JC en la historia y en la fe - Biblioteca Católica Digital
JC en la historia y en la fe - Biblioteca Católica Digital
JC en la historia y en la fe - Biblioteca Católica Digital
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
lotes, también los miembros de <strong>la</strong> secta de Qumrán muestran que<br />
<strong>la</strong> apocalíptica int<strong>en</strong>sifica <strong>la</strong> observancia de <strong>la</strong> ley. Por Filón se<br />
puede saber que una psicología globalizadora lleva al mismo resultado,<br />
y provoca una radical etificación y espiritualización de<br />
<strong>la</strong> piedad. No <strong>en</strong> vano maldice el rabinato a aquel<strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses popu<strong>la</strong>res<br />
que no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran tiempo ni fuerza para tal rigorismo.<br />
Hay que t<strong>en</strong>er a <strong>la</strong> vista esta esc<strong>en</strong>ografía para compr<strong>en</strong>der hasta<br />
qué punto Jesús era un «extraño» <strong>en</strong> su mundo religioso y por<br />
qué daba lugar a tantos escándalos. El hace saltar los preceptos<br />
de pureza legal y el mandami<strong>en</strong>to del sábado, tan estrictam<strong>en</strong>te<br />
observado por doquier. Mi<strong>en</strong>tras el mismo sumo sacerdote está<br />
obligado, <strong>en</strong> caso de urg<strong>en</strong>cia, a mirar por el <strong>en</strong>terrami<strong>en</strong>to de un<br />
muerto, el Nazar<strong>en</strong>o, según el re<strong>la</strong>to evangélico, convoca a su<br />
seguimi<strong>en</strong>to aun haci<strong>en</strong>do pasar por <strong>en</strong>cima del cadáver del padre,<br />
y comete con ello un sacrilegio. Si se le coteja con <strong>la</strong> ascética<br />
practicada por el Bautista, por los discípulos de éste y por<br />
muchos otros, Jesús aparece como un comedor y un bebedor.<br />
Mi<strong>en</strong>tras <strong>la</strong> casuística rabínica <strong>en</strong> torno al cumplimi<strong>en</strong>to de votos<br />
hechos a Dios pone <strong>la</strong> primacía de éstos por <strong>en</strong>cima de <strong>la</strong>s obligaciones<br />
con los propios padres necesitados, Jesús invierte el ord<strong>en</strong><br />
y manda interrumpir el sacrificio <strong>en</strong> el caso de que uno se<br />
sorpr<strong>en</strong>da <strong>en</strong> culpa con el prójimo. En esta misma línea, tampoco<br />
teme el trato con samaritanos y, si a caso vi<strong>en</strong>e, aun con paganos,<br />
antes al contrario los pone como ejemplo para Israel y como los<br />
portadores de <strong>la</strong>s promesas, y no niega su compañía a pecadores<br />
notorios, como los publícanos y <strong>la</strong>s prostitutas; aunque raras<br />
veces, acepta mujeres <strong>en</strong> su séquito, y, <strong>en</strong> fin, proc<strong>la</strong>ma aquello<br />
que por otros es despreciado, rechazado o maldecido, y para lo<br />
que no existe ayuda ni salvación. Si de todo esto algo se impone<br />
con absoluta seguridad es que no se preocupaba de hacer más<br />
piadosos a los piadosos. Lo mismo que de sus coterráneos, se di<strong>fe</strong>r<strong>en</strong>cia<br />
Jesús del normal comportami<strong>en</strong>to de <strong>la</strong>s iglesias que, con<strong>fe</strong>sándose<br />
de él, se escandalizarían si <strong>en</strong> su servicio divino y <strong>en</strong><br />
su vida cotidiana tuvieran que fom<strong>en</strong>tar <strong>la</strong> fraternidad con aquel<strong>la</strong>s<br />
compañías, <strong>en</strong> parte ambiguas <strong>en</strong> parte provocativas, que<br />
rodeaban a Jesús. Pero al mismo tiempo, el Nazar<strong>en</strong>o no quería<br />
ser un provocador; aunque también sería desconocerlo, si se le<br />
pintara como un per<strong>fe</strong>cto humanista. Ya que no proc<strong>la</strong>mó nuevos<br />
ideales ni nuevas normas. Se cu<strong>en</strong>ta de él que da de comer a los<br />
hambri<strong>en</strong>tos, pero a continuación los deja <strong>en</strong> el desierto, sin aprovechar<br />
<strong>la</strong> ocasión para fundar con ellos una nueva comunidad.<br />
Siempre está de paso, y rara vez —quizá nunca— ati<strong>en</strong>de, aunque<br />
sea informalm<strong>en</strong>te, a los que ha reclutado, y tampoco adopta