01.12.2012 Views

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />

contaban. Había fumado un cigarrillo y su copa estaba a <strong>la</strong> mitad cuando lo divisó por <strong>la</strong> ventana,<br />

cruzando <strong>la</strong> Colmena.<br />

—Siento haberlo hecho esperar —dijo don Fermín—. Estaba jugando una mano y Landa, ya<br />

lo conoce al senador, cuando agarra los dados es <strong>de</strong> nunca acabar. Está feliz Landa, ya se arregló <strong>la</strong><br />

huelga <strong>de</strong> O<strong>la</strong>ve.<br />

—¿Viene <strong>de</strong>l Club Nacional? —dijo él—. ¿Sus amigos oligarcas no andan tramando ninguna<br />

conspiración?<br />

—Todavía no —sonrió don Fermín, y seña<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> copa le dijo al mozo lo mismo—. Qué es<br />

esa tos, ¿lo agarró <strong>la</strong> gripe?<br />

—El cigarrillo —dijo él, carraspeando <strong>de</strong> nuevo—. ¿Cómo le ha ido? ¿Sigue dándole dolores<br />

<strong>de</strong> cabeza ese hijo travieso?<br />

—¿El Chispas? —don Fermín se llevó a <strong>la</strong> boca un puñado <strong>de</strong> maní—. No, ha sentado cabeza<br />

y se porta bien en <strong>la</strong> oficina. El que me tiene preocupado ahora es el segundo.<br />

—¿También le tira el cuerpo por <strong>la</strong> jarana? —dijo él.<br />

—Quiere entrar a esa ol<strong>la</strong> <strong>de</strong> grillos <strong>de</strong> San Marcos en vez <strong>de</strong> <strong>la</strong> Católica —don Fermín<br />

pa<strong>la</strong><strong>de</strong>ó <strong>la</strong> bebida, hizo un gesto <strong>de</strong> fastidio—. Le ha dado por hab<strong>la</strong>r mal <strong>de</strong> los curas, <strong>de</strong> los<br />

militares, <strong>de</strong> todo, para hacernos rabiar a mí y a su madre.<br />

—Pero él no te había ido a buscar, Zavalita, ni dado azotes, ni obligado a volver. ¿Por qué,<br />

papá?<br />

—No quiero darte consejos, ya eres gran<strong>de</strong>cito, pero no te estás portando bien, f<strong>la</strong>co. Que<br />

quieras vivir solo ya es una locura, pero, en fin. Que no quieras ver a tus padres, eso no, f<strong>la</strong>co. A<br />

Zoi<strong>la</strong> <strong>la</strong> tienes <strong>de</strong>shecha.<br />

Y Fermín cada vez que viene a preguntarme cómo está, qué hace, lo veo más abatido.<br />

—Si me va a buscar, sería por gusto —dijo Santiago—. Me pue<strong>de</strong> llevar a <strong>la</strong> casa a <strong>la</strong> fuerza<br />

cien veces y cien me vuelvo a escapar.<br />

—El no lo entien<strong>de</strong>, yo no lo entiendo —dijo el tío Clodomiro—. ¿Te enojaste porque te sacó<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> Prefectura? ¿Querías que te <strong>de</strong>jara encerrado con los otros locos? ¿No te ha dado gusto en todo<br />

siempre? ¿No te ha engreído más que a <strong>la</strong> Teté, más que al Chispas? Sé sincero conmigo, f<strong>la</strong>co.<br />

¿Qué cosa tienes contra Fermín ?<br />

—Es difícil <strong>de</strong> explicar, tío. Por ahora es mejor que no vaya a <strong>la</strong> casa. Después que pase un<br />

tiempo iré, te prometo.<br />

—Déjate <strong>de</strong> a<strong>de</strong>fesios y anda <strong>de</strong> una vez —dijo el tío Clodomiro—. Ni Zoi<strong>la</strong> ni Fermín se<br />

oponen a que sigas en "La Crónica”. Lo único que los preocupa es que con el trabajo vayas a <strong>de</strong>jar<br />

<strong>de</strong> estudiar. No quieren que te pases <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> empleadito, como yo.<br />

Sonrió sin amargura y llenó <strong>de</strong> nuevo <strong>la</strong>s copas.<br />

Ya iba a estar el chupe, se oía a lo lejos <strong>la</strong> cascada voz <strong>de</strong> Inocencia, y el tío Clodomiro movía<br />

<strong>la</strong> cabeza, compasivo: <strong>la</strong> pobre vieja ya casi ni veía, f<strong>la</strong>co.<br />

Qué frescura, qué sinvergüenzura, <strong>de</strong>cía Gertrudis Lama, ¿volver a buscarte <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo que<br />

te hizo?, qué horror. Y Amalia qué horror. Pero él era así, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> primera vez había sido así. Y<br />

Gertrudis: ¿cómo, cómo había sido? Se tomaba su tiempo, hacía que <strong>la</strong>s cosas se volvieran<br />

misteriosas. Buscaba pretextos para meterse al repostero, a los cuartos, al patio cuando Amalia<br />

estaba ahí. Al principio no le diría nada con <strong>la</strong> boca, pero le hab<strong>la</strong>ba con los ojos, y el<strong>la</strong> asustada <strong>de</strong><br />

que <strong>la</strong> señora Zoi<strong>la</strong> o los niños se dieran cuenta y le pescaran <strong>la</strong>s miradas. Pasó mucho antes que se<br />

animara a <strong>de</strong>cirle cosas, y Gertrudis ¿qué cosas?, qué jovencita se le ve qué cara tan primaveral y<br />

el<strong>la</strong> asustada, porque ése había sido su primer trabajo. Pero, al menos <strong>de</strong> eso, pronto se tranquilizó.<br />

Sería fresco, pero también sabido, o mejor dicho cobar<strong>de</strong>: les tenía más miedo a los señores que yo,<br />

Gertrudis. Ni siquiera por <strong>la</strong>s otras empleadas se <strong>de</strong>jó pescar, estaba fastidiándo<strong>la</strong> y aparecía <strong>la</strong><br />

138

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!