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Año 38, nº 124 (1929) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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196 Anales de ¡a Universidad<br />

^Los ciudadanos que prestan servicio en la frontera, son de<br />

los más desocupados que hay en cada sección.»<br />

La Comisión Departamental de Montevideo, siguiendo el ejemplo<br />

de la de Cerro Largo y de otras, se pronunció también<br />

contra la concurrencia a las urnas. «El Partido Nacional —<br />

decía en su manifiesto — se encuentra completamente privado<br />

en el departamento de hacer uso <strong>del</strong> derecho de sufragio, en razón<br />

de que las irregulacridiades y fraudes (Cometidos en la for-'<br />

mación <strong>del</strong> Registro Cívico y la imposibilidad de su depuración<br />

por más esfuerzos empleados por algunas comisiones seccionales,<br />

dan la medida exacta de las ningunas garantías que existirán<br />

en los próximos comicios».<br />

No hemos hablado <strong>del</strong> Partido Constitucional en esta contienda<br />

porque ese Partido quedó de hecho en receso dsde el añol->93,<br />

de acuerdo con la opinión predominante de que convenía<br />

que sus afiliados reingresaran a los antiguos partidos para luchar<br />

con más eficacia contra el oficialismo elector.<br />

Como se realizaron los comicios de 1893.<br />

Los comicios de 1893 fueron bautizados con una denominación<br />

especiad por la prensa de la época.<br />

La policía de Montevideo había traído de Buenos Aires un<br />

pardo llamado Marciano y el nombre de ese nuevo agente sirvió<br />

para caracterizar los comicios en que le había tocado actuar.<br />

«Las elecciones <strong>del</strong> partido Marciano»: así las llamaba «El Siglo»,<br />

y así siguió llamándolas el pueblo por largo tiempo.<br />

Bastaban los resortes legales para asegurar el triunfo de los<br />

candidatos oficiales, pueisto que la nueva ley de elecciones concentraba<br />

todos los hilos, desde la inscripción hasta las tachas<br />

y desde las tachas hasta los escrutinios, en la Casa de Gobierne<br />

Pero el oficialismo resolvió apelar, aidemás, a las medidas de<br />

violencia para alejar hasta la posibilidad de cualquier resistencia<br />

capaz de poner en peligro sus planes.<br />

Montevideo amaneció convertido en una plaza de armas el<br />

día de los comicios. Cada Mesa Receptora de Votos parecía un<br />

reducto militar, a fuerza de agruparse allí fusiles y machetes<br />

para alejar a los propios colorados, únicos que votaban,<br />

porque los nacionalistas se habían abstenido y los constitucionales<br />

estaban disueltos.

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