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C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />
—Buenos días —murmuró él y rápidamente <strong>la</strong> <strong>de</strong>snudó y empujó hacia <strong>la</strong>s sábanas don<strong>de</strong> dos<br />
formas femeninas <strong>la</strong> recibieron, ávidas.<br />
—Ya te explicaré, corazón —Landa se <strong>de</strong>sprendió <strong>de</strong> su hija, se volvió hacia él—. Pase,<br />
Bermú<strong>de</strong>z. L<strong>la</strong>ma a Chic<strong>la</strong>yo y tranquiliza a tu madre, Cristina, dile que estoy bien. Que no nos<br />
moleste nadie. Asiento, Bermú<strong>de</strong>z.<br />
—Le voy a hab<strong>la</strong>r con toda sinceridad, senador —dijo él—. Haga usted lo mismo y así<br />
ganaremos tiempo los dos.<br />
—La recomendación está <strong>de</strong>más —dijo Landa—. Yo no miento nunca.<br />
—El general Espina fue <strong>de</strong>tenido, todos los oficiales que le habían prometido ayuda se han<br />
reconciliado con el régimen —dijo él—. No queremos que esto trascienda, senador. Concretamente,<br />
vengo a proponerle que reafirme su lealtad al régimen y que mantenga su, posición <strong>de</strong> lí<strong>de</strong>r<br />
par<strong>la</strong>mentario. En dos pa<strong>la</strong>bras, que se olvi<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo que ha ocurrido.<br />
—Primero tengo que saber qué ha ocurrido —dijo Landa; tenía <strong>la</strong>s manos en <strong>la</strong>s rodil<strong>la</strong>s,<br />
permanecía absolutamente inmóvil.<br />
—Usted está cansado, yo estoy cansado –murmuró él—. ¿No po<strong>de</strong>mos ganar tiempo,<br />
senador?<br />
—Saber <strong>de</strong> qué se me acusa, primero —repitió Landa, secamente.<br />
—De haber servido <strong>de</strong> en<strong>la</strong>ce entre Espina y los jefes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s guarniciones comprometidas —<br />
dijo él con un <strong>de</strong>jo resignado—. De haber conseguido dinero y haber invertido su propio dinero en<br />
este asunto. De haber reunido, en esta casa y en "O<strong>la</strong>ve” a <strong>la</strong> veintena <strong>de</strong> conspiradores civiles que<br />
ahora están <strong>de</strong>tenidos.<br />
Tenemos <strong>de</strong>c<strong>la</strong>raciones firmadas, cintas grabadas. Todas <strong>la</strong>s pruebas que usted quiera. Pero ya<br />
no se trata <strong>de</strong> eso. No queremos explicaciones. El Presi<strong>de</strong>nte está dispuesto a olvidar todo esto.<br />
—Se trata <strong>de</strong> no tener en el Senado a un enemigo que conoce al régimen en cuerpo y alma —<br />
murmuró Landa. mirándolo fijamente a los ojos.<br />
—Se trata <strong>de</strong> no quebrar <strong>la</strong> mayoría par<strong>la</strong>mentaria —dijo él—. A<strong>de</strong>más, su prestigio, su<br />
nombre y sus influencias son necesarias al régimen. Sólo hace falta que usted acepte, senador, y no<br />
ha pasado nada.<br />
—¿Y si me niego a seguir co<strong>la</strong>borando? –murmuró Landa en voz casi inaudible.<br />
—Tendría usted que salir <strong>de</strong>l país —dijo él con un gesto contrariado—. Tampoco necesito<br />
recordarle que usted tiene muchos intereses re<strong>la</strong>cionados con el Estado, senador.<br />
—Primero el atropello, <strong>de</strong>spués el chantaje —dijo Landa—. Reconozco sus métodos,<br />
Bermú<strong>de</strong>z.<br />
—Usted es un político experimentado y un buen jugador, sabe <strong>de</strong> sobra lo que le conviene —<br />
dijo él, con calma—. No perdamos tiempo, senador.<br />
—¿Cuál va a ser <strong>la</strong> situación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>tenidos? —murmuró Landa—. No los militares, que,<br />
por lo visto, arreg<strong>la</strong>ron bien sus cosas. Los otros.<br />
—El régimen tiene consi<strong>de</strong>ración especial con usted, porque le <strong>de</strong>bemos servicios —dijo él—<br />
. Ferro y los <strong>de</strong>más <strong>de</strong>ben al régimen todo lo que son. Se estudiarán los antece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> cada uno y<br />
según eso se tomarán medidas.<br />
—¿Qué c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> medidas? —dijo el senador—. Esa gente confió en mí como yo confié en<br />
esos generales.<br />
—Medidas preventivas, no queremos encarnizarnos contra nadie —dijo él—. Quedarán<br />
<strong>de</strong>tenidos por un tiempo, algunos serán <strong>de</strong>sterrados. Ya ve, nada muy serio. Todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá, por<br />
supuesto, <strong>de</strong> <strong>la</strong> actitud suya.<br />
—Hay algo más —vaciló apenas el senador—. Es <strong>de</strong>cir ...<br />
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