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Descargar - Universidad Nacional de Río Cuarto

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Conocer para innovar e innovar para mejorar la enseñanza<br />

La navegación en pantalla a través <strong>de</strong> internet para “leer literatura” parece un<br />

<strong>de</strong>scubrimiento incitado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el proyecto, no ejercido anteriormente, <strong>de</strong>scubierto en<br />

su potencialidad –paradójicamente en el cyber- por remisión pedagógica. Asombra,<br />

pero -sobre todo- asusta a los estudiantes por la dimensión cuantitativa que pone al<br />

estudiante en situación comparativa, ya no <strong>de</strong> sus libros-objetos personales, leídos,<br />

materiales, <strong>de</strong> su propiedad, sino ante la distancia insalvable e inconmensurable <strong>de</strong> la<br />

“biblioteca universal”, <strong>de</strong>l “lector experto”, <strong>de</strong> los libros no leídos, por leer, que no<br />

podrá nunca leer, ni poseer, ni comprar, ni acumular, ni oler, ni tocar, ni marcar, ni<br />

mirar, ni acce<strong>de</strong>r…<br />

Por último, digamos que la biblioteca pública tradicional no aparece mencionada en los<br />

protocolos <strong>de</strong> lectura en pantalla, casi no existe. No ingresa en el análisis. Sí el<br />

querido monumento <strong>de</strong> papel, <strong>de</strong> tapas, <strong>de</strong> olores, fetiches, lecturas repasadas,<br />

recordadas, estudiadas, sencillamente; pero se nombran libros aislados, no<br />

bibliotecas; se nombran bibliotecas como palabras -también fetiches- pero no se hace<br />

mención <strong>de</strong> su uso ni <strong>de</strong> sus libros, porque sencillamente pareciera que casi no las<br />

hay ni los hay.<br />

b. ¿Cuál es nuestra constatación?<br />

La PALM “hace” lectores en el acto <strong>de</strong> lectura, los construye don<strong>de</strong> no los hay, en su<br />

inmediatez <strong>de</strong> apertura y acceso invita a la experiencia <strong>de</strong> lectura permanente. No se<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar, se lleva a todos lados, se consulta, se navega, se explora, se carga y<br />

<strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> nuevos documentos en un círculo <strong>de</strong> lecturas permanente. Se tiene, porta<br />

y se porta fácilmente; transporta miles <strong>de</strong> libros y se soporta con la misma sencillez<br />

que el libro. Y aunque modifica condiciones <strong>de</strong> lectura y operaciones cognitivas<br />

puestas en juego en el acto <strong>de</strong> leer, que son diferentes a las operaciones propias <strong>de</strong> la<br />

lectura analítica propia <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> estudio y análisis, crea enciclopedia, capital<br />

cultural más o menos apropiado, “oteado” en el horizonte histórico-cultural, reconocido<br />

en el mundo <strong>de</strong> referencias culturales canónicas en el mundo contemporáneo con el<br />

que se dialoga en la cultura, incita sueños <strong>de</strong> utopías lectoras (“acce<strong>de</strong>r a todo y po<strong>de</strong>r<br />

leerlo ya, aquí y ahora”) completa y satura <strong>de</strong> referencias discursivas –nunca obturaaún<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la navegación y el zaping <strong>de</strong> lecturas no obligadas. Organiza y posibilita<br />

“comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lectura”, en el <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Hèbrard (2000), porque:<br />

“…la lectura <strong>de</strong> la que se habla es una lectura que se comparte. Es necesario que<br />

las voces <strong>de</strong> la lectura asciendan y que haya alguien que las escuche. En las<br />

escuelas es necesario que se <strong>de</strong>scubran las nuevas modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la lectura y que<br />

los profesores, como en la película "Las alas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo", sean ángeles: tienen que<br />

ser capaces <strong>de</strong> que las voces <strong>de</strong> los alumnos suban para que puedan <strong>de</strong>scubrir que<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la lectura se constituyen cosas extrañas que, en nuestra jerga <strong>de</strong><br />

historiadores <strong>de</strong> la cultura, llamamos comunidad <strong>de</strong> interpretación.”<br />

Son los textos-libros-obras existentes y accesibles, ya aquí y ahora, trabajados-vistoshablados,<br />

los que invitan a ser leídos y como tal configuran lectores y mapas <strong>de</strong><br />

lecturas.<br />

- Esto se aplica tanto al tiempo libre y al ocio, cuanto a los contextos <strong>de</strong><br />

enseñanza y <strong>de</strong> aprendizaje.<br />

- En este último caso, precisamente, porque son textos-libros-obras llamados a<br />

llenar contextos, vacíos, anaqueles vacíos en la biblioteca <strong>de</strong>l capital cultural<br />

simbólico que configura a un lector.<br />

Y <strong>de</strong> aquí, las primeras preguntas inevitables que emergen <strong>de</strong>l proyecto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el contralor docente que piensa y asigna sentido a los protocolos <strong>de</strong>lectura:<br />

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