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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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»Oh, por el amor de Dios, no te enrolles con ese tipo.<br />

»Y cuando sienten a Greg Stillson en la Cámara de Representantes,<br />

exclamarán, ¡SALCHICHAS! ¡POR FIN ALGUIEN SE ACUERDA DE<br />

NOSOTROS!<br />

Llegó a la carretera 63 de New Hampshire. Un giro a la izquierda le llevaría a<br />

Concord, Berlin, Ridder's Mill, Trimbull. Johnny giró sin siquiera pensarlo.<br />

Pensaba en otras cosas.<br />

Roger. Chatsworth, que no era ningún ingenuo, se había reído de Greg<br />

Stillson <strong>com</strong>o si éste fuera la condensación de todos los mejores espectáculos<br />

cómicos del año. Es un payaso, Johnny.<br />

Y si Stillson no era más que eso, no tenía por qué preocuparse, ¿verdad? Un<br />

excéntrico encantador, una hoja de papel en blanco sobre la cual los electores<br />

podían escribir este mensaje: Los demás están tan estragados que hemos<br />

decidido elegir en cambio a este idiota por dos años. Probablemente esto era<br />

todo lo que ambicionaba Stillson, al fin y al cabo. Sólo un chalado inofensivo, y<br />

no había por qué asociarlo con la locura sistemática, destructiva, de Frank Dodd.<br />

Y sin embargo... curiosamente... lo asociaba a ella.<br />

La carretera se bifurcaba más adelante. El ramal de la izquierda llevaba a<br />

Berlin y Ridder's Mill, y el de la derecha a Trimbull y Concord. Johnny giró a la<br />

derecha.<br />

»Pero no estaría de más estrecharle la mano, ¿verdad?<br />

Quizá no. Otro político para su colección. Algunas personas coleccionaban<br />

sellos, otras monedas, pero Johnny Smith coleccionaba apretones de manos y...<br />

»...y debes confesarlo. Durante todo el tiempo has estado buscando una carta<br />

imprevisible en el mazo.<br />

La idea le conmocionó de tal forma que casi se detuvo a un costado de la<br />

carretera. Vislumbró su imagen en el espejo retrovisor y <strong>com</strong>probó que ése no<br />

era el semblante satisfecho, <strong>com</strong>placido por todo, con el que se había levantado<br />

esa mañana. Ahora tenía el semblante de la rueda de prensa y el semblante del<br />

hombre que se había arrastrado a gatas sobre la nieve por el parque <strong>com</strong>unal de<br />

Castle Rock. Su tez estaba demasiado blanca, sus ojos estaban rodeados por

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