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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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hombro de Johnny–. Espere un momento, hijo. Va a cobrar lo que le<br />

corresponde o yo no me llamo Steve Bernhardt.<br />

–Realmente, señor, no tengo tanto...<br />

–Pague –espetó Steve Bernhardt, inclinándose sobre el crupier–, o me<br />

ocuparé de que le clausuren la barraca. De veras. Se lo digo en serio.<br />

El crupier suspiró y hurgó bajo su camisa. Extrajo una llave unida a una<br />

cadena de pequeños eslabones. La concurrencia también suspiró. Sarah ya no<br />

aguantaba más. Sentía el vientre hinchado y de pronto tan estático <strong>com</strong>o la<br />

muerte. Todo iba a saltar, todo, a una velocidad de tren expreso.<br />

Se alejó de Johnny con paso incierto y se coló entre la concurrencia.<br />

–¿Te sientes bien cariño? –le preguntó una voz femenina y Sarah meneó la<br />

cabeza a ciegas.<br />

–¡Sarah! –gritó Johnny.<br />

No puedes esconderte de... Jekyll y Hyde, pensó incoherentemente. La<br />

máscara fluorescente pareció flotar morbosamente delante de sus ojos en la<br />

oscuridad de la avenida mientras él pasaba junto al tiovivo. Golpeó con el<br />

hombro contra el poste de una farola, se tambaleó, se aferró a él, y vomitó.<br />

Parecié subirle desde los talones, convulsionándole el estómago <strong>com</strong>o un puño<br />

perverso, resbaladizo. Se dejó llevar por el impulso tanto <strong>com</strong>o pudo.<br />

Huele a copos de azúcar, pensó, y con un gemido repitió la operación, una y<br />

otra vez. Unas motas danzaban frente a sus ojos. Con la última arcada no<br />

expulsó mucho más que mucosidades y aire.<br />

–Dios mío –murmuró débilmente, y se sujetó al poste de la farola para no<br />

caer. Johnny la llamaba en alguna parte, a sus espaldas, pero ella aún no podía,<br />

no quería, contestar. Su estómago se estaba asentando un poco y por un<br />

momento sintió deseos de quedarse allí en la oscuridad, felicitándose por estar<br />

viva, por haber sobrevivido a su noche en la feria.<br />

–¿Sarah? ¡Sarah!<br />

Escupió dos veces para despejar un poco su boca.<br />

–Estoy aquí, Johnny.<br />

El se acercó contorneando el tiovivo con sus caballos de escayola petrificados

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