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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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–¿Quieres saber cuál es la onda del futuro? Fíjate en este fulano Longley, de<br />

Maine. Los republicanos presentaron un candidato que se llamaba Erwin y los<br />

demócratas otro que se llamaba Mitchell y cuando contabilizaron los votos<br />

ambos recibieron una gran sorpresa, porque el pueblo había elegido gobernador<br />

a un agente de seguros de Lewiston que no quería <strong>com</strong>prometerse con ninguno<br />

de los partidos. Ahora dicen que puede ser incluso un candidato a la<br />

presidencia.<br />

Gendron aún no podía articular palabra.<br />

Greg inhaló profundamente.<br />

–Todos van a pensar que bromeo, ¿sabes? Pensaron que Longley bromeaba.<br />

Pero no bromeo. Estoy construyendo molinos de viento. Y tú me suministrarás<br />

los materiales.<br />

Se calló. En el despacho reinó el silencio, turbado sólo por el zumbido del<br />

reloj. Por fin Gendron susurró:<br />

–¿De dónde sacaste esas fotos? ¿Las tomó Elliman?<br />

–Oh, vamos. No hables de ellas. Olvídate de que existen. Guárdalas.<br />

–¿Y quién conserva los negativos?<br />

–Chuck –dijo Greg seriamente–, no me entiendes. Te estoy ofreciendo el<br />

control de Washington. ¡No nos parará nadie, muchacho! Ni siquiera te pido que<br />

recaudes todo ese dinero. Como te expliqué, sólo una primera entrega para<br />

aceitar la maquinaria. Cuando despeguemos, nos lloverá una fortuna. Bueno, tú<br />

conoces a los dueños del capital. Almuerzas con ellos en Caswell House.<br />

Juegas al póker con ellos. Les has concedido créditos a bajo interés sin más<br />

aval que su palabra. Y sabes cómo apretarles los huevos.<br />

–Greg, tú no entiendes, no...<br />

Greg se puso en pie.<br />

–Del mismo modo que yo sé apretarte los huevos a ti –sentencio.<br />

El banquero alzó la vista hacia él. Sus ojos giraron impotentemente en las<br />

órbitas. Parecía una oveja que se había dejado llevar mansamente al matadero.<br />

–Cincuenta mil dólares –añadió–. Consíguelos.<br />

Salió del despacho, y cerró suavemente la puerta a sus espaldas. Gendron

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