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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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pacientemente y le matarían con su necesidad muda, contundente.<br />

«¡Salvada! –La voz de su madre le llegaba, imperiosa–.¡Salvador! ¡Salvada!<br />

¡Salvada!»<br />

Intentó explicarles que no tenía facultades para curar ni salvar, pero antes de<br />

que pudiera abrir la boca para formular la negativa, el primero había posado las<br />

manos sobre él y había empezado a zarandearle.<br />

Las sacudidas eran muy concretas. Weizak le había tomado por el brazo. Una<br />

intensa luz anaranjada poblaba el coche, cuyo interior estaba tan rutilante <strong>com</strong>o<br />

el día: era una luz onírica, que convertía el rostro de Sam en el de un duende.<br />

Pensó fugazmente que la pesadilla continuaba pero entonces vio que la luz<br />

provenía de las lámparas del estacionamiento. Aparentemente también las<br />

habían cambiado durante su <strong>com</strong>a. Del blanco desapacible a un anaranjado<br />

tétrico que se asentaba sobre la piel <strong>com</strong>o si fuese pintura.<br />

–¿Dónde estamos? –preguntó con voz pastosa.<br />

–En el hospital –respondió Sam–. En el Cumberland General.<br />

–Oh. Está bien.<br />

Se irguió. El sueño pareció desprenderse de él fragmento por fragmento,<br />

cubriendo el suelo de su mente <strong>com</strong>o algo que se hubiera roto y aún no hubiese<br />

sido barrido.<br />

–¿Está en condiciones de entrar?<br />

–Sí –contestó Johnny.<br />

Atravesaron el estacionamiento en medio del suave chirrido de los grillos<br />

estivales refugiados en el bosque. Las luciérnagas hilvanaban la oscuridad. La<br />

imagen de su. madre pesaba mucho sobre él... pero no tanto <strong>com</strong>o para que no<br />

pudiera disfrutar el tenue y fragante aroma de la noche y de la caricia de la leve<br />

brisa sobre su piel. Tuvo tiempo para saborear la salud de la noche y la<br />

sensación de salud que se difundía dentro de él. En el contexto de lo que había<br />

ido a hacer en ese lugar la idea le pareció casi obscena... pero sólo casi. Y era<br />

imposible alejarla.<br />

2.

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