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vargas_llosa,_mario-conversacion_de_la_catedral

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C o n v e r s a c i ó n e n l a c a t e d r a l M a r i o V a r g a s L l o s a<br />

VI<br />

¿HABÍA sido ese primer año, Zavalita, al ver que San Marcos era un bur<strong>de</strong>l y no el paraíso<br />

que creías?<br />

¿Qué no le había gustado, niño? No que <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses comenzaran en junio en vez <strong>de</strong> abril, no<br />

que los catedráticos fueran <strong>de</strong>crépitos como los pupitres, piensa, sino el <strong>de</strong>sgano <strong>de</strong> sus compañeros<br />

cuando se hab<strong>la</strong>ba <strong>de</strong> libros, <strong>la</strong> indolencia <strong>de</strong> sus ojos cuando <strong>de</strong> política.<br />

Los cholos se parecían terriblemente a los niñitos bien, Ambrosio. A los profesores les<br />

pagarían miserias, <strong>de</strong>cía Aída, trabajarían en ministerios, darían c<strong>la</strong>ses en colegios, quién les iba a<br />

pedir más. Había que compren<strong>de</strong>r <strong>la</strong> apatía <strong>de</strong> los estudiantes, <strong>de</strong>cía Jacobo, el sistema los formó<br />

así: necesitaban ser agitados, adoctrinados, organizados. ¿Pero dón<strong>de</strong> estaban los comunistas, dón<strong>de</strong><br />

aunque fuera los apristas? ¿Todos encarce<strong>la</strong>dos, todos <strong>de</strong>portados? Eran críticas retrospectivas,<br />

Ambrosio, entonces no se daba cuenta y le gustaba San Marcos. ¿Qué sería <strong>de</strong>l catedrático que en<br />

un año glosó dos capítulos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Síntesis <strong>de</strong> Investigaciones Lógicas publicada por <strong>la</strong> Revista <strong>de</strong><br />

Occi<strong>de</strong>nte? Suspen<strong>de</strong>r fenomenológicamente el problema <strong>de</strong> <strong>la</strong> rabia, poner entre paréntesis, diría<br />

Husserl, <strong>la</strong> grave situación creada por los perros <strong>de</strong> Lima: ¿qué cara pondría el Director? ¿Qué <strong>de</strong>l<br />

que sólo hacía pruebas <strong>de</strong> ortografía, qué <strong>de</strong>l que preguntó en el examen errores <strong>de</strong> Freud?<br />

—Te equivocas, uno tiene que leer incluso a los oscurantistas —dijo Santiago.<br />

—Lo lindo sería leerlos en su propio idioma —dijo Aída— Quisiera saber francés, inglés,<br />

hasta alemán.<br />

—Lee todo, pero con sentido crítico —dijo Jacobo—. Los progresistas siempre te parecen<br />

malos y los <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ntes siempre buenos. Eso es lo que te critico.<br />

—Sólo digo que "Así se templó el acero" me aburrió y que me gustó "El castillo" —protestó<br />

Santiago—. No estoy generalizando.<br />

—La traducción <strong>de</strong> Ostrovski <strong>de</strong>be ser ma<strong>la</strong> y <strong>la</strong> <strong>de</strong> Kafka buena, ya no discutan —dijo Aída.<br />

¿Qué <strong>de</strong>l anciano pequeñito, barrigón, <strong>de</strong> ojos azules y melena b<strong>la</strong>nca que explicaba <strong>la</strong>s<br />

fuentes históricas? Era tan bueno que daban ganas <strong>de</strong> seguir Historia y no Psicología, <strong>de</strong>cía Aída, y<br />

Jacobo sí, lástima que fuera hispanista y no indigenista. Las au<strong>la</strong>s abarrotadas <strong>de</strong> los primeros días<br />

se fueron vaciando, en setiembre sólo asistía <strong>la</strong> mitad <strong>de</strong> los alumnos y ya no era difícil pescar<br />

asiento en <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses. No se sentían <strong>de</strong>fraudados, no era que los profesores no supieran o quisieran<br />

enseñar, piensa, a ellos tampoco les interesaba apren<strong>de</strong>r. Porque eran pobres y tenían que trabajar,<br />

<strong>de</strong>cía Aída, porque estaban contaminados <strong>de</strong> formalismo burgués y sólo querían el título, <strong>de</strong>cía<br />

Jacobo; porque para recibirse no hacía falta asistir ni interesarse ni estudiar: sólo esperar. ¿Estaba<br />

contento en San Marcos f<strong>la</strong>co, <strong>de</strong> veras enseñaban ahí <strong>la</strong>s cabezas <strong>de</strong>l Perú f<strong>la</strong>co, por qué se había<br />

vuelto tan reservado f<strong>la</strong>co? Sí estaba papá, <strong>de</strong> veras papá, no se había vuelto papá. Entrabas y salías<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> casa como un fantasma, Zavalita; te encerrabas en tu cuarto y no le dabas cara a <strong>la</strong> familia,<br />

pareces un oso <strong>de</strong>cía <strong>la</strong> señora Zoi<strong>la</strong>, y el Chispas te ibas a volver virolo <strong>de</strong> tanto leer, y <strong>la</strong> Teté por<br />

qué ya no salías nunca con Popeye, supersabio. Porque Jacobo y Aída bastaban, piensa, porque<br />

ellos eran <strong>la</strong> amistad que excluía, enriquecía y compensaba todo. ¿Ahí, piensa, me jodí ahí?<br />

Se habían matricu<strong>la</strong>do en los mismos cursos, se sentaban en <strong>la</strong> misma banca, iban juntos a <strong>la</strong><br />

Biblioteca <strong>de</strong> San Marcos o a <strong>la</strong> Nacional; a duras penas se separaban para dormir. Leían los<br />

mismos libros, veían <strong>la</strong>s mismas pelícu<strong>la</strong>s, se enfurecían con los mismos periódicos. Al salir <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Universidad, a mediodía y en <strong>la</strong>s tar<strong>de</strong>s, conversaban horas en "El Palermo” <strong>de</strong> <strong>la</strong> Colmena,<br />

discutían horas en <strong>la</strong> pastelería “Los Huérfanos” <strong>de</strong> Azángaro, comentaban horas <strong>la</strong>s noticias<br />

políticas en un café—bil<strong>la</strong>r a espaldas <strong>de</strong>l Pa<strong>la</strong>cio <strong>de</strong> Justicia. A veces se zambullían en un cine, a<br />

veces recorrían librerías, a veces emprendían como una aventura <strong>la</strong>rgas caminatas por <strong>la</strong> ciudad.<br />

Asexuada, fraternal, <strong>la</strong> amistad parecía también eterna.<br />

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