22.04.2013 Views

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

6. EL LADO OSCURO DE LO IDEAL: LOS DEMONIOS O LAS MÁQUINAS EN EL JARDÍN<br />

85<br />

90<br />

95<br />

100<br />

105<br />

110<br />

115<br />

120<br />

me ro<strong>de</strong>aba me hicieron olvidar aquellos amigos, a tantas mil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> mí, a quienes<br />

no había visto en mucho tiempo. Sabía que mi silencio les inquietaba, y recordaba<br />

c<strong>la</strong>ramente <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> mi padre: “Mientras estés contento <strong>de</strong> ti mismo, sé<br />

que pensarás en nosotros con afecto, y sabremos <strong>de</strong> ti. Me disculparás si tomo<br />

cualquier interrupción en tu correspon<strong>de</strong>ncia <strong>com</strong>o señal <strong>de</strong> que también estás<br />

abandonando el resto <strong>de</strong> tus obligaciones.”<br />

Por tanto, sabía muy bien lo que mi padre <strong>de</strong>bía sentir; pero me resultaba<br />

imposible apartar mis pensamientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> odiosa <strong>la</strong>bor que se había aferrado* tan<br />

irresistiblemente a mi mente. Deseaba, por así <strong>de</strong>cirlo, <strong>de</strong>jar a un <strong>la</strong>do todo lo<br />

re<strong>la</strong>cionado con mis sentimientos <strong>de</strong> cariño hasta alcanzar el gran objetivo que<br />

había anu<strong>la</strong>do todas mis anteriores costumbres.<br />

Entonces pensé que mi padre no sería justo si achacaba mi negligencia* a<br />

vicio o incorrección por mi parte; pero ahora sé que él estaba en lo cierto al no<br />

creerme <strong>de</strong>l todo inocente. El ser humano perfecto <strong>de</strong>be conservar siempre <strong>la</strong><br />

calma y <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> espíritu y no permitir jamás que <strong>la</strong> pasión o el <strong>de</strong>seo fugaz<br />

turben* su tranquilidad. No creo que <strong>la</strong> búsqueda <strong>de</strong>l saber sea una excepción. Si<br />

el estudio al que te consagras tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>bilitar tu afecto y a <strong>de</strong>struir esos p<strong>la</strong>ceres<br />

sencillos en los cuales no <strong>de</strong>be intervenir aleación* alguna, entonces ese estudio<br />

es inevitablemente negativo, es <strong>de</strong>cir, impropio <strong>de</strong> <strong>la</strong> mente humana. Si se acatara*<br />

siempre esta reg<strong>la</strong>, si nadie permitiera que nada en absoluto empañara su<br />

felicidad doméstica, Grecia no se habría esc<strong>la</strong>vizado, César habría protegido a su<br />

país, América se habría <strong>de</strong>scubierto más pausadamente y no se hubieran <strong>de</strong>struido<br />

los imperios <strong>de</strong> México y Perú.<br />

Pero olvido que estoy divagando en el punto más interesante <strong>de</strong> mi re<strong>la</strong>to, y su<br />

mirada me recuerda que <strong>de</strong>bo continuar.<br />

Mi padre no me reprochaba nada en sus cartas. Su manera <strong>de</strong> hacerme ver que<br />

reparaba en mi silencio era preguntándome con mayor insistencia por mis ocupaciones.<br />

El invierno, primavera y verano pasaron mientras yo continuaba mis tareas, pero<br />

tan absorto estaba que no vi romper los capullos o crecer <strong>la</strong>s hojas, escenas que<br />

otrora* me habían llenado <strong>de</strong> alegría. Aquel año <strong>la</strong>s hojas se habían ya marchitado<br />

cuando mi trabajo empezaba a tocar su fin, y cada día traía con mayor c<strong>la</strong>ridad<br />

nuevas muestras <strong>de</strong> mi éxito. Pero <strong>la</strong> ansiedad reprimía mi entusiasmo, y más que<br />

un artista <strong>de</strong>dicado a su entretenimiento preferido tenía el aspecto <strong>de</strong> un con<strong>de</strong>nado<br />

a trabajos forzados en <strong>la</strong>s minas o cualquier otra ocupación insana. Cada noche tenía<br />

accesos* <strong>de</strong> fiebre y me volví muy nervioso, lo que me in<strong>com</strong>odaba, ya que siempre<br />

había disfrutado <strong>de</strong> excelente salud y había a<strong>la</strong>r<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> dominio <strong>de</strong> mí mismo. Pero<br />

pensé que el ejercicio y <strong>la</strong> diversión pronto acabarían con los síntomas, y me prometí<br />

disfrutar <strong>de</strong> ambos en cuanto hubiera <strong>com</strong>pletado mi creación.<br />

Capítulo 4<br />

Una <strong>de</strong>sapacible noche <strong>de</strong> noviembre contemplé el final <strong>de</strong> mis esfuerzos. Con<br />

una ansiedad rayana* en <strong>la</strong> agonía, coloqué a mi alre<strong>de</strong>dor los instrumentos que<br />

me iban a permitir infundir un hálito <strong>de</strong> vida a <strong>la</strong> cosa inerte que yacía a mis pies.<br />

Era ya <strong>la</strong> una <strong>de</strong> <strong>la</strong> madrugada; <strong>la</strong> lluvia golpeaba <strong>la</strong>s ventanas sombríamente, y <strong>la</strong><br />

amarrado<br />

<strong>de</strong>scuido<br />

impidan<br />

mezc<strong>la</strong><br />

obe<strong>de</strong>ciera, respetara<br />

antes<br />

ataques<br />

próxima, contigua<br />

81

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!