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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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etorcido la oreja desde aquella oportunidad en que, a los trece años, se había<br />

puesto a jugar con el viejo Rambler. Había apretado distraídamente el embrague<br />

y el viejo coche había rodado silenciosamente por la pendiente hasta embestir el<br />

cobertizo.<br />

–Nunca repitas eso –ordenó Herb.<br />

–¡Por favor, papá!<br />

Herb le soltó, con una sonrisita esbozada justo por debajo de las <strong>com</strong>isuras<br />

de la boca.<br />

–¿Te habías olvidado por <strong>com</strong>pleto del viejo tirón de orejas, eh?<br />

Probablemente pensaste que yo también lo había olvidado. No has tenido esa<br />

suerte, Johnny.<br />

Johnny miró a su padre, todavía pasmado.<br />

–Nunca te culpes a ti mismo.<br />

–Pero ella estaba mirando ese condenado...<br />

–El telediario, sí. Estaba en éxtasis, emocionada... y un momento después<br />

cayó al suelo, boqueando <strong>com</strong>o un pez fuera del agua. –Herb se inclinó hacia su<br />

hijo–. El médico no quiere hablar claro, pero me preguntó si soy partidario de las<br />

«medidas heroicas». Le contesté que nada de eso. Tu madre <strong>com</strong>etió su propia<br />

variedad de pecado, Johnny. Supuso que sabía cuál era la voluntad de Dios. De<br />

modo que nunca te culpes por el error de ella. Nuevas lágrimas brillaron en sus<br />

ojos. Su voz se enronqueció–. Dios sabe que la amé durante toda mi vida y que<br />

al final las cosas se hicieron cada vez más difíciles. Tal vez esto sea lo mejor.<br />

–¿Puedo verla?<br />

–Sí. Está en el fondo del corredor, en la habitación 35. Ellos te esperan, y ella<br />

también. Una sola advertencia, Johnny. Contesta que sí a cualquier cosa que<br />

diga. No... no la dejes morir con la idea de que todo fue en vano.<br />

–De acuerdo. –Hizo una pausa–. ¿Vienes conmigo?<br />

–Ahora no. Quizá más tarde.<br />

Johnny asintió con un movimiento de cabeza y avanzó por el corredor. Las<br />

luces estaban amortiguadas porque era de noche. El breve lapso pasado en la<br />

apacible y serena noche estival ya parecía muy lejano, pero la pesadilla que

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