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Año 38, nº 124 (1929) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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78 Anales de la Universidad<br />

Llevándoss a eídclo esa compra ficticia, don Juan Dillón vendió<br />

en ootubis de 1889 a don F'rancisico A. Bowen la línea <strong>del</strong><br />

Ferrocarril <strong>del</strong> Norte a los mataderos de Santa Iiucíai, por<br />

319,000 libras esterlinas. Da venta se bacía con autorización de<br />

don Eduardo Casey. Pocos momentos después, el comprador comunicaba<br />

al Ministre de Grobierno, doctor Julio Herrera y Obes,<br />

que de acuerdo con lo convenido, esia línea debía servir de cabeciera<br />

a los ferrooarriles <strong>del</strong> Oesite y que el Gobierno estaba obli-<br />

Ssdo a suministrar los terrenos para la estación y la entrada a<br />

Montevideo. Agreg'aba que la empresa constructora, de la que<br />

era representante el propio Bowen, cargaría con la parte de<br />

vía que ocupara y que lo demás debía imputarse a lia cuenta <strong>del</strong><br />

Gobierno. El Ministro contestó que estaba de acuerdo con, ello y<br />

que en consecuencia se ordenaría al ingieniero fisucal don Andrés<br />

Llovet que expidiera el certificado correspondiente, para ser<br />

abonado por la casa Baring y cargado a la cuenta <strong>del</strong> Gobierno.<br />

El certificado fué expedido y el Banco Nacional lo pagó, girando<br />

en el acto sobre la casa Baring, aunque sin conseguir que esta<br />

aceptara los giros.<br />

Lo que había ocurrido, era sencillamente que el Ferrocarril<br />

<strong>del</strong> Norte y el terreno destinado a la Estación Central, no habían<br />

salido <strong>del</strong> dominio de sus verdaderos dueños; que la negociación<br />

de compra era puramente fantástica; que lo único<br />

real, era que e' Banco Nacional había suminisitrado un millón y<br />

inedio de pesos para hacer frente a una operación de bolsa que<br />

se liquidaba en esos momentos.<br />

Dos años desipués, a mediados de 1892, decía el directorio<br />

<strong>del</strong> Ferrocarril <strong>del</strong> Norte a sus accionistas, que la línea férrea<br />

y el tranvía «jamás habían salido de su dominio», y que en manos<br />

de los mismos accionistas estaba «la casi totalidad de las<br />

acciones'».<br />

Los especuladores que intervenían en la negociación, tenían<br />

csimplemenfie un cierto número die acciones, las misimas que la<br />

Compañía de Crédito y Obras Públicas había caucionado en el<br />

Banco Inglés <strong>del</strong> Río de la Plata y que más tarde, al liquidarse<br />

leste esitablecimiento, fueron trasipasadas al Estado en compenisa

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