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C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />
Era preciso participar <strong>de</strong> <strong>la</strong> mística i<strong>de</strong>alista y por consiguiente no admitir ningún control<br />
científico, <strong>de</strong>cía Politzer, para creer en un Dios que existiría fuera <strong>de</strong>l tiempo, es <strong>de</strong>cir que no<br />
existiría en ningún momento, y que existiría fuera <strong>de</strong>l espacio, es <strong>de</strong>cir que no existiría en ninguna<br />
parte. Lo peor era tener dudas, Ambrosio, y lo maravilloso po<strong>de</strong>r cerrar los ojos y <strong>de</strong>cir Dios existe,<br />
o Dios no existe, y creerlo. Se había dado cuenta que a veces hacía trampas en el círculo, Aída:<br />
<strong>de</strong>cía creo o estoy <strong>de</strong> acuerdo y en el fondo tenía dudas. Los materialistas, apoyados en <strong>la</strong>s<br />
conclusiones <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ciencias, <strong>de</strong>cía Politzer, afirmaban que <strong>la</strong> materia existía en el espacio y en un<br />
momento dado (en el tiempo). Cerrar los puños, apretar los dientes, Ambrosio, el Apra es <strong>la</strong><br />
solución, <strong>la</strong> religión es <strong>la</strong> solución, el comunismo es <strong>la</strong> solución, y creerlo. Entonces <strong>la</strong> vida se<br />
organizaría so<strong>la</strong> y uno ya no se sentiría vacío, Ambrosio. Él no creía en los curas, niño, y no iba a<br />
misa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que era criatura, pero sí creía en <strong>la</strong> religión y en Dios, ¿acaso todos no tenían que creer<br />
en algo, niño? Por consiguiente, el universo no había podido ser creado, concluía Politzer, ya que<br />
hubiera sido preciso a Dios para po<strong>de</strong>r crear el mundo un momento que no había sido ningún<br />
momento (puesto que para Dios el tiempo no existía) y hubiera sido preciso, también, que el mundo<br />
saliera <strong>de</strong> nada: ¿y eso te preocupaba tanto, Zavalita? <strong>de</strong>cía Aída. Y Jacobo: si <strong>de</strong> todas maneras<br />
había que empezar creyendo en algo, preferible creer que Dios no existe a creer que existe.<br />
Santiago también lo prefería, Aída, él quería convencerse que era cierto lo que <strong>de</strong>cía Politzer,<br />
Jacobo. Lo que lo angustiaba era tener dudas, Aída, no po<strong>de</strong>r estar seguro, Jacobo. Agnosticismo<br />
pequeño burgués, Zavalita, i<strong>de</strong>alismo disimu<strong>la</strong>do, Zavalita. ¿Aída no tenía ninguna duda, Jacobo<br />
creía con puntos y comas lo que <strong>de</strong>cía Politzer? Las dudas eran fatales, <strong>de</strong>cía Aída, te paralizan y no<br />
pue<strong>de</strong>s hacer nada, y Jacobo ¿pasarse <strong>la</strong> vida escarbando ¿será cierto?, torturándose ¿será mentira?<br />
en vez <strong>de</strong> actuar. El mundo no cambiaría nunca, Zavalita. Para actuar había que creer en algo, <strong>de</strong>cía<br />
Aída, y creer en Dios no había ayudado a cambiar nada, y Jacobo: preferible creer en el marxismo<br />
que podía cambiar <strong>la</strong>s cosas, Zavalita. ¿Inculcarles a los obreros <strong>la</strong> duda metódica?, <strong>de</strong>cía<br />
Washington, ¿a los campesinos <strong>la</strong> cuádruple raíz <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> razón suficiente?, <strong>de</strong>cía Héctor.<br />
Piensa: pensabas no, Zavalita. Cerrar los ojos, el marxismo se apoya en <strong>la</strong> ciencia, apretar los<br />
puños, <strong>la</strong> religión en <strong>la</strong> ignorancia, hundir los pies en <strong>la</strong> tierra, Dios no existía, hacer crujir los<br />
dientes, el motor <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia era <strong>la</strong> lucha <strong>de</strong> c<strong>la</strong>ses, endurecer los músculos, al liberarse <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
explotación burguesa, respirar hondo, el proletariado liberaría a <strong>la</strong> humanidad, y embestirse<br />
instauraría un mundo sin c<strong>la</strong>ses. No pudiste, Zavalita, piensa. Piensa: eras, eres, serás, morirás un<br />
pequeño burgués. ¿Las mama<strong>de</strong>ras, el colegio, <strong>la</strong> familia, el barrio fueron más fuertes?, piensa. Ibas<br />
a misa, te confesabas y comulgabas los primeros viernes; rezabas y ya entonces mentira, no creo.<br />
Ibas a <strong>la</strong> pensión <strong>de</strong> <strong>la</strong> sorda, los cambios cuantitativos al acumu<strong>la</strong>rse producían un cambio<br />
cualitativo, y tu sí sí, el más gran<strong>de</strong> pensador materialista antes <strong>de</strong> Marx había sido Di<strong>de</strong>rot, sí sí, y<br />
<strong>de</strong> repente el gusanito: mentira, no creo.<br />
—Nadie <strong>de</strong>bía darse cuenta, eso era lo principal —dice Santiago—. No escribo versos, creo<br />
en Dios, no creo en Dios. Siempre mintiendo, siempre haciendo trampas.<br />
—Mejor ya no tome más, niño —dice Ambrosio.<br />
—En el colegio, en <strong>la</strong> casa, en el barrio, en el círculo, en <strong>la</strong> Fracción, en "La Crónica" —dice<br />
Santiago—. Toda <strong>la</strong> vida haciendo cosas sin creer, toda <strong>la</strong> vida disimu<strong>la</strong>ndo.<br />
—Bien hecho que mi papá te botó tu libro comunista a <strong>la</strong> basura, jajá —dijo <strong>la</strong> Teté.<br />
—Y toda <strong>la</strong> vida queriendo creer en algo —dice Santiago—. Y toda <strong>la</strong> vida mentira, no creo.<br />
¿Había sido <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> fe, Zavalita, no habría sido <strong>la</strong> timi<strong>de</strong>z? En el cajón <strong>de</strong> periódicos viejos<br />
<strong>de</strong>l garaje, tras el nuevo ejemp<strong>la</strong>r <strong>de</strong> Politzer se fueron acumu<strong>la</strong>ndo, ¿Qué hacer piensa, los libros<br />
leídos y discutidos en el círculo, "El origen <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia, <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad y <strong>de</strong>l estado" piensa, libros<br />
mal encua<strong>de</strong>rnados y <strong>de</strong> letra minúscu<strong>la</strong>, "La lucha <strong>de</strong> c<strong>la</strong>ses en Francia" piensa, que se quedaba<br />
estampada en <strong>la</strong> yema <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos? Previamente observados, rondados, son<strong>de</strong>ados, votados, se<br />
incorporaron al círculo el indio Martínez que estudiaba Etnología, y <strong>de</strong>spués Solórzano <strong>de</strong><br />
Medicina, y <strong>de</strong>spués una muchacha casi albina que apodaron el Ave. El cuarto <strong>de</strong> Héctor resultó<br />
pequeño, los ojos <strong>de</strong> <strong>la</strong> sorda se a<strong>la</strong>rmaban ante <strong>la</strong> crónica invasión, <strong>de</strong>cidieron rotar. Aída ofreció<br />
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