22.04.2013 Views

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

5. LA SOCIEDAD DEL MUNDO IDEAL UTÓPICO<br />

François-Marie A. <strong>de</strong> Voltaire (1694-1718)<br />

58<br />

5<br />

10<br />

15<br />

20<br />

25<br />

30<br />

ELDORADO<br />

Cándido, joven y <strong>de</strong> c<strong>la</strong>se humil<strong>de</strong>, ha sido expulsado <strong>de</strong> su casa <strong>de</strong><br />

Vestfalia porque se ha atrevido a amar a <strong>la</strong> hija <strong>de</strong>l Barón, <strong>la</strong> hermosa<br />

Conegunda. En su viajar por el mundo <strong>com</strong>ienza a dudar <strong>de</strong> lo que su tutor el<br />

Dr. Pangloss le ha venido diciendo que todo lo que suce<strong>de</strong> es lo mejor que<br />

pue<strong>de</strong> pasar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> todos los mundos posibles. Cándido y su sirviente<br />

Cacambo se encuentran en Sudamérica cuando <strong>la</strong> aventura <strong>de</strong> los dos presentes<br />

capítulos ocurre.<br />

CAPÍTULO XVII<br />

Llegada <strong>de</strong> Cándido y <strong>de</strong> su criado al país <strong>de</strong> Eldorado, y <strong>de</strong> lo que allí vieron<br />

Cuando estuvieron en <strong>la</strong> frontera <strong>de</strong> los orejones: “Ya veis, le dice Cacambo<br />

a Cándido, que este hemisferio* no es mejor que aquél; creedme, volvamos a<br />

Europa por el camino más corto. —¿Cómo volver?, dice Cándido; y ¿adón<strong>de</strong><br />

ir? Si voy a mi país, los búlgaros y los ábaros todo lo <strong>de</strong>güel<strong>la</strong>n; si vuelvo a<br />

Portugal, me llevan a <strong>la</strong> hoguera; si nos quedamos en este país, nos arriesgamos<br />

en todo momento a ser asados. Pero, ¿cómo resolverse* a <strong>de</strong>jar <strong>la</strong> parte <strong>de</strong>l<br />

mundo que habita <strong>la</strong> señorita Cunegunda? —Vayamos hacia Cayena, dice<br />

Cacambo, allí encontraremos franceses, van por todo el mundo; podrán ayudarnos.<br />

Dios se apiadará <strong>de</strong> nosotros.”<br />

No era fácil ir a Cayena; sabían más o menos hacia qué <strong>la</strong>do había que<br />

caminar; pero montañas, ríos, precipicios, bandidos, salvajes, eran por doquier<br />

terribles obstáculos. Sus caballos murieron <strong>de</strong> agotamiento; se consumieron sus<br />

provisiones*; se alimentaron un mes entero con frutas silvestres, y se encontraron<br />

al fin cerca <strong>de</strong> un riachuelo en cuyas oril<strong>la</strong>s había cocoteros que sostuvieron<br />

sus vidas y esperanzas.<br />

Cacambo, que siempre daba tan buenos consejos <strong>com</strong>o <strong>la</strong> vieja, le dijo a<br />

Cándido: “Ya no po<strong>de</strong>mos más, hemos caminado bastante; veo una canoa vacía<br />

en <strong>la</strong> oril<strong>la</strong>, llenémos<strong>la</strong> <strong>de</strong> cocos, echémonos en esa barquita, <strong>de</strong>jémonos llevar<br />

por <strong>la</strong> corriente; un río lleva siempre a algún lugar habitado. Si no encontramos<br />

cosas agradables, al menos encontraremos cosas nuevas.<br />

—Vamos, dice Cándido, en<strong>com</strong>endémonos a <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia”.<br />

Navegaron algunas leguas entre riberas, ya con flores, ya áridas*, ya escarpadas*.<br />

El río seguía ensanchándose; se perdía al fin bajo una bóveda <strong>de</strong><br />

espantosas rocas que se alzaban hasta el cielo. Los dos viajeros tuvieron <strong>la</strong><br />

osadía* <strong>de</strong> abandonarse a <strong>la</strong> corriente bajo aquel<strong>la</strong> bóveda. El río se estrechaba<br />

en aquel lugar, los llevó con rapi<strong>de</strong>z y ruido horrible. Al cabo <strong>de</strong> veinticuatro<br />

horas volvieron a ver <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l día; pero <strong>la</strong> canoa se quebró en los escollos;<br />

tuvieron que arrastrarse <strong>de</strong> roca en roca una legua entera; por fin <strong>de</strong>scubrieron<br />

un inmenso horizonte ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> montañas inaccesibles*. El país estaba cultivado<br />

tanto con vistas al p<strong>la</strong>cer <strong>com</strong>o a <strong>la</strong> necesidad; en todas partes lo útil era<br />

parte <strong>de</strong>l globo<br />

<strong>de</strong>cidirse<br />

víveres<br />

<strong>de</strong>sérticas<br />

peñascosas<br />

temeridad<br />

inabordables,<br />

infranqueables,<br />

impenetrables

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!