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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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Jack Pershing en el Cuerpo Expedicionario Norteamericano, 1917-1918.<br />

Chapoteando en el fango. Soplaba el viento y volaba la mierda. Belleau Wood,<br />

hijo mío. Belleau Wood. Ahora no es más que un nombre en los libros de<br />

historia. Pero yo estuve allí. Vi morir gente en ese lugar. Soplaba el viento y<br />

volaba la mierda y todo el condenado destacamento salió de las trincheras.<br />

–Y Charlene dijo que su hijo... el hermano de élla...<br />

–Buddy. Sí. Habría sido tu tiastro, muchacho. ¡Cómo le queríamos! Vaya si le<br />

queríamos. Se llamaba Joe, pero todos lo apodaban Buddy, casi desde el día en<br />

que nació. La madre de Charlie empezó a morir el día en que llegó el telegrama.<br />

–¿Murió en la guerra, verdad?<br />

–Así es –asintió el anciano lentamente–. En St. Ló, en 1944. No tan lejos de<br />

Belleau Wood, por lo menos con nuestra perspectiva local. Truncaron de un tiro<br />

la vida de Buddy. Los nazis.<br />

–Estoy escribiendo un ensayo –manifestó Johnny, y experimentó una cierta<br />

sensación alcohólica de astucia por el hecho de haber llevado finalmente la<br />

conversación al tema que le interesaba de veras–. Espero poder venderlo al<br />

Atlantec o quizás a Harper's...<br />

–¿Así que eres escritor? –Las gafas oscuras refulgieron en dirección a<br />

Johnny con renovada atención.<br />

–Bueno, intento serlo –respondió Johnny. Ya empezaba a lamentar su<br />

locuacidad. Sí, soy escritor. Escribo en mis carpetas de anotaciones, cuando ha<br />

caído la noche–. De todos modos, el ensayo versará sobre Hitler.<br />

–¿Hitler? ¿Qué dirás de Hitler?<br />

–Bueno.., suponga... suponga solamente que pudiera montar en una máquina<br />

del tiempo y volver al año 1932. En Alemania. Y suponga que se encontrara con<br />

Hitler. ¿Le mataría , o le dejaría vivir?<br />

–¿Es un chiste, muchacho?<br />

–No. No lo es.<br />

Una de las manos de Hector Markstone se apartó de la empuñadura del<br />

bastón. Se introdujo en el bolsillo del pantalón y hurgó allí durante lo que pareció<br />

una eternidad. Por fin volvió a aparecer. Sostenía un cortaplumas con cachas de

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