01.12.2012 Views

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />

—Métete tus consejos al bolsillo —dijo Santiago.<br />

—No te <strong>la</strong>s <strong>de</strong>s tanto <strong>de</strong> sabio, f<strong>la</strong>co —dijo Popeye—. Está bien que seas chancón, pero no es<br />

razón para creer que todos los <strong>de</strong>más son unos tarados.<br />

Anoche lo trataste a Coco <strong>de</strong> una manera que no sé cómo aguantó.<br />

—Si a mí no me da <strong>la</strong> gana <strong>de</strong> ir a misa, no tengo por qué darle explicaciones al sacristán ése<br />

—dijo Santiago.<br />

—O sea que ahora también te <strong>la</strong>s das <strong>de</strong> ateo —dijo Popeye.<br />

—No me <strong>la</strong>s doy <strong>de</strong> ateo —dijo Santiago—. Que no me gusten los curas no quiere <strong>de</strong>cir que<br />

no crea en Dios.<br />

—¿Y qué dicen en tu casa <strong>de</strong> que no vayas a misa? —dijo Popeye—. ¿Qué dice <strong>la</strong> Teté, por<br />

ejemplo?<br />

—Este asunto <strong>de</strong> <strong>la</strong> cho<strong>la</strong> me tiene amargo, pecoso —dijo Santiago.<br />

—Olvídate, no Seas bobo —dijo Popeye—. A propósito <strong>de</strong> <strong>la</strong> Teté, por qué no fue a <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ya<br />

esta mañana.<br />

—Se fue al Regatas con unas amigas —dijo Santiago—. No sé por qué no escarmientas.<br />

—El coloradito, el <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pecas —dice Ambrosio—. El hijito <strong>de</strong>l senador don Emilio Arévalo<br />

c<strong>la</strong>ro. ¿Se casó con él?<br />

—No me gustan los pecosos ni los pelirrojos —hizo una morisqueta <strong>la</strong> Teté—. Y él es <strong>la</strong>s dos<br />

cosas. Uy, qué asco.<br />

—Lo que más me amarga es que <strong>la</strong> botaran por mi culpa —dijo Santiago.<br />

—Más bien di culpa <strong>de</strong>l Chispas —lo consoló Popeye—. Tú ni sabías lo que era yobimbina.<br />

Al hermano <strong>de</strong> Santiago le <strong>de</strong>cían ahora sólo Chispas, pero antes, en <strong>la</strong> época en que le dio<br />

por lucirse en el Terrazas levantando pesas, le <strong>de</strong>cían Tarzán Chispas. Había sido ca<strong>de</strong>te <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Escue<strong>la</strong> Naval unos meses y cuando lo expulsaron (él <strong>de</strong>cía que por haberle pegado a un alférez)<br />

estuvo un buen tiempo <strong>de</strong> vago, <strong>de</strong>dicado a <strong>la</strong> timba y al trago y dándose<strong>la</strong>s <strong>de</strong> matón. Se aparecía<br />

en el óvalo <strong>de</strong> San Fernando y se dirigía amenazador a Santiago, señalándole a Popeye, a Toño, a<br />

Coco o a Lalo: a ver, supersabio, con cuál <strong>de</strong> ésos quería medir sus fuerzas. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que entró a<br />

trabajar a <strong>la</strong> oficina <strong>de</strong> don Fermín se había vuelto formal.<br />

—Yo sí sé lo que es, sólo que nunca había visto —dijo Santiago—. ¿Tú crees que <strong>la</strong>s vuelve<br />

locas a <strong>la</strong>s mujeres?<br />

—Cuentos <strong>de</strong>l Chispas —susurró Popeye—. ¿Te dijo que <strong>la</strong>s vuelve locas?<br />

—Las vuelve, pero si se le pasa <strong>la</strong> mano <strong>la</strong>s pue<strong>de</strong> volver cadáveres, niño Chispas —dijo<br />

Ambrosio—. No me vaya a meter en un lío. Fíjese que si lo chapa su papá, me fun<strong>de</strong>.<br />

—¿Y te dijo que con una cucharada cualquier hembrita se te echaba? —susurró Popeye—.<br />

Cuentos, f<strong>la</strong>co.<br />

—Habría que hacer <strong>la</strong> prueba —dijo Santiago—. Aunque sea para ver si es cierto, pecoso.<br />

Se calló, atacado por una risita nerviosa y Popeye se rió también. Se co<strong>de</strong>aban, lo difícil era<br />

encontrar con quién, excitados, disforzados, ahí estaba <strong>la</strong> cosa, y <strong>la</strong> mesa y los milk—shakes<br />

temb<strong>la</strong>ban con los sacudones: <strong>de</strong> locos eran, f<strong>la</strong>co. ¿Que le había dicho el Chispas al dárse<strong>la</strong>? El<br />

Chispas y Santiago se llevaban como perro y gato y vez que podía el Chispas le hacía perradas al<br />

f<strong>la</strong>co y el f<strong>la</strong>co al Chispas perradas vez que podía: a lo mejor era una ma<strong>la</strong> pasada <strong>de</strong> tu hermano,<br />

f<strong>la</strong>co. No pecoso, el Chispas había llegado hecho una pascua a <strong>la</strong> casa, gané un montón <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta en<br />

el hipódromo, y lo que nunca, antes <strong>de</strong> acostarse se metió al cuarto <strong>de</strong> Santiago a aconsejarlo: ya es<br />

hora <strong>de</strong> que te sacudas, ¿no te da vergüenza seguir virgo tamaño hombrón?, y le convidó un cigarro.<br />

No te muñequées, dijo el Chispas, ¿tienes hembrita?, Santiago le mintió que sí y el Chispas;<br />

preocupado: es hora <strong>de</strong> que te <strong>de</strong>svirgues, f<strong>la</strong>co, <strong>de</strong> veras.<br />

—¿No te he pedido tanto que me lleves al bulín? —dijo Santiago.<br />

15

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!