22.04.2013 Views

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

19. PRIMEROS ATISBOS DEL RE-SURGIR VITAL FRENTE A LA RESISTENCIA NATURAL Y LA INERCIA SOCIAL<br />

180<br />

185<br />

190<br />

195<br />

200<br />

205<br />

210<br />

215<br />

220<br />

225<br />

370<br />

—A mí personalmente me gusta.<br />

—Este año he logrado flores <strong>de</strong> quince centímetros —añadió el<strong>la</strong>.<br />

El hombre se estiró aún más por encima <strong>de</strong> <strong>la</strong> val<strong>la</strong>*.<br />

—Mire. Conozco a una seniora, un poco más abajo <strong>de</strong> <strong>la</strong> carretera, que tiene<br />

el jardín más bonito que yo haya visto jamás. Tiene flores <strong>de</strong> casi todas c<strong>la</strong>ses, pero<br />

no crisantemos. La última vez que le arreglé una tina* <strong>de</strong> <strong>la</strong>var <strong>la</strong> ropa con el fondo<br />

<strong>de</strong> cobre (es un trabajo difícil, pero yo lo hago bien) me dijo: ‘Si alguna vez te<br />

encuentras unos crisantemos bonitos, procura traerme unas cuantas semil<strong>la</strong>s’. Eso<br />

fue lo que me dijo.<br />

Los ojos <strong>de</strong> Elisa se tornaron vivos y apasionados*.<br />

—No <strong>de</strong>be <strong>de</strong> saber mucho <strong>de</strong> crisantemos. Se pue<strong>de</strong>n criar con semil<strong>la</strong>s, pero<br />

es mucho más fácil p<strong>la</strong>ntar esos esquejes* que ve allí.<br />

—Ah —dijo él—, entonces supongo que no le puedo llevar ninguno.<br />

—Pues c<strong>la</strong>ro que sí —exc<strong>la</strong>mó Elisa. —Puedo ponerle unos cuantos en arena<br />

húmeda y se los pue<strong>de</strong> usted llevar. Pren<strong>de</strong>rán* en el tiesto si los mantiene húmedos.<br />

Y, <strong>de</strong>spués, el<strong>la</strong> pue<strong>de</strong> trasp<strong>la</strong>ntarlos.<br />

—Seguro que le gustará tenerlos. ¿Dice usté que son bonitos?<br />

—Preciosos —dijo el<strong>la</strong>—. Oh, preciosos—. Los ojos le bril<strong>la</strong>ron. Tiró <strong>de</strong>l<br />

maltrecho* sombrero y se sacudió su bonito pelo negro. —Los voy a poner en una<br />

maceta y se los pue<strong>de</strong> usted llevar. Pase al corral*.<br />

Mientras el hombre atravesaba <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong> val<strong>la</strong>, Elisa corrió agitada por<br />

el camino bor<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> geranios hasta <strong>la</strong> parte <strong>de</strong> atrás <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa. Y regresó llevando<br />

una gran maceta roja. Se olvidaba incluso <strong>de</strong> los guantes. Se arrodilló en el suelo<br />

junto al preparado cuadro* y excavó <strong>la</strong> tierra arenosa con sus <strong>de</strong>dos y, a puñados,<br />

<strong>la</strong> echó en <strong>la</strong> nueva y f<strong>la</strong>mante* maceta. Entonces cogió el montoncito <strong>de</strong> esquejes<br />

que había preparado. Con sus <strong>de</strong>dos vigorosos los espetó en <strong>la</strong> arena y <strong>la</strong> ap<strong>la</strong>stó<br />

alre<strong>de</strong>dor con los nudillos. El hombre seguía <strong>de</strong> pie junto a el<strong>la</strong>.<br />

—Le diré lo que hay que hacer —dijo el<strong>la</strong>—. Acuér<strong>de</strong>se para explicárselo a<br />

esa señora.<br />

—Sí, trataré d’acordarme.<br />

—Bueno, mire. Estos echarán raíces <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un mes o así. Entonces tiene<br />

que p<strong>la</strong>ntarlos a una distancia <strong>de</strong> unos treinta centímetros en una tierra buena <strong>com</strong>o<br />

ésta, ¿ve? —Le acercó un puñado <strong>de</strong> tierra negra* para que él <strong>la</strong> viera—. Crecerán<br />

rápidamente y altos. Ahora acuér<strong>de</strong>se <strong>de</strong> esto. Dígale que los corte en julio, a unos<br />

veinte centímetros <strong>de</strong>l suelo.<br />

—¿Antes que florezcan? —preguntó él.<br />

—Sí, antes <strong>de</strong> que florezcan—. Tenía <strong>la</strong> cara tensa <strong>de</strong> satisfacción*. —<br />

Volverán a crecer <strong>de</strong> nuevo. Hacia finales <strong>de</strong> septiembre aparecerán los capullos.<br />

El<strong>la</strong> se <strong>de</strong>tuvo y pareció perpleja.<br />

—Son los capullos lo que más cuidados lleva —continuó un tanto dubitativa—<br />

. No sé cómo explicárselo.<br />

Lo miró profundamente a los ojos, con perspicacia*. Se le entreabrió <strong>la</strong> boca<br />

un poco y parecía estar escuchándose.<br />

—Trataré <strong>de</strong> explicárselo —dijo—. ¿Ha oído hab<strong>la</strong>r alguna vez <strong>de</strong> tener mano<br />

para <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas?<br />

—Pues..., no puedo <strong>de</strong>cirle que sí, seniora.<br />

a<strong>la</strong>mbrada<br />

bal<strong>de</strong>, cubeta<br />

anhe<strong>la</strong>ntes<br />

tallos<br />

Echarán raíces<br />

baqueteado<br />

patio <strong>de</strong> una granja<br />

parce<strong>la</strong> muy pequeña<br />

<strong>de</strong> tierra<br />

reluciente, bril<strong>la</strong>nte<br />

fértil<br />

pasión, orgullo<br />

agu<strong>de</strong>za y penetración

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!