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Año 38, nº 124 (1929) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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5&0 Anales de la Universidad<br />

El motín militar <strong>del</strong> 4 de julio de 1898.<br />

Preparado ya el ambiente y en momentos en que lo que se<br />

temía era una invasión, estalló el 4 de julio de 1898 un motín<br />

militar en ©1 centro de la ciudad de Montevideo, bajo la dirección<br />

de los generales Ricardo Esteban, Casimiro García, Santos<br />

Arribio, Valentín Martínez y Benigno Carámbula, con el concurso<br />

de los dos cuerpos de artillería que comandaban el coronel<br />

Manuel M. Rodríguez y el sargente mayor Arturo Isasmendi.<br />

Las demás unidades <strong>del</strong> ejército de línea (batallones 1, 3 y<br />

4 de cazadores, el plantel de artillería de campaña, el batalló a<br />

urbano y las compañías policiales), se mantuvieron fieles ai<br />

Gobierno. Uno de esos batallones, el 4.° de Cazadores, que esta<br />

bu en su cuartel dentro de la zona dominada por los sublevados,<br />

fué cañoneado durante algunos minutos, pero respetado desptés<br />

Rn virtud d'í que asumía una actitud esipectante. El general<br />

Ricardo Esteban, que era el jefe principal <strong>del</strong> movimiento, asefíuró<br />

más tarde en «La Prensan de Buenos Aires, que todos los<br />

batallones estaban comprometidos. Y es seguro que si no todos,<br />

algunos de allos habrían seguido la corriente, sin la activísima<br />

intervención <strong>del</strong> Jefe Político de Montevideo, coronel Rufino<br />

T. Domínguez, alma de la organización de la defensa en esos<br />

momentos. Tai era la opinión dominante.<br />

El Presidente Cuentas declaró la plaza en estado de sitio;<br />

convocó a la guardia nacional, organizando de inmediato, con<br />

los centenares de ciudadanos que corrieron a enrolarsie, cuatro<br />

batallones, que fueron puestos bajo eil comando de los señores<br />

José Batlle y Ordóñez, Juan Campisteguy, Pedro E. Carve y<br />

Mario R. Pérez y confió el mando <strong>del</strong> ejército al geaeral Nicomedes<br />

Castro.<br />

Las fuerzas sublevadas establecieron su cuartel general en<br />

la Plaza Artola o 33, y las <strong>del</strong> Gobierno en la plaza de Armas,<br />

actualmente destinada a sede <strong>del</strong> Palacio Municipal. La línea de<br />

luego estaba a la altura de las calles Tacuarembó y Médanos.<br />

Los sublevados hacían fuego de artillería y fusilería y los <strong>del</strong><br />

Gobierno de fusilería simplemente. Algunas ba^as de cañón,<br />

muy pocas, fueron lanzadas contra la línea de defensa.<br />

Hubo ocho horas de fuego, ingresando durante ellas al Hospital<br />

de Caridad 81 heridos, según la relación nominal publicada<br />

por «El Siglo». Hubo además varios muertos. «Se derramó

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