22.04.2013 Views

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

Las estaciones de la imaginación - rodriguezalvarez.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

23. CONTEMPLACIÓN DE LOS LOGROS CONSEGUIDOS POR LA COMUNIDAD HUMANA ASISTIDA POR LA CIENCIA Y EL ARTE<br />

250<br />

255<br />

260<br />

265<br />

270<br />

275<br />

280<br />

285<br />

290<br />

464<br />

—¿Quieres un poco más, Robert? —le preguntó mi mujer.<br />

—Quizá <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un poco.<br />

Prestamos atención a <strong>la</strong> televisión. Mi mujer bostezó otra vez.<br />

—Cuando tengas ganas <strong>de</strong> acostarte, Robert, tu cama está hecha —dijo—. Sé que has tenido un<br />

día duro. Cuando estés listo para ir a <strong>la</strong> cama, dilo. —Le tiró <strong>de</strong>l brazo—. ¿Robert?<br />

Volvió <strong>de</strong> su ensimismamiento y dijo:<br />

—Lo he pasado verda<strong>de</strong>ramente bien. Esto es mejor que <strong>la</strong>s cintas, ¿verdad?<br />

—Le toca a usted —le dije, poniéndole el porro entre los <strong>de</strong>dos.<br />

Inhaló, retuvo el humo y luego lo soltó. Era <strong>com</strong>o si lo estuviese haciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los nueve<br />

años.<br />

Gracias, muchacho. Pero creo que yo ya tengo bastante. Me parece que empiezo a sentir el<br />

efecto.<br />

Le pasó <strong>la</strong> pava a mi mujer.<br />

—Lo mismo digo —dijo el<strong>la</strong>—. Í<strong>de</strong>m <strong>de</strong> í<strong>de</strong>m. Yo también.<br />

Cogió <strong>la</strong> pava y me <strong>la</strong> pasó.<br />

—Me quedaré sentada un poco entre vosotros dos con los ojos cerrados. Pero no me prestéis<br />

atención, ¿eh? Ninguno <strong>de</strong> los dos. Si os molesto, <strong>de</strong>cidlo. Si no, es posible que me que<strong>de</strong> aquí<br />

sentada con los ojos cerrados hasta que os vayáis a acostaros. Tu cama está hecha, Robert, para<br />

cuando quieras. Está al <strong>la</strong>do <strong>de</strong> nuestra habitación, al final <strong>de</strong> <strong>la</strong>s escaleras. Te a<strong>com</strong>pañaremos<br />

cuando estés listo. Si me duermo, <strong>de</strong>spertadme, chicos.<br />

Al <strong>de</strong>cir eso, cerró los ojos y se durmió.<br />

Terminaron <strong>la</strong>s noticias. Me levanté y cambié <strong>de</strong> canal. Volví a sentarme en el sofá. Deseé que<br />

mi mujer no se hubiera quedado dormida. Tenía <strong>la</strong> cabeza apoyada en el respaldo <strong>de</strong>l sofá y <strong>la</strong><br />

boca abierta. Se había dado <strong>la</strong> vuelta, <strong>de</strong> modo que <strong>la</strong> bata se le había abierto reve<strong>la</strong>ndo un muslo<br />

apetitoso. A<strong>la</strong>rgué <strong>la</strong> mano para volver<strong>la</strong> a tapar y entonces miré al cielo. ¡Qué coño! Dejé <strong>la</strong> bata<br />

<strong>com</strong>o estaba.<br />

—Cuando quiera un poco <strong>de</strong> tarta, dígalo —le recordé.<br />

—Lo haré.<br />

—¿Está cansado? ¿Quiere que le lleve a <strong>la</strong> cama? ¿Le apetece irse a <strong>la</strong> piltra?<br />

—Todavía no —contestó—. No, me quedaré contigo, muchacho. Si no te parece mal. Me<br />

quedaré hasta que te vayas a acostar. No hemos tenido oportunidad <strong>de</strong> hab<strong>la</strong>r. ¿Compren<strong>de</strong>s lo que<br />

quiero <strong>de</strong>cir? Tengo <strong>la</strong> impresión <strong>de</strong> que el<strong>la</strong> y yo hemos monopolizado <strong>la</strong> ve<strong>la</strong>da.<br />

Se levantó <strong>la</strong> barba y <strong>la</strong> <strong>de</strong>jó caer. Cogió los cigarrillos y el mechero.<br />

—Me parece bien —dije.<br />

Y añadí:<br />

—Me alegro <strong>de</strong> tener <strong>com</strong>pañía.<br />

Y supongo que así era. Todas <strong>la</strong>s noches fumaba hierba y me quedaba levantado hasta que me<br />

venía el sueño. Mi mujer y yo rara vez nos acostábamos al mismo tiempo. Cuando me dormía,<br />

empezaba a soñar. A veces me <strong>de</strong>spertaba con el corazón encogido.<br />

En <strong>la</strong> televisión había algo sobre <strong>la</strong> iglesia y <strong>la</strong> Edad Media. No era un programa corriente. Yo<br />

quería ver otra cosa. Puse otros canales. Pero tampoco había nada en los <strong>de</strong>más. Así que volví a<br />

poner el primero y me disculpé.<br />

—No importa, muchacho —dijo el ciego—. A mí me parece bien. Mira lo que quieras. Yo<br />

siempre aprendo algo. Nunca se acaba <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r cosas. No me vendría mal apren<strong>de</strong>r algo esta<br />

noche. Tengo oídos.<br />

No dijimos nada durante un rato. Estaba inclinado hacia a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, con <strong>la</strong> cara vuelta hacia mí,<br />

<strong>la</strong> oreja <strong>de</strong>recha apuntando en dirección al aparato. Muy <strong>de</strong>sconcertante. De cuando en cuando<br />

<strong>de</strong>jaba caer los párpados para abrirlos luego <strong>de</strong> golpe. De vez en cuando se metía los <strong>de</strong>dos en <strong>la</strong><br />

barba y se pegaba tirones, <strong>com</strong>o si pensara en algo que oía en <strong>la</strong> televisión.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!