22.04.2013 Views

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

21. LA PAREJA COMO FUERZA PRIMORDIAL DE RENOVACIÓN DEL ORDEN SOCIAL<br />

Giovanni Boccaccio (1313-1375)<br />

5<br />

10<br />

15<br />

20<br />

25<br />

30<br />

35<br />

40<br />

DE CÓMO FADRIQUE OBTUVO SU DAMA POR SU HALCÓN<br />

“Debéis saber que Copo <strong>de</strong> Burguesi Domeniqui, el cual fue, en nuestra<br />

ciudad, y acaso lo es todavía, hombre <strong>de</strong> gran reverencia* y autoridad, en nuestros<br />

días, por sus costumbres y valía (mucho más que por nobleza <strong>de</strong> sangre) prec<strong>la</strong>ro* y<br />

digno <strong>de</strong> eterna fama, siendo ya viejo muchas veces <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas pretéritas* con sus<br />

vecinos y otros <strong>de</strong>leitábase razonando, lo cual él sabía hacer mejor y con más<br />

or<strong>de</strong>n y más fiel memoria y adornado* hab<strong>la</strong>r que otro cualquiera.<br />

Y solía <strong>de</strong>cir, entre <strong>la</strong>s otras bel<strong>la</strong>s historias que contaba, que en Florencia<br />

hubo un mancebo* l<strong>la</strong>mado Fadrique, hijo <strong>de</strong> Micer Filipo <strong>de</strong>li Alberigui, en obra<br />

<strong>de</strong> armas y <strong>de</strong> cortesía preciado más que otro doncel* en Toscana; y así <strong>com</strong>o a<br />

los más <strong>de</strong> los gentileshombres acontece*, acontecióle que se enamorase <strong>de</strong> una<br />

gentil dama l<strong>la</strong>mada Mona Jovaneta, tenida en su tiempo por una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s más<br />

hermosas y más discretas mujeres que en Florencia hubiesen. Y a fin <strong>de</strong> conquistar<br />

su amor hacía él armas y daba fiestas, y expendía* lo suyo sin mirar en ello; mas<br />

<strong>la</strong> dama, no menos honesta que bel<strong>la</strong>, <strong>de</strong> tales cosas que por el<strong>la</strong> se hacían y <strong>de</strong>l<br />

que <strong>la</strong>s hacía no se curaba.<br />

Gastando, pues, Fadrique mucho, allen<strong>de</strong>* <strong>de</strong> lo que gastar podía, sin conseguir<br />

ningún efecto, así <strong>com</strong>o <strong>de</strong> ligero* acontece, sus riquezas tanto menguaron,<br />

que él quedó pobre y sin cosa alguna, salvo una pequeña heredad, <strong>de</strong> cuyas rentas<br />

estrechamente vivía, y allen<strong>de</strong> <strong>de</strong> esto, con sólo un halcón, que era uno <strong>de</strong> los<br />

mejores <strong>de</strong>l mundo. Por lo cual, aun cuando muy enamorado estuviese, no<br />

pareciéndole posible <strong>de</strong> vivir en <strong>la</strong> ciudad, <strong>com</strong>o habría <strong>de</strong>seado, en Campi, do*<br />

él su pobre heredad tenía, fuese a estar; y allí, <strong>com</strong>o podía, cazando y sin pedir<br />

nada a persona alguna, pacientemente soportaba su pobreza.<br />

Y aconteció un día, estando ya Fadrique al último extremo reducido, que el<br />

marido <strong>de</strong> Mona Jovaneta enfermó, y viéndose cercano a <strong>la</strong> muerte, hizo su<br />

testamento; y siendo hombre riquísimo, en él <strong>de</strong>jó por here<strong>de</strong>ro a un hijo suyo ya<br />

gran<strong>de</strong>cillo; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> éste, <strong>com</strong>o mucho hubiese él amado a Mona Jovaneta,<br />

dispuso que, si el hijo moría sin legítimo here<strong>de</strong>ro, el<strong>la</strong> here<strong>de</strong>ra quedase <strong>de</strong> todo<br />

lo suyo; y hecho esto, murió.<br />

Habiendo, pues, Mona Jovaneta quedado viuda, <strong>com</strong>o es usanza en nuestras<br />

mujeres, durante el verano <strong>de</strong>l año con aquel hijo suyo fuese al campo, a una<br />

heredad que tenía, asaz* vecina a <strong>la</strong> <strong>de</strong> Fadrique. Por lo que aquel mozo, hijo <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> dama, <strong>com</strong>enzó a hacer con Fadrique amistad y a <strong>de</strong>leitarse con él cazando con<br />

el halcón y en <strong>la</strong> caza con canes*. Y habiendo visto muchas veces vo<strong>la</strong>r aquel<br />

halcón <strong>de</strong> Fadrique, y p<strong>la</strong>ciéndole mucho, en gran manera hubiese <strong>de</strong>seado tenerlo;<br />

mas no osaba pedírselo, viendo que tanto su dueño lo preciaba.<br />

Y estando así <strong>la</strong> cosa, el mozo enfermó, <strong>de</strong> lo que su madre muy dolida,<br />

porque no había otro hijo salvo él y lo amaba cuanto hijo más amarse pueda,<br />

todo el día con él estaba no cesando <strong>de</strong> confortarlo, y muy a menudo le<br />

preguntaba si alguna cosa <strong>de</strong>sease, rogándole que se <strong>la</strong> dijese, que por cierto,<br />

respeto<br />

ilustre<br />

pasadas<br />

elegante, culto<br />

muchacho<br />

joven<br />

suce<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>rrochaba<br />

más allá<br />

normalmente<br />

don<strong>de</strong><br />

muy<br />

perros<br />

417

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!