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Año 38, nº 124 (1929) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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Anales de la Universidad<br />

l^il<br />

Agregaba el coronel Martínez, que en los momentos en que<br />

se desarrollaba ese suceso, el batallón 2." de Cazadores se encontraba<br />

accideatalmente en el cuartel de artillería.<br />

Oigamos ahora la explicación <strong>del</strong> propio Presidente Herrera<br />

y Obes, a la Asamblea G-enerai:<br />

Varios comisionados <strong>del</strong> ex coronel Latorre, se entrevistaron<br />

con el coronel Córdoba, jefe <strong>del</strong> Salto, con el jefe <strong>del</strong> Estado<br />

Mayor, general Santos Arribio, con el coronel Valentín Martínez,<br />

jefe <strong>del</strong> regimiento de artillería ligera, y con el coronel Roberto<br />

Usher, jefe <strong>del</strong> batallón 4." de Cazadores. «Todos estos jefes<br />

dieron cuenta inmediataimente al Presidente de la República,<br />

el cual ordenó que, sin dar contestación alguna positiva, procuraran<br />

obtener datos precisos sobre la verdad y seriedad de los<br />

trabajos revolucionarios que los referidos comisionados aseguraban<br />

que existían en todo ©1 país. Uno de los jefes <strong>del</strong> ejército,<br />

el coronel Klinger, entró de lleno en el complot, para estar en<br />

situación de poder evitar su estallido y sus peligras en el momento<br />

oportuno». Lros conjurados aseguraron al coronel Klinger<br />

que los batallones- de Montevideo serían inducidos a sublevarle<br />

por medio <strong>del</strong> soborno, y que los que permanecieran fieles al<br />

gobierno serían atacados con dinamita y puñal por 600 hombres<br />

llegados de Buenos Aires, que estaban acampados en diversas<br />

partes de Montevideo y que respondían a Latorre. !ül Gobierna<br />

habría podido limitarse a prender al doctor Terra. Pero como<br />

tiólo había denuncias aisladas de los coroneles Usher, Martínez<br />

y Klinger, que habrían podido tacharse, la sublevación habría<br />

quedado aplazada para reaílizarse en otro momento. «Por estas<br />

consideraciones, se resolvió por el Presidente dejar llevar las<br />

cosas hasta el último instante, de modo de poder descubrir, sofocar<br />

y disolver por completo esos trabajos criminales sin qu'í<br />

pudieran ser negados y, sobre todo, sin derramamiento do<br />

sangre».<br />

«Del sumario administrativo — continuaba diciendo el Presidente<br />

Herrera — resulta que si bien todos los ciudadanos de la<br />

fracción política a que pertenece el doctor Terra tenían conoc'.-<br />

niento de los trabajos y movimientos revolucionarios, la mayor<br />

parte y los principales por su espectabilidad y su importancia no<br />

los compartían y hasita los condenaban, limitánidose a tener la<br />

complicidad <strong>del</strong> silencio por un sentimiento de conveniencia y<br />

lealtad partidista.»<br />

Pero «al que no estaba, le gustaba», decía «La Nación» en uno

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