22.04.2013 Views

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

12. CÍRCULO DE HORROR Y PÁNICO<br />

135<br />

140<br />

145<br />

150<br />

155<br />

160<br />

165<br />

170<br />

175<br />

202<br />

<strong>la</strong> marcha, adaptando su andar al <strong>de</strong> ellos, solemne, volviéndose <strong>de</strong> vez en<br />

cuando para verificar si sus fuerzas no quedaban atrás. A buen seguro jamás tal<br />

jefe tuvo semejante séquito*.<br />

Esparcidos por el terreno que enangostaba* lentamente aquel<strong>la</strong> marcha atroz<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> multitud hacia el agua, había algunos objetos que no provocaban ninguna<br />

asociación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as significativas en el espíritu <strong>de</strong>l jefe: en algunos lugares, una<br />

manta enrol<strong>la</strong>da a lo <strong>la</strong>rgo, con <strong>la</strong>s dos puntas atadas por una cuerda; aquí, una<br />

pesada mochi<strong>la</strong> <strong>de</strong> soldado; allá, un fusil roto; en suma, esos <strong>de</strong>sechos que se<br />

encuentran en <strong>la</strong> retaguardia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tropas en retirada, <strong>com</strong>o huel<strong>la</strong>s <strong>de</strong> presas*<br />

que huyen <strong>de</strong> sus perseguidores. En todos <strong>la</strong>dos, junto al arroyo, bor<strong>de</strong>ando en<br />

aquel sitio por tierras bajas, el suelo había sido hol<strong>la</strong>do* y transformado en<br />

lodo* por los pies <strong>de</strong> los hombres y los cascos <strong>de</strong> los caballos. Un observador<br />

más experimentado habría advertido que esas huel<strong>la</strong>s iban en ambas direcciones;<br />

dos veces se había pisado <strong>la</strong> tierra: en ataque y en retirada. Apenas unas<br />

horas antes, estos <strong>de</strong>sesperados y abatidos hombres y en <strong>com</strong>pañía <strong>de</strong> sus<br />

entonces afortunados y ahora más distantes camaradas, habían penetrado en el<br />

bosque por mil<strong>la</strong>res. Sus batallones sucesivos, dispersándose en enjambres y<br />

reformándose en líneas, habían <strong>de</strong>sfi<strong>la</strong>do junto al niño dormido, por poco lo<br />

habían pisoteado en su sueño. El ruido y el murmullo <strong>de</strong> su marcha no lo<br />

habían <strong>de</strong>spertado. Casi a <strong>la</strong> distancia <strong>de</strong> un hondazo* <strong>de</strong>l lugar en que estaba<br />

acostado, habían librado batal<strong>la</strong>; pero el niño no había oído el estruendo <strong>de</strong> los<br />

fusiles, el estampido <strong>de</strong> los cañones, “el tronar <strong>de</strong> capitanes y los c<strong>la</strong>mores”.<br />

Había dormido durante todo el <strong>com</strong>bate, quizás apretando con más fuerza<br />

contra su pecho el sable <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, por inconsciente simpatía hacia el conjunto<br />

marcial que lo ro<strong>de</strong>aba, pero tan insensible a <strong>la</strong> magnificencia* <strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha<br />

<strong>com</strong>o los caídos que allí habían muerto para hacer<strong>la</strong> gloriosa.<br />

Más allá <strong>de</strong> los árboles, <strong>de</strong>l otro <strong>la</strong>do <strong>de</strong>l arroyo, ahora el fuego se reflejaba<br />

sobre <strong>la</strong> tierra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong> su bóveda <strong>de</strong> humo y bañaba todo el paisaje,<br />

transformando en vapor dorado <strong>la</strong> línea sinuosa* <strong>de</strong> <strong>la</strong> nieb<strong>la</strong>. Sobre el agua<br />

bril<strong>la</strong>ban anchas manchas rojas, y rojas eran igualmente casi todas <strong>la</strong>s piedras<br />

que emergían. Pero sobre aquel<strong>la</strong>s piedras había sangre: los heridos menos<br />

graves <strong>la</strong>s habían macu<strong>la</strong>do* al pasar. Gracias a el<strong>la</strong>s, también, el niño cruzó el<br />

arroyo a paso rápido; iba hacia el fuego. Una vez en <strong>la</strong> otra oril<strong>la</strong>, se volvió para<br />

mirar a sus <strong>com</strong>pañeros <strong>de</strong> marcha. La vanguardia* llegaba al arroyo. Los más<br />

vigorosos se habían arrastrado hasta el bor<strong>de</strong> y habían hundido el rostro en el<br />

agua. Tres o cuatro, que yacían inmóviles, parecían no tener ya cabeza. Ante<br />

ese espectáculo, los ojos <strong>de</strong>l niño se di<strong>la</strong>taron <strong>de</strong> asombro; por hospita<strong>la</strong>rio que<br />

fuera su espíritu, no podía aceptar un fenómeno que implicara tamaña vitalidad.<br />

Después <strong>de</strong> haber abrevado* su sed, aquellos hombres no habían tenido fuerzas<br />

para retroce<strong>de</strong>r ni mantener sus cabezas por encima <strong>de</strong>l agua: se habían ahogado.<br />

Detrás <strong>de</strong> ellos, los c<strong>la</strong>ros <strong>de</strong>l bosque permitieron ver al jefe, <strong>com</strong>o al<br />

principio <strong>de</strong> su marcha, innumerables e informes siluetas*. Pero no todas se<br />

movían. El niño agitó su gorra para animar<strong>la</strong>s y, sonriendo, señaló con el sable<br />

<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra en dirección a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad que lo guiaba, columna <strong>de</strong> fuego <strong>de</strong> aquel<br />

extraño éxodo*.<br />

Confiando en <strong>la</strong> fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> sus <strong>com</strong>pañeros, penetró en el cinturón <strong>de</strong><br />

árboles, lo franqueó fácilmente a <strong>la</strong> luz roja, escaló una empalizada, atravesó<br />

tropa, <strong>com</strong>pañía<br />

estrechaba<br />

animales acosados<br />

pisado<br />

barro<br />

tiro <strong>de</strong> piedra<br />

gran<strong>de</strong>za<br />

reptante, serpenteante<br />

manchado<br />

primeros<br />

saciado<br />

perfiles, contornos<br />

peregrinaje

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!