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JC en la historia y en la fe - Biblioteca Católica Digital

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<strong>la</strong>s exig<strong>en</strong>cias de otros fundadores y líderes de comunidades religiosas.<br />

Desde una rigurosa crítica histórica se podría quizá dudar<br />

que perdonara expresam<strong>en</strong>te pecados. Si sus discípulos lo hac<strong>en</strong><br />

desde un principio, ape<strong>la</strong>ndo para ello a su maestro, es porque<br />

compr<strong>en</strong>dieron que él vivió el perdón de los pecados y lo fundam<strong>en</strong>tó<br />

<strong>en</strong> el sacram<strong>en</strong>to de <strong>la</strong> c<strong>en</strong>a <strong>en</strong> cuanto signo de los últimos<br />

tiempos. A partir de aquí se explica el más grande de los<br />

escándalos provocados por él. El pronuncia con respecto a Moisés<br />

el soberano «pero yo os digo», y lo hace no como intérprete<br />

de <strong>la</strong> torah, al igual que los rabinos, sino parangonándose con<br />

Moisés y criticándolo. Ningún judío piadoso se hubiera atrevido<br />

a esto, ni hubiera podido, pues <strong>en</strong> tal caso se hubiera deshecho<br />

<strong>la</strong> comunidad judía. Así es precisam<strong>en</strong>te como se esc<strong>la</strong>rece lo que<br />

pret<strong>en</strong>de Jesús, cuando incurre <strong>en</strong> conflicto con <strong>la</strong> tórah y con <strong>la</strong><br />

tradición de los escribas: Jn 1, 18 le l<strong>la</strong>ma con magnífica precisión<br />

el exegeta y el reve<strong>la</strong>dor de Dios. El conoce <strong>la</strong> voluntad de<br />

Dios, no coartada ni por Moisés mismo ni por <strong>la</strong> Escritura, y<br />

vive <strong>en</strong> <strong>la</strong> libertad del Hijo unigénito, aunque no se dé a sí mismo<br />

este nombre. El Dios de Jesús, tal como lo formu<strong>la</strong> Pablo <strong>en</strong> Rom<br />

3, 29, no es únicam<strong>en</strong>te el Dios de los judíos, sino también el Dios<br />

de los paganos. Una vez más resulta certero lo que <strong>la</strong> narración<br />

evangélica refiere al dec<strong>la</strong>rar como punto c<strong>en</strong>tral <strong>la</strong> di<strong>fe</strong>r<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre ley y evangelio; hasta el punto de que Marción podía hab<strong>la</strong>r,<br />

no del todo equivocado, del Dios extraño de Cristo, que no<br />

permite que su criatura se separe de él y que nunca se da por<br />

v<strong>en</strong>cido ante su criatura. Perdona y libera para <strong>la</strong> filiación, y reve<strong>la</strong><br />

precisam<strong>en</strong>te esto allí donde los hombres, b<strong>la</strong>s<strong>fe</strong>mantes o desesperados,<br />

pi<strong>en</strong>san deber y poder <strong>en</strong>contrar salida sin él, y le<br />

muestran sus privilegios y sus méritos, o se <strong>en</strong>tregan resignadam<strong>en</strong>te<br />

a los poderes demoníacos. Jesús no oculta con ideales<br />

humanistas <strong>la</strong> realidad del hombre, que para él, como lo muestra<br />

el Padr<strong>en</strong>uestro, seguirá radicalm<strong>en</strong>te abocado a <strong>la</strong> gracia,<br />

como necesitado que está de ayuda y de salvación. Pero él anuncia<br />

y trae a aquél que, como creador, es ayuda y salvación de sus<br />

criaturas y sigue si<strong>en</strong>do verdaderam<strong>en</strong>te un Dios del hombre.<br />

Ocasiona el escándalo, <strong>la</strong> oposición y finalm<strong>en</strong>te el odio criminal<br />

de los piadosos, que v<strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>la</strong> libertad y servicio de Jesús una injer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong> los derechos de Dios y una b<strong>la</strong>s<strong>fe</strong>mia, dec<strong>la</strong>ran poseso<br />

al supuesto agitador contra Moisés y le d<strong>en</strong>uncian ante los romanos<br />

como un peligro para el ord<strong>en</strong> terr<strong>en</strong>o y para el ord<strong>en</strong><br />

celeste. La cruz sobre el Gólgota es <strong>la</strong> consecu<strong>en</strong>cia y el reverso<br />

inevitable del evangelio vivido y predicado por Jesús. Nadie ha<br />

compr<strong>en</strong>dido esto ni lo ha desarrol<strong>la</strong>do teológicam<strong>en</strong>te mejor que

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