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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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hacedor de lluvia.<br />

–Hacedor de lluvia –repitió Johnny, atónito.<br />

–Oh, ése es uno de los principios de su programa electoral –afirmó Roger–. Si<br />

lo eligen, lloverá siempre que haga falta.<br />

El programa de Stillson –prosiguió Herman–, es... bueno, novedoso.<br />

John Denver terminó de cantar con un grito que provocó una respuesta<br />

vociferante de la muchedumbre. Entonces Stillson empezó a hablar, con una voz<br />

que amplificada al máximo retumbaba estentóreamente. Por lo menos su<br />

sistema de altavoces era sofisticado: prácticamente no producía distorsiones.<br />

Johnny se sobresaltó ligeramente al oírlo. El tono de ese hombre era potente,<br />

duro y machacón <strong>com</strong>o el de un predicador de una secta fanática. Se veía cómo<br />

sus labios despedían una fina pulverización de saliva a medida que hablaba.<br />

¿Qué haremos en Washington? ¿Por qué queremos ir a Washington? –bramó<br />

Stillson–. ¿Cuáles nuestra plataforma? ¡Nuestra plataforma consta de cinco<br />

puntos, amigos y vedlos, cinco viejos puntos! ¿Y cuáles son? ¡Lo diré de<br />

entrada! Primer punto: ¡FUERA LOS SINVERGÜENZAS!<br />

La multitud profirió un tremendo rugido de aprobación. Alguien arrojó al aire<br />

unos puñados dobles de confetti y alguien más aulló: .¡Iaaaaaju!» Stillson se<br />

inclinó sobre su tribuna.<br />

¿Quieren saber por qué uso este casco, amigos y vecinos? Les diré por qué.<br />

¡Lo uso porque cuando me envíen a Washington, voy a embestir <strong>com</strong>o lo que<br />

vosotros sabéis en medio de un cañaveral! ¡Los a<strong>com</strong>eteré así!<br />

Y ante los ojos incrédulos de Johnny, Stillson bajó cabeza y echó a correr de<br />

un lado a otro por el estrado <strong>com</strong>o un toro, mientras lanzaba un agudo alarido<br />

reverberante. Roger Chatsworth se convulsionó en su silla, sin poder controlar la<br />

risa. La muchedumbre se puso frenética. Stillson arremetió de nuevo en<br />

dirección a la tribuna, se quitó el casco y lo arrojó hacia la multitud, girando por<br />

el aire. Inmediatamente se desencadenó un pequeño tumulto para atraparlo.<br />

¡Segundo punto! –vociferó Stillson frente al micrófono¡ Vamos a echar a<br />

cualquier funcionario del Gobierno, desde el . más encumbrado hasta el más<br />

humilde, que se acueste con una mujer que no sea su esposa! ¡Si quieren

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