08.05.2013 Views

LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Uno de los rústicos exclamó maravillado:<br />

–Jesús, de todos modos caerá cerca!<br />

Johnny se mantenía sereno, contemplando la Rueda, y entonces le pareció a<br />

Sarah (aunque eso debió de ser producto de su des<strong>com</strong>postura, la cual le<br />

rodaba por el vientre en ondas constrictoras, peristálticas) que sus ojos casi<br />

habían adquirido un color negro. Jekyll y Hyde, pensó, y súbita, insensatamente,<br />

tuvo miedo de él.<br />

Tica-tica-tica.<br />

La Rueda entró chasqueando en la segunda decena, pasó el 15 y el 16,<br />

chasqueó sobre el 17 y, después de una fugaz vacilación, también sobre el 18.<br />

Con un último ¡tic! el indicador se introdujo en la muesca del 19. La concurrencia<br />

contuvo la respiración. La Rueda giró lentamente, desplazando el indicador<br />

contra la pequeña púa insertada entre el 19 y el 20. Durante un cuarto de<br />

segundo pareció que la púa no podría retener el indicador en la muesca del 19, y<br />

que el último vestigio de su velocidad agonizante lo llevaría al 20. Entonces la<br />

Rueda rebotó, con su empuje agotado, y se detuvo.<br />

Por un momento la concurrencia no emitió ningún sonido. Absolutamente<br />

ninguno.<br />

Hasta que uno de los adolescentes dijo en voz baja, pasmado:<br />

–Hombre, acaba de ganar quinientos cuarenta dólares.<br />

Steve Bernhardt barbotó:<br />

–Nunca vi una racha <strong>com</strong>o ésta. Nunca.<br />

Enseguida la concurrencia lo aclamó. Johnny sintió que le palmeaban la<br />

espalda, que lo manoteaban. La gente apartaba a Sarah para llegar hasta él,<br />

para tocarlo, y en el breve lapso en que quedaron separados ella experimentó<br />

un pánico atroz, descarnado. Impotente, fue zarandeada de un lado a otro,<br />

mientras su estómago se convulsionaba de forma demencial. Una docena de<br />

imágenes residuales de la Rueda giraban, negras, ante sus ojos.<br />

Un momento después Johnny estuvo a su lado y ella <strong>com</strong>probó con una débil<br />

satisfacción que ése era realmente Johnny, y no la figura <strong>com</strong>puesta, con aires<br />

de maniquí, que había observado la última vuelta de la Rueda. Parecía azorado

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!