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Inhalando y expeliendo humos. Una historia de la fábrica de cigarros de Querétarosiglo XVIII esta triada podía provocar graves desastres en las actividades económicas (en estecaso representó una baja sustantiva de trabajadores, principalmente de torcedores y mozos). 25Después de que terminó la corrida de toros la cantidad de trabajadores siguió bajando, llegando asu mínima expresión en el mes de octubre. También la epidemia comenzó a ceder, pero las queno se recuperaron rápidamente fueron las existencias de papel. 26Más con alzas que con bajas en cuanto a la contratación de trabajadores, la fábrica siguiófuncionando. Podemos suponer que la cuestión del permanente problema del desabasto papeleropara encigarrar de alguna manera pudo salvarse, pues en 1801 se contrataron 1,900 mujeres y1,100 hombres. En 1804 bajó un poco: 1,780 varones y 800 mujeres, y la cifra final con la quecontamos, en 1809, es de 2,574 mujeres y 1,132 hombres trabajando. 27En este recuento de operarios queremos subrayar la constante presencia femenina. Evidentementela combinación de varones y mujeres trabajando en el mismo espacio resultaba un tantoincómoda. Hipólito de Villarroel (1979) en su texto “Enfermedades políticas que padece lacapital de esta Nueva España”, 28 aduce que el hacinamiento, promiscuidad y relajamiento de lascostumbres se debían a la creación de las fábricas de cigarros y puros “donde se aceptan hombresy mujeres foráneos los cuales desamparan sus lugares de origen para vivir sin sujeción” (Benítez,1984: 98).Pero para la Renta del Tabaco la contratación de mujeres significaba todo lo contrario. Por unlado, se pretendía abatir el número de mujeres pobres con altas probabilidades de ejercer laprostitución. Inclusive en el Informe que hizo el Marqués de Sonora al Virrey Antonio Bucarelyy Ursúa señala que las mujeres pobres o viudas podrían “socorrer su necesidad y [se] libertan deinfinitos riesgos” (sic). Y por el lado menos socio-económico pero más provechoso para la Renta,era el hecho que las mujeres eran más delicadas y pacientes para hacer el encigarrado, puesextender el papel, tomar la cantidad precisa de tabaco, torcer y cerrar cada cigarrillo requiere demucha precisión y cuidado. Además, eran más dóciles, menos proclives a generar conflictos y,sobre todo, cuidaban el empleo.25 Las corridas de toros eran una fiesta popular muy significativa que congregaba a prácticamente toda la población en donde serealizaban. La otra situación que provocó la ausencia de trabajadores en 1797, no sólo en la fábrica de Querétaro sino en todaslas fábricas de la Nueva España, se relaciona con la tendencia cíclica del brote de viruela, dado que la inoculación no estabatotalmente probada y tampoco aceptada por la población. En esta ocasión las autoridades impusieron la cuarentena para evitarla propagación (Tank, 2005: 233).26 Dado que el Gobierno Virreinal no estaba dispuesto reducir las ganancias acostumbradas, y que la escasez de papelcontinuaba, en 1798 el virrey Miguel José de Azanza dispuso que las cigarreras queretanas se convirtieran en pureras. Estollama la atención porque no tenían una preparación previa como torcedoras de puros, como en el caso de las veracruzanas ocubanas, por ejemplo. Otra cuestión más: ha trascendido que para no detener la producción de cigarros se utilizaron cantidadesconsiderables de documentos oficiales para envolver el tabaco.27 AGI, “Ordenanzas sobre tabaco”, 2.264, cuaderno 10, 1804.28 Hipólito de Villarroel. Peninsular, funcionario de la administración, criticó severamente las condiciones del aparato de gobiernonovohispano y las condiciones de vida de la población.79