11.07.2015 Views

La ciencia, el desarrollo tecnol󧩣o y la innovaci󮠥n Quer굡ro ... - Concyteq

La ciencia, el desarrollo tecnol󧩣o y la innovaci󮠥n Quer굡ro ... - Concyteq

La ciencia, el desarrollo tecnol󧩣o y la innovaci󮠥n Quer굡ro ... - Concyteq

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>La</strong> <strong>ciencia</strong>, <strong>el</strong> <strong>desarrollo</strong> tecnológico y <strong>la</strong> innovación en Querétaro. Historia, realidad y proyeccionesNadie más grande; nadie más terrible; nadie más tirano. Conjunto extraño de bien y de mal. Su espíritu tiene algo de <strong>la</strong>sublime grandeza de Dios y de <strong>la</strong> d<strong>el</strong> réprobo Luzb<strong>el</strong>. En <strong>el</strong> reducido espacio de su cerebro surge <strong>la</strong> idea como <strong>la</strong> luzsurge d<strong>el</strong> caos a <strong>la</strong> voz d<strong>el</strong> Eterno. Vedle, él es <strong>el</strong> mendigo en Homero; amante en Petrarca; teólogo en Dante;conquistador en Ercil<strong>la</strong>; cortesano de <strong>la</strong> desgracia en Ausias March; soldado en Cervantes; mordaz en Quevedo;creyente en fray Luis de León; místico en Teresa de Jesús; tierno en Graci<strong>la</strong>zo; escéptico en Espronceda; suicida en<strong>La</strong>rra… En <strong>la</strong> gloriosa serie de poetas que han ilustrado <strong>la</strong> humanidad, ¡cuántas amarguras, cuántos dolores, cuántaslágrimas registra <strong>la</strong> historia! ¡Pobres poetas! Vosotros todo alma, todo fuego, todo inspiración, sintiendo arder envuestras altivas frentes <strong>la</strong> divina antorcha d<strong>el</strong> genio. Cruzáis por <strong>la</strong> tierra fija <strong>la</strong> mirada en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o; olvidando que <strong>la</strong>humanidad vive de <strong>la</strong> prosa, y que como dice muy bien Teodoro Guerrero, <strong>el</strong> casero, <strong>el</strong> almacenista de víveres y <strong>el</strong>sastre, no admiten mano redondil<strong>la</strong>s que <strong>la</strong>s pesetas, ni dan valor a otras letras que <strong>la</strong>s d<strong>el</strong> cambio. Pero <strong>la</strong> gloria esuna letra a <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo, cuando no escuchas veces protestada. Por eso dijo <strong>La</strong>rra que bueno era no contar con <strong>el</strong><strong>la</strong>, porsi <strong>el</strong><strong>la</strong> no contaba con nosotros. ¡Oh, Espronceda, Espronceda! Razón tenías al exc<strong>la</strong>mar en tu desesperación: ¡Ohpadres! ¡Oh tutores! ¡Oh maestros! Los que educáis <strong>la</strong> juventud sencil<strong>la</strong>, sigan senda mejor los hijos vuestros, donde <strong>la</strong>antorcha de <strong>la</strong>s <strong>ciencia</strong>s bril<strong>la</strong>. Tenderos ricos, abogados diestros. D<strong>el</strong> foro y de <strong>la</strong> Bolsa maravil<strong>la</strong>, pueden ser, y si nosean diputados graves, serios, rabiosos, moderados. 27¡Pobres poetas!, se lee en <strong>el</strong> artículo. Pero, ¿quién era realmente pobre, quien hab<strong>la</strong>ba de <strong>la</strong>pobreza o quien vivía en <strong>el</strong><strong>la</strong>? Sin embargo --como hemos apuntado-- no es que fuera una visiónperversa <strong>la</strong> que mostraba <strong>el</strong> poeta en su creación. No se puede escapar al momento histórico. Y sihabía escritores que se expresaban en contra d<strong>el</strong> sistema, había también quien lo defendía.Veamos ahora un poema en <strong>el</strong> que encontramos <strong>el</strong> concepto idealista d<strong>el</strong> trabajador. El autor esFederico de Samaniego, y está dedicado al señor don Luciano Frías y Soto. Se titu<strong>la</strong> Después de <strong>la</strong>brega.Terminó su <strong>la</strong>bor; <strong>el</strong> artesanoAlza al ci<strong>el</strong>o los ojos,Hace <strong>la</strong> cruz en <strong>la</strong> callosa manoY se postra de hinojos;Y murmura: ¡Señor, oye <strong>la</strong>s precesQue mi <strong>la</strong>bio te envía!Tú, cuyo nombre invoco tantas vecesDesde que nace <strong>el</strong> día,No permitas en mi alma se marchite<strong>La</strong> flor de <strong>la</strong> esperanza,Que hace que alegre <strong>el</strong> corazón palpitePuesta en Ti su confianza.Ni dejes a mi llegue <strong>el</strong> ponzoñosoHálito d<strong>el</strong> hastíoQue, sumergiendo al alma en <strong>el</strong> reposo,Quita al hambre su brío.Dame <strong>la</strong> acción constante que doquieraSiembra <strong>el</strong> fecundo grano,<strong>La</strong> que convierte <strong>el</strong> hierro en b<strong>la</strong>nda ceraY <strong>la</strong> montaña en l<strong>la</strong>nto.<strong>La</strong> que vence al dolor; <strong>la</strong> que por guía,Tiene <strong>la</strong> virtud santa,Y en medio de <strong>la</strong> lucha cada díaHimnos a Ti levanta.Haz que en mi encuentre cariñoso abrigoEl pensamiento honrado:¡Que vista los harapos d<strong>el</strong> mendigoAntes que ser malvado!Nunca en mi pecho su profunda hu<strong>el</strong><strong>la</strong>Deje <strong>el</strong> rencor insano;Que proteja a <strong>la</strong> tímida donc<strong>el</strong><strong>la</strong>,Y venere al anciano.Así, Señor, veré correr mi suerteFiado en tu clemencia,Y l<strong>la</strong>maré a <strong>la</strong>s puertas de <strong>la</strong> muerteCon luz en <strong>la</strong> con<strong>ciencia</strong>.Terminó <strong>la</strong> oración; se alza d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>oY en su dulce mirada<strong>La</strong> paz d<strong>el</strong> alma présaga d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>oSe mira retratada. 28<strong>La</strong> r<strong>el</strong>igión era un <strong>el</strong>emento importante para construir <strong>el</strong> concepto de trabajador: cumplir con <strong>el</strong>trabajo, para después dedicarse a <strong>la</strong> reflexión sobre Dios. Cumplir con lo que él encomienda,tener <strong>la</strong> con<strong>ciencia</strong> tranqui<strong>la</strong>, cumplir con <strong>la</strong> responsabilidad de ser un buen trabajador católico.27 Firmado por S. Aguirre. En <strong>La</strong> Sombra de Arteaga, noviembre 10 de 1898, pp. 305-306.28 <strong>La</strong> Pluma, agosto 11 de 1895.146

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!