />
Había inclinado un poco <strong>la</strong> cabeza y con voz <strong>de</strong>nsa, insegura y <strong>de</strong>morada, comenzado a<br />
recitar. Repetía un mismo verso, cal<strong>la</strong>ba, volvía, a ratos se reía casi sin ruido. Eran ya cerca <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
tres cuando Norwin y Rojas entraron al “Negro Negro” y hacía rato que Carlitos <strong>de</strong>svariaba.<br />
—Se acabó el campeonato, nos retiramos —dijo Norwin—. Les <strong>de</strong>jamos cancha libre a<br />
Becerrita y a ti, Zavalita.<br />
—Ni una pa<strong>la</strong>bra más sobre el periódico o me voy —dijo Rojas—. Son <strong>la</strong>s tres <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana,<br />
Norwin. Olvídate <strong>de</strong> "Ültima Hora", olvídate <strong>de</strong> <strong>la</strong> Musa o me voy.<br />
—Sensacionalista <strong>de</strong> mierda —dijo Carlitos—. Pareces periodista, Norwin.<br />
—Ya no estoy en policiales —dijo Santiago—. Esta semana volví a locales.<br />
—Echamos tierra a <strong>la</strong> Musa, le <strong>de</strong>jamos el campo libre a Becerrita —dijo Norwin—. Se<br />
acabó, no da para más. Convéncete, Zavalita, no van a <strong>de</strong>scubrir nada. Ya no es noticia.<br />
—En vez <strong>de</strong> explotar los bajos instintos <strong>de</strong> los peruanos, convídame una cerveza —dijo<br />
Carlitos—. Sensacionalista <strong>de</strong> mierda.<br />
—Ya sé que Becerrita va a seguir metiendo leña —dijo Norwin—. Nosotros ya no. No da<br />
para más, convéncete. Reconoce que hasta aquí llegamos tab<strong>la</strong>s en <strong>la</strong>s primicias, Zavalita.<br />
—Es un mu<strong>la</strong>to con el pelo p<strong>la</strong>nchado y unos músculos así —dijo Carlitos—. Toca el bongó.<br />
—Los soplones ya enterraron el asunto, te paso el dato —dijo Norwin—. Me lo confesó<br />
Pantoja, esta tar<strong>de</strong>. Estamos pataleando en el mismo sitio, hay que esperar alguna casualidad. Ya se<br />
aburrieron, no van a <strong>de</strong>scubrir nada más. Díselo a Becerrita. ¿No pudieron o no quisieron <strong>de</strong>scubrir<br />
nada?, piensa. Piensa: ¿no supieron o te mataron dos veces, Musa? ¿Había habido <strong>conversacion</strong>es a<br />
media voz, salones mullidos, idas y venidas, misteriosas puertas que se abrían y cerraban, Zavalita?<br />
¿Habido visitas, susurros, confi<strong>de</strong>ncias, ór<strong>de</strong>nes?<br />
—Fui a verlo esta tar<strong>de</strong>, al "Embassy” —dijo Carlitos—. ¿Vienes en p<strong>la</strong>n <strong>de</strong> pelea? No,<br />
compadre, vengo a conversar. Cuéntame cómo se porta contigo <strong>la</strong> China, <strong>de</strong>spués yo te cuento y<br />
comparamos. Nos hicimos amigos.<br />
¿Había sido <strong>la</strong> <strong>de</strong>ja<strong>de</strong>z, <strong>la</strong> abulia limeña, <strong>la</strong> estupi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los soplones, Zavalita? Piensa: que<br />
nadie exigiera, insistiera, que nadie se moviera por ti. ¿Olví<strong>de</strong>nse o te olvidaron <strong>de</strong> verdad, piensa,<br />
échenle tierra al asunto o <strong>la</strong> echaron <strong>de</strong> por sí? ¿Te mataron los mismos <strong>de</strong> nuevo, Musa, o esta<br />
segunda vez te mató todo el Perú?<br />
—Ah, ya veo por qué estás así —dijo Norwin—. Te peleaste otra vez con <strong>la</strong> China, Carlitos.<br />
Iban al "Negro Negro" dos o tres veces por semana, mientras el diario estuvo en el viejo local<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> calle Pando. Cuando "La Crónica" se mudó al edificio nuevo <strong>de</strong> <strong>la</strong> avenida Tacna se reunían<br />
en barcitos y cafetines <strong>de</strong> <strong>la</strong> Colmena. El Jaia<strong>la</strong>i, piensa, el Hawai, el América. Los primeros días <strong>de</strong><br />
mes, Norwin, Rojas, Milton aparecían en esas cuevas humosas y se iban a los bulines. A veces<br />
encontraban a Becerrita, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> dos o tres redactores, brindando y conversando <strong>de</strong> tú y voz con<br />
los cabrones y los maricas y siempre pagaba <strong>la</strong> cuenta él. Levantarse a mediodía, almorzar en <strong>la</strong><br />
pensión, una entrevista, una información, sentarse en el escritorio y redactar, bajar a <strong>la</strong> cantina,<br />
volver a <strong>la</strong> máquina, salir, regresar a <strong>la</strong> pensión al amanecer, <strong>de</strong>snudarse viendo crecer el día sobre<br />
el mar. También los almuerzos <strong>de</strong> los domingos se confundían, <strong>la</strong>s comiditas en el "Rinconcito<br />
Cajamarquino" festejando los cumpleaños <strong>de</strong> Carlitos, Norwin o Hernán<strong>de</strong>z, también <strong>la</strong> reunión<br />
semanal con el papá, <strong>la</strong> mamá, el Chispas y <strong>la</strong> Teté.<br />
198