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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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mirando cómo la nieve cubría Flagg Street. Su breve contacto con Johnny –ni<br />

siquiera se podía hablar de una relación– ya formaba parte de otra época, y<br />

sintió que él empezaba a escabullírsele. Esta era una sensación aterradora,<br />

<strong>com</strong>o si una parte de su ser se estuviera ahogando. Ahogando de día en día.<br />

Leyó mucho acerca de heridas en la cabeza, estados de <strong>com</strong>a y lesiones<br />

cerebrales. Nada era muy alentador. Descubrió que en una pequeña ciudad de<br />

Maryland vivía una chica que había pasado seis años en <strong>com</strong>a; un joven de<br />

Liverpool, Inglaterra, que había sido golpeado por el gancho de una grúa<br />

mientras trabajaba en los muelles, había estado catorce años en <strong>com</strong>a antes de<br />

expirar. Este joven y robusto estibador había cortado poco a poco las amarras<br />

que lo unían al mundo: se había consumido, había perdido el pelo, sus nervios<br />

ópticos se habían transformado en puré detrás de sus ojos cerrados, su cuerpo<br />

había asumido gradualmente la posición fetal y sus ligamentos se habían<br />

acortado. Había retrocedido en el tiempo, se había convertido nuevamente en un<br />

feto que nadaba en las aguas placentarias del <strong>com</strong>a a medida que degeneraba<br />

su cerebro. La autopsia practicada después de su muerte había demostrado que<br />

las anfractuosidades y circunvoluciones de su cerebro se habían nivelado,<br />

dejando los lóbulos frontal y pre-frontal casi totalmente lisos y en blanco.<br />

Oh, Johnny, esto no es justo, pensaba, mientras miraba caer la nieve que<br />

poblaba el mundo con su blancura inmaculada, sepultando el verano caído y el<br />

otoño rojo-dorado. No es justo, deberían dejarte ir al lugar a donde se vaya,<br />

cualquiera que éste sea.<br />

Cada diez días o dos semanas recibía una carta de Herb Smith: Vera tenía<br />

sus amigos epistolares y él tenía los suyos. Escribía con trazos grandes,<br />

extendidos, utilizando una anticuada estilográfica. «Los dos estamos sanos y<br />

bien. Esperando <strong>com</strong>o usted lo que ocurrirá a continuación. Sí, he leído un poco<br />

y sé lo que usted es demasiado buena y <strong>com</strong>pasiva para decir en su carta,<br />

Sarah. Las perspectivas son malas. Pero por supuesto conservamos las<br />

esperanzas. No creo en Dios <strong>com</strong>o Vera, pero creo en él a mi modo, y me<br />

pregunto por qué no se llevó inmediatamente a Johnny si eso figuraba en sus<br />

planes. ¿Hay una razón? Supongo que nadie lo sabe. Sólo cabe esperar».

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